/ jueves 21 de diciembre de 2023

Las cuentas mochas 


“Un pueblo ignorante es un instrumento

ciego de su propia destrucción”.

Simón Bolívar (1783 – 1830)


Recientemente en ese marasmo cultivado entre la mediocridad y la inexistencia casi total de resultados del régimen actual que vislumbra su senil ocaso, infinidad de defensores de la 4ª T han señalado que son “únicamente” dos pendientes por resolver del presidente Obrador: la seguridad y la salud. En la primera; ante la ausencia de coordinación entre autoridades nada se puede hacer, sino seguir culpando al gobierno de Calderón. En cambio en la agenda de la salud, tajantemente se afirma que sí se va a resolver en estos últimos meses de gestión, muy a pesar de las reiteradas palabras del presidente donde el 1 de diciembre pasado se tendría un sistema de salud como Dinamarca o Noruega.

A nuestro juicio ninguno de los dos temas tendrá buen final al concluir este sexenio, donde la política de seguridad pública naufragó bajo la estrategia de “Abrazos y no balazos”, que evidenció dentro y fuera del país un absoluto fracaso. Según Oficina de Naciones Unidas Contra las Drogas y el Delito (UNODC) tenemos la séptima tasa de homicidios dentro de 210 países con 26.6 muertes por cada 100,000 hab., donde 9 de las 10 ciudades más peligrosas del mundo son mexicanas.

En el tema de la salud, sin argumentos técnicos respaldados por la Organización Mundial de la Salud ni tampoco por el Instituto Nacional de Salud Pública, estos ilusos defensores parecieran formar parte de un elenco estelar de una tragicomedia, donde la mentira y la sátira fueran el espectáculo central a ofrecer, bajo la trama imaginaria que muy pronto podrá alcanzarse para todo mexicano el gran anhelo de la salud universal de manera gratuita a la altura de Dinamarca o Noruega. Vaya falacia para tan grande engaño.

Seamos honestos, el costo del recurso humano, infraestructura médica, capacitación, educación a la salud, etc. en un universo de 127 millones de mexicanos, con una inversión del 4.4% del PIB, (muy por debajo de 6% recomendable por la OMS) no garantiza nada. Noruega invierte el 11.4% del PIB con cobertura universal, por lo que su diferencia es abismal; pero además con un PIB per cápita de $106 mil dls. de los noruegos comparado con México de $9,400 dls., agregando a esto, que nuestro país posee el segundo lugar mundial en obesidad; una caída presupuestal en salud del 14% en 2022, con 50.4 millones de mexicanos sin servicio médico; mas $7,400 dls. por habitante que destina Noruega contra $310 dls. en México, que se aplican por año a la salud. En síntesis tendremos necesariamente que invertir por año, 24 veces más de presupuesto actual en la salud por cada habitante en México.

Las palabras en pleno tercer milenio por parte del secretario de Salud, Jorge Alcocer, el pasado 14 de marzo, a decir, que serán incluidos sobadores, hueseros, hierberos y curanderos, por ser parte de la medicina tradicional indígena. Pero lo que no dice Alcocer es que 23 millones de mexicanos recurren a la medicina tradicional porque no tienen acceso a servicios institucionales de calidad ni dinero en el bolsillo para el Dr. Simi.

Por más que le busquemos, con la desaparición del Seguro Popular los mexicanos pobres tenían al menos un servicio elemental. Hoy estamos frente a una gran promesa incumplida que confiaron 30 millones de mexicanos y ante la amenaza de ver en hospitales públicos a curanderos, chamanes y médicos cubanos.



“Un pueblo ignorante es un instrumento

ciego de su propia destrucción”.

Simón Bolívar (1783 – 1830)


Recientemente en ese marasmo cultivado entre la mediocridad y la inexistencia casi total de resultados del régimen actual que vislumbra su senil ocaso, infinidad de defensores de la 4ª T han señalado que son “únicamente” dos pendientes por resolver del presidente Obrador: la seguridad y la salud. En la primera; ante la ausencia de coordinación entre autoridades nada se puede hacer, sino seguir culpando al gobierno de Calderón. En cambio en la agenda de la salud, tajantemente se afirma que sí se va a resolver en estos últimos meses de gestión, muy a pesar de las reiteradas palabras del presidente donde el 1 de diciembre pasado se tendría un sistema de salud como Dinamarca o Noruega.

A nuestro juicio ninguno de los dos temas tendrá buen final al concluir este sexenio, donde la política de seguridad pública naufragó bajo la estrategia de “Abrazos y no balazos”, que evidenció dentro y fuera del país un absoluto fracaso. Según Oficina de Naciones Unidas Contra las Drogas y el Delito (UNODC) tenemos la séptima tasa de homicidios dentro de 210 países con 26.6 muertes por cada 100,000 hab., donde 9 de las 10 ciudades más peligrosas del mundo son mexicanas.

En el tema de la salud, sin argumentos técnicos respaldados por la Organización Mundial de la Salud ni tampoco por el Instituto Nacional de Salud Pública, estos ilusos defensores parecieran formar parte de un elenco estelar de una tragicomedia, donde la mentira y la sátira fueran el espectáculo central a ofrecer, bajo la trama imaginaria que muy pronto podrá alcanzarse para todo mexicano el gran anhelo de la salud universal de manera gratuita a la altura de Dinamarca o Noruega. Vaya falacia para tan grande engaño.

Seamos honestos, el costo del recurso humano, infraestructura médica, capacitación, educación a la salud, etc. en un universo de 127 millones de mexicanos, con una inversión del 4.4% del PIB, (muy por debajo de 6% recomendable por la OMS) no garantiza nada. Noruega invierte el 11.4% del PIB con cobertura universal, por lo que su diferencia es abismal; pero además con un PIB per cápita de $106 mil dls. de los noruegos comparado con México de $9,400 dls., agregando a esto, que nuestro país posee el segundo lugar mundial en obesidad; una caída presupuestal en salud del 14% en 2022, con 50.4 millones de mexicanos sin servicio médico; mas $7,400 dls. por habitante que destina Noruega contra $310 dls. en México, que se aplican por año a la salud. En síntesis tendremos necesariamente que invertir por año, 24 veces más de presupuesto actual en la salud por cada habitante en México.

Las palabras en pleno tercer milenio por parte del secretario de Salud, Jorge Alcocer, el pasado 14 de marzo, a decir, que serán incluidos sobadores, hueseros, hierberos y curanderos, por ser parte de la medicina tradicional indígena. Pero lo que no dice Alcocer es que 23 millones de mexicanos recurren a la medicina tradicional porque no tienen acceso a servicios institucionales de calidad ni dinero en el bolsillo para el Dr. Simi.

Por más que le busquemos, con la desaparición del Seguro Popular los mexicanos pobres tenían al menos un servicio elemental. Hoy estamos frente a una gran promesa incumplida que confiaron 30 millones de mexicanos y ante la amenaza de ver en hospitales públicos a curanderos, chamanes y médicos cubanos.