/ sábado 23 de septiembre de 2023

Migración, negocio mundial

Lo que estamos viviendo en el estado de Chihuahua, se ha venido exacerbando desde hace varios años, los mexicanos sabemos, y las remesas son la mejor prueba que podemos tener, que la migración a los Estados Unidos, es un mal necesario por decirlo de alguna forma para ambas partes, tanto para el migrante, como para el país receptor, puesto que no se entiende la economía de Estados Unidos sin la mano de los migrantes que trabajan y que hacen que muchas cosas puedan funcionar en ese lugar.

El problema es que el precio que estos humanos pagan en los últimos tiempos puede ser la vida, ya que esto ha dejado de ser solamente un riesgo por las condiciones climáticas a las que se enfrentan las personas que viajan desde el sur del continente, y se ha extendido hasta el punto de amenazar la vida de los migrantes, por diferentes causas, ya sea que se caigan del denominado tren la “bestia”, o que sean atrapados por la delincuencia organizada para ser obligados a trabajar en actividades ilícitas o ser secuestrados para exigirles cantidades millonarias a sus familiares a cambio de dejarlos libres para intentar alcanzar el sueño americano.

La situación que se vive en América, pareciera no tener ninguna solución, y por supuesto que tiene solución, el punto es que la migración significa mucho dinero para todas las estructuras de todos los países de los que salen y por donde pasan estas personas.

Los gobiernos de origen no tienen ninguna preocupación por mejorar las condiciones de vida para que sus ciudadanos se queden a vivir en la tierra en la que nacieron, Venezuela, Guatemala, Nicaragua, Cuba, México, y cuanto país se le ocurra mencionar, son fuente de expulsión de humanos que tratan de llegar hasta los Estados Unidos creyendo que los van a aceptar con los brazos abiertos, y que tendrán la oportunidad de lograr todo lo que no pudieron conseguir en sus lugares de origen, pero la realidad es que son muy pocos los que podrán quedarse en los Estados Unidos y lograr todo esto, la mayoría, habrá invertido dinero que no tuvo, y si lo procesaron bajo el título 8avo, estarán bajo advertencia de no volver a intentar cruzar ya que tendrán un castigo que puede implicar la cárcel en el vecino país.

El problema, a final de cuentas, es para los pobladores, las personas que se ven afectadas por las inmensidades de olas de humanos que llegan constantemente y que son inmanejables, ya que no hay lugar que alcance ni recursos suficientes para poder ofrecer condiciones de vida adecuadas para ellos.

En días pasados, el presidente Andrés Manuel López Obrador, mencionó que no le gusta ir a las reuniones de la ONU, que se celebran en septiembre, debido a que no soluciona nada, y puede que en ese punto tenga razón, pero su país, no está ajeno a las malas condiciones que se ofrecen a los humanos de los otros países expulsores, en México las condiciones de trabajo, de seguridad, de salud, de estudio, han disminuido notablemente bajo su administración, así que todavía queda mucho que trabajar en nuestra casa, antes de poder hablar de la de los vecinos.

¿Qué va a suceder? ¿Parará esta situación? Los republicanos, específicamente Donald Trump, ha comentado que si vuelve a ganar la presidencia de los Estados Unidos el año que entra, se traerá a soldados destacamentados en otras partes del mundo para enfrentar a los migrantes como una amenaza de seguridad.

Lo más seguro, es que seguirá habiendo dolor y muerte para estas personas, y que puede ser que la única solución sea que se decidan a quedarse en su territorio y enfrentar juntos los cambios que permitan que vuelvan a ser habitables los lugares donde nacieron, pero, esto ya es hablar de revoluciones, y no se ve fácil empezar alguna, los mandatarios están muy bien amarrados a sus sillas, amafiados con los delincuentes, y como lo vimos en Venezuela, o en Nicaragua, no hay oportunidad de hacer nada, sin esperar perder la vida muy pronto, aplastado por todo el poder del estado, que si puede matar a sus ciudadanos, pero que no puede brindarles un lugar digno para vivir y ver crecer a sus hijos. Así las cosas, ni hablar. AECH. Hasta la próxima ocasión. Gracias por leerme.

Lo que estamos viviendo en el estado de Chihuahua, se ha venido exacerbando desde hace varios años, los mexicanos sabemos, y las remesas son la mejor prueba que podemos tener, que la migración a los Estados Unidos, es un mal necesario por decirlo de alguna forma para ambas partes, tanto para el migrante, como para el país receptor, puesto que no se entiende la economía de Estados Unidos sin la mano de los migrantes que trabajan y que hacen que muchas cosas puedan funcionar en ese lugar.

El problema es que el precio que estos humanos pagan en los últimos tiempos puede ser la vida, ya que esto ha dejado de ser solamente un riesgo por las condiciones climáticas a las que se enfrentan las personas que viajan desde el sur del continente, y se ha extendido hasta el punto de amenazar la vida de los migrantes, por diferentes causas, ya sea que se caigan del denominado tren la “bestia”, o que sean atrapados por la delincuencia organizada para ser obligados a trabajar en actividades ilícitas o ser secuestrados para exigirles cantidades millonarias a sus familiares a cambio de dejarlos libres para intentar alcanzar el sueño americano.

La situación que se vive en América, pareciera no tener ninguna solución, y por supuesto que tiene solución, el punto es que la migración significa mucho dinero para todas las estructuras de todos los países de los que salen y por donde pasan estas personas.

Los gobiernos de origen no tienen ninguna preocupación por mejorar las condiciones de vida para que sus ciudadanos se queden a vivir en la tierra en la que nacieron, Venezuela, Guatemala, Nicaragua, Cuba, México, y cuanto país se le ocurra mencionar, son fuente de expulsión de humanos que tratan de llegar hasta los Estados Unidos creyendo que los van a aceptar con los brazos abiertos, y que tendrán la oportunidad de lograr todo lo que no pudieron conseguir en sus lugares de origen, pero la realidad es que son muy pocos los que podrán quedarse en los Estados Unidos y lograr todo esto, la mayoría, habrá invertido dinero que no tuvo, y si lo procesaron bajo el título 8avo, estarán bajo advertencia de no volver a intentar cruzar ya que tendrán un castigo que puede implicar la cárcel en el vecino país.

El problema, a final de cuentas, es para los pobladores, las personas que se ven afectadas por las inmensidades de olas de humanos que llegan constantemente y que son inmanejables, ya que no hay lugar que alcance ni recursos suficientes para poder ofrecer condiciones de vida adecuadas para ellos.

En días pasados, el presidente Andrés Manuel López Obrador, mencionó que no le gusta ir a las reuniones de la ONU, que se celebran en septiembre, debido a que no soluciona nada, y puede que en ese punto tenga razón, pero su país, no está ajeno a las malas condiciones que se ofrecen a los humanos de los otros países expulsores, en México las condiciones de trabajo, de seguridad, de salud, de estudio, han disminuido notablemente bajo su administración, así que todavía queda mucho que trabajar en nuestra casa, antes de poder hablar de la de los vecinos.

¿Qué va a suceder? ¿Parará esta situación? Los republicanos, específicamente Donald Trump, ha comentado que si vuelve a ganar la presidencia de los Estados Unidos el año que entra, se traerá a soldados destacamentados en otras partes del mundo para enfrentar a los migrantes como una amenaza de seguridad.

Lo más seguro, es que seguirá habiendo dolor y muerte para estas personas, y que puede ser que la única solución sea que se decidan a quedarse en su territorio y enfrentar juntos los cambios que permitan que vuelvan a ser habitables los lugares donde nacieron, pero, esto ya es hablar de revoluciones, y no se ve fácil empezar alguna, los mandatarios están muy bien amarrados a sus sillas, amafiados con los delincuentes, y como lo vimos en Venezuela, o en Nicaragua, no hay oportunidad de hacer nada, sin esperar perder la vida muy pronto, aplastado por todo el poder del estado, que si puede matar a sus ciudadanos, pero que no puede brindarles un lugar digno para vivir y ver crecer a sus hijos. Así las cosas, ni hablar. AECH. Hasta la próxima ocasión. Gracias por leerme.