/ jueves 23 de septiembre de 2021

Punto y aparte | El mes de la patria y mi encuentro con la gobernadora

Por: Alejandro Rueda Moreno

“Nunca hubo un momento de mayor necesidad de pensamiento independiente como hoy en día”

Cohen -

Mientras el distinguido se atreve a leer las presentes líneas, al noveno y patriótico mes del calendario le quedará una semana para estar entre nosotros y el nuevo Gobierno del Estado estará llegando a su primera quincena (apenas nos estamos acomodando, gobierno y sociedad). Por dos razones de peso no tuve la oportunidad de acudir a la toma de protesta de la nueva gobernadora, en primera porque no fui requerido y en segunda porque se realizó en Ciudad Juárez y pues uno tenía que trabajar a la mañana siguiente, sin embargo, un día antes al constitucional evento, su servidor, mi consorte y el par de chamacos que tengo como hijos y que siguen aferrados en crecer coincidimos con Maru Campos y su familia en un restaurante de esta ciudad capital; la maestra Claudia, tan propia como es, no se contuvo de decirle que se sentía orgullosa de que una mujer gobernara el estado; mis vástagos, dueños de una mudez insólita, sólo le sonrieron y la veían como sorprendidos (no sé por qué) y acá el de la pluma simple y sencillamente le externé mis mejores deseos para que su administración sea eficiente por el bien de todos; aquí estaremos al pendiente de ello. Ande pues.

Regresemos al mes de la patria; todavía se dejan ver los colores verde, blanco y rojo de la bandera nacional en algunas casas de la ciudad. La celebración patria de este año por obvias razones fue diferente y aunque la mezcla de sentimientos nos hizo actuar con responsabilidad (no a todos), la necesidad de vernos, de estar unidos y sobre todo de gritar nos permitieron, nuevamente, sentirnos orgullosos de ser mexicanos con todo y la reciente normalidad.

El nuevo escenario mundial, golpeado por una pandemia de origen asiático, ha trastocado a muchos que han caído en el aburrimiento, en el fastidio; algunos han llegado a conformarse con respirar sin saber vivir, ciertas ilusiones del ser humano han puesto pausa en el camino y otras se han desvanecido con la esperanza de que todo vuelva a ser como era antes, pero la realidad, esa que ha puesto en evidencia la fragilidad de las personas, nos lleva a cavilar que esta situación sanitaria va para más tiempo y tenemos que aprender a convivir con ella.

La independencia que nos recuerda el mes de septiembre hoy en día va más allá de un dominio extranjero de nuestro pasado, hoy tenemos que independizarnos de tolerar malos gobiernos, de las peligrosas redes sociales, de la avaricia descontrolada de terceros, del miedo al qué dirán, de los pesimistas que en nada abonan, de esas voces reprimidas y de las que gritan en medio del desierto, de los nudos que atan nuestra felicidad.

Todos queremos y debemos gritar que viva México, pero no sólo en este mes, el país nos requiere unidos hoy más que nunca. Exijamos, gritemos, recemos, hagamos lo que creamos conveniente, pero siempre desarrollando nuestro rol como integrantes de una sociedad ordenada, haciendo lo que nos corresponda como padre de familia, hijo, hermano, maestro, jefe, empleado, vecino o amigo; sólo así lograremos que la angustia y que esta crisis en la que nos encontramos vaya disipándose.

Y sí, ¡que viva México!, faltaba más.


Presidente de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua.


aruedam@hotmail.com

Por: Alejandro Rueda Moreno

“Nunca hubo un momento de mayor necesidad de pensamiento independiente como hoy en día”

Cohen -

Mientras el distinguido se atreve a leer las presentes líneas, al noveno y patriótico mes del calendario le quedará una semana para estar entre nosotros y el nuevo Gobierno del Estado estará llegando a su primera quincena (apenas nos estamos acomodando, gobierno y sociedad). Por dos razones de peso no tuve la oportunidad de acudir a la toma de protesta de la nueva gobernadora, en primera porque no fui requerido y en segunda porque se realizó en Ciudad Juárez y pues uno tenía que trabajar a la mañana siguiente, sin embargo, un día antes al constitucional evento, su servidor, mi consorte y el par de chamacos que tengo como hijos y que siguen aferrados en crecer coincidimos con Maru Campos y su familia en un restaurante de esta ciudad capital; la maestra Claudia, tan propia como es, no se contuvo de decirle que se sentía orgullosa de que una mujer gobernara el estado; mis vástagos, dueños de una mudez insólita, sólo le sonrieron y la veían como sorprendidos (no sé por qué) y acá el de la pluma simple y sencillamente le externé mis mejores deseos para que su administración sea eficiente por el bien de todos; aquí estaremos al pendiente de ello. Ande pues.

Regresemos al mes de la patria; todavía se dejan ver los colores verde, blanco y rojo de la bandera nacional en algunas casas de la ciudad. La celebración patria de este año por obvias razones fue diferente y aunque la mezcla de sentimientos nos hizo actuar con responsabilidad (no a todos), la necesidad de vernos, de estar unidos y sobre todo de gritar nos permitieron, nuevamente, sentirnos orgullosos de ser mexicanos con todo y la reciente normalidad.

El nuevo escenario mundial, golpeado por una pandemia de origen asiático, ha trastocado a muchos que han caído en el aburrimiento, en el fastidio; algunos han llegado a conformarse con respirar sin saber vivir, ciertas ilusiones del ser humano han puesto pausa en el camino y otras se han desvanecido con la esperanza de que todo vuelva a ser como era antes, pero la realidad, esa que ha puesto en evidencia la fragilidad de las personas, nos lleva a cavilar que esta situación sanitaria va para más tiempo y tenemos que aprender a convivir con ella.

La independencia que nos recuerda el mes de septiembre hoy en día va más allá de un dominio extranjero de nuestro pasado, hoy tenemos que independizarnos de tolerar malos gobiernos, de las peligrosas redes sociales, de la avaricia descontrolada de terceros, del miedo al qué dirán, de los pesimistas que en nada abonan, de esas voces reprimidas y de las que gritan en medio del desierto, de los nudos que atan nuestra felicidad.

Todos queremos y debemos gritar que viva México, pero no sólo en este mes, el país nos requiere unidos hoy más que nunca. Exijamos, gritemos, recemos, hagamos lo que creamos conveniente, pero siempre desarrollando nuestro rol como integrantes de una sociedad ordenada, haciendo lo que nos corresponda como padre de familia, hijo, hermano, maestro, jefe, empleado, vecino o amigo; sólo así lograremos que la angustia y que esta crisis en la que nos encontramos vaya disipándose.

Y sí, ¡que viva México!, faltaba más.


Presidente de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua.


aruedam@hotmail.com