/ martes 31 de octubre de 2023

Poder por el poder o poder para poder

¿Cómo es posible que una catástrofe, muerte y tragedia sean una herramienta política?

Hemos tenido en los últimos días, un sinfín de testimonios civiles, de afectados, de personas que vivieron el huracán nivel 5 personalmente, que estuvieron antes, durante y después del evento. Que pudieron ser testigos de la ignominia de las autoridades estatales de Guerrero, que minutos antes de la inauguración de la convención minera, fueron informados de la gravedad del tema, y en lugar de actuar, se escaparon, salieron a esconderse, a ponerse a salvo, dejando a los convencionistas, y a toda la población con potencial de afectación, sin una nota de alerta de la gravedad del asunto.

Fueron estos personajes, testigos del destrozo, del temor, de pensar que su vida era ya a límite, que tuvieron que enfrentar un ciclón de magnitudes no imaginadas. Seres que tenían información limitada, que a niveles federales ya eran conocidos, pero que permitieron que la tragedia atacara una población generosa, una ciudad que vive del turismo, cuyo futuro es tremendamente incierto, que cerca de las mejores fechas, estará desolado, destruido y sin esperanza.

Pero la clave, está en todos los momentos, no hay punto que se salve, no hay previsión, prevención de daños supremos, de pérdida de vidas. Y luego, de atención a damnificados, de rapiña, de usura, de abusos. Es aquí donde nos hemos enterado de historias, donde para comprar víveres la mañana posterior al ciclón, había que pagar por pagar, y me explico, había cobros en las tiendas de víveres, para poder pasar a la caja de pago, por entes no identificados, ya sea de autoridades o de grupos delincuenciales, que cobraban 500 pesos por poder pagar el agua y las galletas y lo que quisieras comprar en un Oxxo, en un Chedraui, o cualquier tienda.

Luego, ahora, la solidaridad típica de los ciudadanos no puede ser efectiva, las limitaciones del poder con intenciones políticas dan tintes de anarquía, de autoritarismo y terrorismo a ciudadanos voluntarios, de almas intencionadas a cuidar de seres queridos o al menos apreciados, con acciones arbitrarias, de fuerza de autoridad contra los que pretenden ayudar a otros ciudadanos. Cuando los cacos o abusadores roban salas, dejan tiendas de lujo vacías ante los ojos de las “autoridades”, donde la ley sigue sin ser la ley, sino sólo la prioridad y voluntad que salga de un palacio en la capital del país.

Donde las voluntades y buenas intenciones son sujetas a pasar a ser parte de programas institucionales, para parecer que los fondos desaparecidos, que los aparentes ahorros son ahora beneficios, sin embargo, son, de manera autoritaria, una muestra de miseria gubernamental, de abuso y manipulación que dan visos de lo que podría ser un desafortunado futuro.

Gente robada, ultrajada y despreciada por querer hacer algo por sus semejantes, de manera natural y sentida. Pero no, lo primordial, es poder por el poder mismo. No poder para poder hacer. Ser bajos, humilladores y permanecer en un altar de manera abrupta, donde la muerte de 27 o de 43 o de los que sean, son poca cosa, es suerte, es que un ser supremo nos protegió. ¿Por qué cuando uno de esos números es propio deja de ser pocas cosas? ¿Cómo podemos considerar algo “suerte” porque no nos ha tocado a propios sino a los que gobernamos?

Los gobiernos donde 1 pérdida es poco, es poco gobierno. Es pensar que siguen teniendo votos del resto, y así, se siguen sumando los más de alrededor de 165,000 por causas de violencia. Pero “son pocos, afortunadamente”. ¿De verdad no nos duele?, ¿No hay nada que hacer al respecto?

Es increíble que, en estos días, para poder ayudar a nuestros compatriotas de Guerrero, asegurar el arribo de la mercancía, de la manera planeada por la misma sociedad, hay que buscar un amparo. Algo que legalmente, permita llegue lo donado como pretendemos los donantes. Sin cuotas políticas, sin compromisos, que no sean más que el sentimiento de solidaridad de los mexicanos que tanto nos preocupamos unos por otros. La manipulación y el autoritarismo, abuso de autoridad y más que nada, la indolencia por intereses políticos de poder, son ahora los más evidentes, ojalá seamos capaces de reaccionar y poner un alto a tan abrupta disrupción de un país tan solidario, amoroso de los propios y extraños, que sabe ayudar en los momentos más críticos. ¡Que no acaben los papeles de baño en un tianguis!

Maestro en Administración de Negocios. Expresidente de Index Chihuahua


¿Cómo es posible que una catástrofe, muerte y tragedia sean una herramienta política?

Hemos tenido en los últimos días, un sinfín de testimonios civiles, de afectados, de personas que vivieron el huracán nivel 5 personalmente, que estuvieron antes, durante y después del evento. Que pudieron ser testigos de la ignominia de las autoridades estatales de Guerrero, que minutos antes de la inauguración de la convención minera, fueron informados de la gravedad del tema, y en lugar de actuar, se escaparon, salieron a esconderse, a ponerse a salvo, dejando a los convencionistas, y a toda la población con potencial de afectación, sin una nota de alerta de la gravedad del asunto.

Fueron estos personajes, testigos del destrozo, del temor, de pensar que su vida era ya a límite, que tuvieron que enfrentar un ciclón de magnitudes no imaginadas. Seres que tenían información limitada, que a niveles federales ya eran conocidos, pero que permitieron que la tragedia atacara una población generosa, una ciudad que vive del turismo, cuyo futuro es tremendamente incierto, que cerca de las mejores fechas, estará desolado, destruido y sin esperanza.

Pero la clave, está en todos los momentos, no hay punto que se salve, no hay previsión, prevención de daños supremos, de pérdida de vidas. Y luego, de atención a damnificados, de rapiña, de usura, de abusos. Es aquí donde nos hemos enterado de historias, donde para comprar víveres la mañana posterior al ciclón, había que pagar por pagar, y me explico, había cobros en las tiendas de víveres, para poder pasar a la caja de pago, por entes no identificados, ya sea de autoridades o de grupos delincuenciales, que cobraban 500 pesos por poder pagar el agua y las galletas y lo que quisieras comprar en un Oxxo, en un Chedraui, o cualquier tienda.

Luego, ahora, la solidaridad típica de los ciudadanos no puede ser efectiva, las limitaciones del poder con intenciones políticas dan tintes de anarquía, de autoritarismo y terrorismo a ciudadanos voluntarios, de almas intencionadas a cuidar de seres queridos o al menos apreciados, con acciones arbitrarias, de fuerza de autoridad contra los que pretenden ayudar a otros ciudadanos. Cuando los cacos o abusadores roban salas, dejan tiendas de lujo vacías ante los ojos de las “autoridades”, donde la ley sigue sin ser la ley, sino sólo la prioridad y voluntad que salga de un palacio en la capital del país.

Donde las voluntades y buenas intenciones son sujetas a pasar a ser parte de programas institucionales, para parecer que los fondos desaparecidos, que los aparentes ahorros son ahora beneficios, sin embargo, son, de manera autoritaria, una muestra de miseria gubernamental, de abuso y manipulación que dan visos de lo que podría ser un desafortunado futuro.

Gente robada, ultrajada y despreciada por querer hacer algo por sus semejantes, de manera natural y sentida. Pero no, lo primordial, es poder por el poder mismo. No poder para poder hacer. Ser bajos, humilladores y permanecer en un altar de manera abrupta, donde la muerte de 27 o de 43 o de los que sean, son poca cosa, es suerte, es que un ser supremo nos protegió. ¿Por qué cuando uno de esos números es propio deja de ser pocas cosas? ¿Cómo podemos considerar algo “suerte” porque no nos ha tocado a propios sino a los que gobernamos?

Los gobiernos donde 1 pérdida es poco, es poco gobierno. Es pensar que siguen teniendo votos del resto, y así, se siguen sumando los más de alrededor de 165,000 por causas de violencia. Pero “son pocos, afortunadamente”. ¿De verdad no nos duele?, ¿No hay nada que hacer al respecto?

Es increíble que, en estos días, para poder ayudar a nuestros compatriotas de Guerrero, asegurar el arribo de la mercancía, de la manera planeada por la misma sociedad, hay que buscar un amparo. Algo que legalmente, permita llegue lo donado como pretendemos los donantes. Sin cuotas políticas, sin compromisos, que no sean más que el sentimiento de solidaridad de los mexicanos que tanto nos preocupamos unos por otros. La manipulación y el autoritarismo, abuso de autoridad y más que nada, la indolencia por intereses políticos de poder, son ahora los más evidentes, ojalá seamos capaces de reaccionar y poner un alto a tan abrupta disrupción de un país tan solidario, amoroso de los propios y extraños, que sabe ayudar en los momentos más críticos. ¡Que no acaben los papeles de baño en un tianguis!

Maestro en Administración de Negocios. Expresidente de Index Chihuahua