/ jueves 14 de marzo de 2024

Dinamarca… El regalo prometido

“Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio”.

Proverbio Hindú


Por quinta ocasión desde 2018 los mexicanos hemos escuchado enfáticamente las palabras del presidente Obrador, donde pronto tendremos un servicio de salud “mejor” que el de Dinamarca, que dicho sea de paso los daneses tienen una esperanza de vida al nacer de 83 años a diferencia de los mexicanos de 71 años. Para ser más explícitos, de acuerdo con la revista CEOworld, un estudio realizado por la Commonwealth Fund, Noruega ofrece el mejor rendimiento de salud a nivel mundial, donde por supuesto Dinamarca destaca por su infraestructura hospitalaria, laboratorios, investigación, personal médico calificado que en términos reales cuentan con un salario 3.3 veces mayor que en México. Además, este país posee un sistema de educación poblacional de la salud creado desde 1961, donde el ejercicio físico, los bajos consumos de azúcar y sal han hecho de la salud un privilegio. Basta decir que en su capital: Copenhagen, el medio más común de transporte es la bicicleta, posteriormente el metro y finalmente el automóvil.

Con esta información de entrada los mexicanos estamos a -años luz- de poder lograr un estatus de vida similar a Dinamarca. Quienes piensen que la crítica al presidente Obrador no tiene fundamento, es recomendable entender que los países nórdicos invierten más de 3 veces el P.I.B. a la salud en comparación con México. Resulta entonces absurdo aventurar promesas que en menos de 8 meses se pueda edificar un gigantesco sistema de salud similar al danés con 6 millones de habitantes, que para 128 millones de mexicanos, de los cuales según CONEVAL 35.7 millones no cuentan con esa atención, 56 millones son mal atendidos por IMSS e ISSSTE y únicamente 3 millones son privados, el resto por SIMI o curanderos.

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) de 192 países respecto al gasto de la salud, México está en el ranking 103. Peor aún habiendo desmantelado el Seguro Popular que si bien era un modesto servicio para 54 millones de desamparados, en la actualidad tampoco existe un equivalente efectivo. En consecuencia con datos fehacientes de la misma Secretaría de Salud, se carece de un abasto adecuado de medicamentos, tampoco para los niños con cáncer ni cobertura total de vacunas a la población infantil. Ni que decir del manejo del Covid al ser el segundo peor país en el manejo según Bloomberg con 600 mil muertes.

Si nada de esta artimaña de gobierno es cierta, estaremos ante una gran mentira como la que en su momento replicaba el otro presidente López, por referirnos a López Portillo, con el descubrimiento de Cantarell, donde los mexicanos “no íbamos a saber” qué hacer con tanto dinero que nos tocaría por las utilidades del petróleo.

Lo más lamentable es el -adoctrinamiento- a toda esa población por debajo de la línea de la pobreza, que con los apoyos a programas sociales con recursos de los impuestos de todos los mexicanos son conducidos al indigno acarreo y -votar a ciegas- por el partido de Estado. En lo personal sin ser un experto en salud en mi reciente viaje a Copenhague al ver el nivel de vida de los daneses, su educación, vestimenta y hábitos de alimentación nuestra distancia como “pueblo” no tenemos comparación alguna. Detrás de esa monarquía constitucional subsiste una auténtica democracia que por desgracia en México estamos en peligro de perderla.


“Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio”.

Proverbio Hindú


Por quinta ocasión desde 2018 los mexicanos hemos escuchado enfáticamente las palabras del presidente Obrador, donde pronto tendremos un servicio de salud “mejor” que el de Dinamarca, que dicho sea de paso los daneses tienen una esperanza de vida al nacer de 83 años a diferencia de los mexicanos de 71 años. Para ser más explícitos, de acuerdo con la revista CEOworld, un estudio realizado por la Commonwealth Fund, Noruega ofrece el mejor rendimiento de salud a nivel mundial, donde por supuesto Dinamarca destaca por su infraestructura hospitalaria, laboratorios, investigación, personal médico calificado que en términos reales cuentan con un salario 3.3 veces mayor que en México. Además, este país posee un sistema de educación poblacional de la salud creado desde 1961, donde el ejercicio físico, los bajos consumos de azúcar y sal han hecho de la salud un privilegio. Basta decir que en su capital: Copenhagen, el medio más común de transporte es la bicicleta, posteriormente el metro y finalmente el automóvil.

Con esta información de entrada los mexicanos estamos a -años luz- de poder lograr un estatus de vida similar a Dinamarca. Quienes piensen que la crítica al presidente Obrador no tiene fundamento, es recomendable entender que los países nórdicos invierten más de 3 veces el P.I.B. a la salud en comparación con México. Resulta entonces absurdo aventurar promesas que en menos de 8 meses se pueda edificar un gigantesco sistema de salud similar al danés con 6 millones de habitantes, que para 128 millones de mexicanos, de los cuales según CONEVAL 35.7 millones no cuentan con esa atención, 56 millones son mal atendidos por IMSS e ISSSTE y únicamente 3 millones son privados, el resto por SIMI o curanderos.

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) de 192 países respecto al gasto de la salud, México está en el ranking 103. Peor aún habiendo desmantelado el Seguro Popular que si bien era un modesto servicio para 54 millones de desamparados, en la actualidad tampoco existe un equivalente efectivo. En consecuencia con datos fehacientes de la misma Secretaría de Salud, se carece de un abasto adecuado de medicamentos, tampoco para los niños con cáncer ni cobertura total de vacunas a la población infantil. Ni que decir del manejo del Covid al ser el segundo peor país en el manejo según Bloomberg con 600 mil muertes.

Si nada de esta artimaña de gobierno es cierta, estaremos ante una gran mentira como la que en su momento replicaba el otro presidente López, por referirnos a López Portillo, con el descubrimiento de Cantarell, donde los mexicanos “no íbamos a saber” qué hacer con tanto dinero que nos tocaría por las utilidades del petróleo.

Lo más lamentable es el -adoctrinamiento- a toda esa población por debajo de la línea de la pobreza, que con los apoyos a programas sociales con recursos de los impuestos de todos los mexicanos son conducidos al indigno acarreo y -votar a ciegas- por el partido de Estado. En lo personal sin ser un experto en salud en mi reciente viaje a Copenhague al ver el nivel de vida de los daneses, su educación, vestimenta y hábitos de alimentación nuestra distancia como “pueblo” no tenemos comparación alguna. Detrás de esa monarquía constitucional subsiste una auténtica democracia que por desgracia en México estamos en peligro de perderla.