/ martes 23 de enero de 2018

MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS: LA PENOSA VECINDAD

Incómoda, cuesta arriba y escabrosa, por decir lo menos, ha sido y sigue siendo la vecindad con los Estados Unidos. Tenía razón el poeta cuando aludía a la cercanía de México con la vecina nación y agregaba: “pero tan lejos de Dios”.

Al cabo de un año de presencia en la Casa Blanca, Donald Trump confirma aquel aserto. Estados Unidos es actualmente el imperio número 1 sobre la faz de la Tierra.

Y vivir, sobreviviendo, a la vera del poderoso imperio no ha sido nada fácil para nosotros, que nos consideramos una comunidad con historia y con tradiciones de respeto a la dignidad humana y a los principios, entendidos como fines últimos, de acato, predominantemente a la tolerancia, igualdad y la convivencia en paz y armonía.

El 2017 y lo que va del 2018 han sido de verdadera pesadilla no sólo para los “dreamers”, sino para todos nuestros connacionales que laboran y viven en aquel país. Ser tratados como indeseables es lo que reciben como respuesta allá nuestros paisanos, que por necesidad o por aspirar “al sueño americano”,

toman el suelo ajeno como si fuese propio.

Buen número hacen aquellos que han ido al frente de batalla y han sufrido en carne propia los efectos mortales de las contiendas. No obstante, el mandatario sucesor del presidente Obama ha llamado a México el origen y causa de la drogadicción, del flagelo del narcotráfico y por tanto, del crimen organizado.

Los denuestos han estado a la orden del día en estos difíciles 12 meses de la convivencia. Todo lo contrario a las óptimas relaciones entre las presidencias de Benito Juárez y Abraham Lincoln, hace más de siglo y medio, pues las presentes dejan mucho que desear.

Hoy en día se nos compara a los vecinos, cuya peligrosidad rebasa lo inimaginable: según los calificativos del presidente Trump, el armamentismo doméstico y la criminalidad que va de su mano, van desde México; el consumo de estupefacientes sería motivado por la oferta apetecible que va de aquí hacia allá; la migración hacia el interior del imperio sobrepasa lo tolerable.

En fin, la vecindad entre nuestro país y el suyo, es penosa y hasta afrentosa.

Desde nuestro punto de vista, la negociación con el actual mandatario ha sido sustituida por la amenaza; la convivencia jurídica por el acoso y el libre mercado por la mano férrea del totalitarismo.

Las bases del imperio están siendo socavadas. Y hay de imperios a imperios; el que priva ahora en la frontera norte se enfila hacia la franca dictadura, a los dogmas de la autocracia más feroz que se haya encumbrado al poder en aquel vasto territorio.

El francés Montaigne tenía razón al admitir en sus “Ensayos” que “la mayor parte de los disturbios en el mundo son cuestión de gramática”. De lenguaje o de expresiones ofensivas y denigrantes, diríamos.

http:federicoosorioaltúzar.blogspot.mx

 

 

 

Incómoda, cuesta arriba y escabrosa, por decir lo menos, ha sido y sigue siendo la vecindad con los Estados Unidos. Tenía razón el poeta cuando aludía a la cercanía de México con la vecina nación y agregaba: “pero tan lejos de Dios”.

Al cabo de un año de presencia en la Casa Blanca, Donald Trump confirma aquel aserto. Estados Unidos es actualmente el imperio número 1 sobre la faz de la Tierra.

Y vivir, sobreviviendo, a la vera del poderoso imperio no ha sido nada fácil para nosotros, que nos consideramos una comunidad con historia y con tradiciones de respeto a la dignidad humana y a los principios, entendidos como fines últimos, de acato, predominantemente a la tolerancia, igualdad y la convivencia en paz y armonía.

El 2017 y lo que va del 2018 han sido de verdadera pesadilla no sólo para los “dreamers”, sino para todos nuestros connacionales que laboran y viven en aquel país. Ser tratados como indeseables es lo que reciben como respuesta allá nuestros paisanos, que por necesidad o por aspirar “al sueño americano”,

toman el suelo ajeno como si fuese propio.

Buen número hacen aquellos que han ido al frente de batalla y han sufrido en carne propia los efectos mortales de las contiendas. No obstante, el mandatario sucesor del presidente Obama ha llamado a México el origen y causa de la drogadicción, del flagelo del narcotráfico y por tanto, del crimen organizado.

Los denuestos han estado a la orden del día en estos difíciles 12 meses de la convivencia. Todo lo contrario a las óptimas relaciones entre las presidencias de Benito Juárez y Abraham Lincoln, hace más de siglo y medio, pues las presentes dejan mucho que desear.

Hoy en día se nos compara a los vecinos, cuya peligrosidad rebasa lo inimaginable: según los calificativos del presidente Trump, el armamentismo doméstico y la criminalidad que va de su mano, van desde México; el consumo de estupefacientes sería motivado por la oferta apetecible que va de aquí hacia allá; la migración hacia el interior del imperio sobrepasa lo tolerable.

En fin, la vecindad entre nuestro país y el suyo, es penosa y hasta afrentosa.

Desde nuestro punto de vista, la negociación con el actual mandatario ha sido sustituida por la amenaza; la convivencia jurídica por el acoso y el libre mercado por la mano férrea del totalitarismo.

Las bases del imperio están siendo socavadas. Y hay de imperios a imperios; el que priva ahora en la frontera norte se enfila hacia la franca dictadura, a los dogmas de la autocracia más feroz que se haya encumbrado al poder en aquel vasto territorio.

El francés Montaigne tenía razón al admitir en sus “Ensayos” que “la mayor parte de los disturbios en el mundo son cuestión de gramática”. De lenguaje o de expresiones ofensivas y denigrantes, diríamos.

http:federicoosorioaltúzar.blogspot.mx