/ martes 5 de marzo de 2024

Perfil humano | El genocidio en Gaza continúa pese al repudio mundial

La masacre cometida la semana pasada por las tropas israelitas en la Franja de Gaza confirma una vez más la intención de sus mandos militares de exterminar no sólo a los integrantes de Hamás sino a la mayoría de los palestinos.

Una multitud de habitantes rodeó a los camiones que llevaban alimentos a la diezmada y hambrienta población de esta región cuando los soldados israelitas les dispararon a mansalva ocasionando más de cien muertos y unos setecientos heridos.

La excusa poco creíble del gobierno judío fue que estas personas habían perecido debido a que fueron atropelladas o aplastadas al intentar tomar los artículos proporcionados por la ayuda humanitaria de varias naciones y la ONU.

Por su parte médicos palestinos que atendieron a las víctimas declararon que la mayoría de las muertes y heridas habían sido producto de balas.

Calificado ya como un genocidio la invasión de Israel a Gaza, debido a la incursión criminal de más de mil milicianos de Hamás en territorio judío, ha escalado al grado de que ya superó al cometido en Ucrania por las tropas rusas.

Recientemente el gobierno ucraniano declaró que en dos años han muerto poco más de 10 mil civiles y unos 30 mil soldados debido a los ataques rusos.

En cambio en Gaza de acuerdo a las autoridades palestinas en cinco meses ya han fallecido más de 30 mil civiles.

El secretario de defensa de los Estados Unidos informó que 25 mil de los palestinos victimados eran niños y mujeres.

Después de las masacres cometidas durante la segunda guerra mundial se concertó en 1949 el convenio de Ginebra que prohíbe los ataques a la población civil aunque sus países estén en guerra.

Una de las principales causas de tal acuerdo internacional fue el Holocausto, el exterminio criminal de seis millones de judíos realizado por los nazis.

Ahora al parecer se les ha olvidado a los herederos de aquellas víctimas que hoy habitan Israel pues ellos están cometiendo los mismos actos reprobables e inhumanos en contra de los palestinos.

Todo parece indicar que el cuestionado sionismo judío no solo ha regresado sino que es la guía directriz del actual gobierno israelita.

De poco o nada han servido las denuncias de algunos países como Sudáfrica pues el tribunal internacional de justicia, aunque consideró como verosímil la acusación de genocidio, no decidió que se llevara a cabo un alto al fuego en Gaza.

Tampoco la protesta de la mayoría de los países de la ONU logró que este organismo pudiera intervenir para que se llevara a cabo una tregua y pudieran auxiliar eficazmente a la población palestina.

Hacinados en unos cuantos kilómetros cuadrados al sur de Gaza más de un millón de personas no tienen acceso a los alimentos ni a los servicios médicos debido a que la mayoría de los hospitales han sido dañados o destruidos por las bombas israelitas.

La obstinación de Netanyahu por acabar con todos los integrantes de Hamás y de liberar a los 130 rehenes judíos que están en esta franja es un serio obstáculo para que los intermediarios logren un acuerdo para obtener una de tregua de pocas semanas.

Ahora bien, si no se le pone un alto a la injustificable y bárbara invasión israelita las víctimas palestinas aumentarán exponencialmente y de poco servirá condenar después a Netanyahu y sus cómplices como criminales de guerra.

Los líderes globales deben actuar ya para detener este genocidio y evitar que esta irracional conflagración bélica se extienda por Medio Oriente y el resto del mundo.


La masacre cometida la semana pasada por las tropas israelitas en la Franja de Gaza confirma una vez más la intención de sus mandos militares de exterminar no sólo a los integrantes de Hamás sino a la mayoría de los palestinos.

Una multitud de habitantes rodeó a los camiones que llevaban alimentos a la diezmada y hambrienta población de esta región cuando los soldados israelitas les dispararon a mansalva ocasionando más de cien muertos y unos setecientos heridos.

La excusa poco creíble del gobierno judío fue que estas personas habían perecido debido a que fueron atropelladas o aplastadas al intentar tomar los artículos proporcionados por la ayuda humanitaria de varias naciones y la ONU.

Por su parte médicos palestinos que atendieron a las víctimas declararon que la mayoría de las muertes y heridas habían sido producto de balas.

Calificado ya como un genocidio la invasión de Israel a Gaza, debido a la incursión criminal de más de mil milicianos de Hamás en territorio judío, ha escalado al grado de que ya superó al cometido en Ucrania por las tropas rusas.

Recientemente el gobierno ucraniano declaró que en dos años han muerto poco más de 10 mil civiles y unos 30 mil soldados debido a los ataques rusos.

En cambio en Gaza de acuerdo a las autoridades palestinas en cinco meses ya han fallecido más de 30 mil civiles.

El secretario de defensa de los Estados Unidos informó que 25 mil de los palestinos victimados eran niños y mujeres.

Después de las masacres cometidas durante la segunda guerra mundial se concertó en 1949 el convenio de Ginebra que prohíbe los ataques a la población civil aunque sus países estén en guerra.

Una de las principales causas de tal acuerdo internacional fue el Holocausto, el exterminio criminal de seis millones de judíos realizado por los nazis.

Ahora al parecer se les ha olvidado a los herederos de aquellas víctimas que hoy habitan Israel pues ellos están cometiendo los mismos actos reprobables e inhumanos en contra de los palestinos.

Todo parece indicar que el cuestionado sionismo judío no solo ha regresado sino que es la guía directriz del actual gobierno israelita.

De poco o nada han servido las denuncias de algunos países como Sudáfrica pues el tribunal internacional de justicia, aunque consideró como verosímil la acusación de genocidio, no decidió que se llevara a cabo un alto al fuego en Gaza.

Tampoco la protesta de la mayoría de los países de la ONU logró que este organismo pudiera intervenir para que se llevara a cabo una tregua y pudieran auxiliar eficazmente a la población palestina.

Hacinados en unos cuantos kilómetros cuadrados al sur de Gaza más de un millón de personas no tienen acceso a los alimentos ni a los servicios médicos debido a que la mayoría de los hospitales han sido dañados o destruidos por las bombas israelitas.

La obstinación de Netanyahu por acabar con todos los integrantes de Hamás y de liberar a los 130 rehenes judíos que están en esta franja es un serio obstáculo para que los intermediarios logren un acuerdo para obtener una de tregua de pocas semanas.

Ahora bien, si no se le pone un alto a la injustificable y bárbara invasión israelita las víctimas palestinas aumentarán exponencialmente y de poco servirá condenar después a Netanyahu y sus cómplices como criminales de guerra.

Los líderes globales deben actuar ya para detener este genocidio y evitar que esta irracional conflagración bélica se extienda por Medio Oriente y el resto del mundo.