/ jueves 25 de marzo de 2021

Punto y aparte | Mujer

“Sin la mujer, la vida es pura prosa”

  • Rubén Darío -

En nuestra maravillosa época de niñez la escuela primaria representó una base sólida para construir un porvenir; lo que más disfrutábamos los escuincles escolapios era, sin lugar a dudas, la hora del recreo, apenas sonaba el timbre y ya estábamos en el patio jugando a la trae, los encantados, el chinchilagua o a la cascarita de futbol, todo era alegría, no faltaban los enojos de algún compañero que se molestaba por insignificancias pero todo se arreglaba rápidamente (casi siempre), cuando el afectado no toleraba lo sucedido se le pintaba la cara de rojo y estando a punto de soltar la lágrima, el bullying de aquellas épocas consistía en decirle “quiere llorar, quiere llorar”, para que de manera inmediata se alivianara o de plano salía corriendo hacia otro lado.

El llorar lo relacionábamos con una acción que sólo las niñas hacían, “pareces niñita”, eran las crueles palabras que calaban en lo más profundo de aquel infante corazón que indirectamente automatizaba su mente de forma equivocada, pero éramos niños, esto no se comprendería hasta después (aunque en la actualidad hay quienes nunca agarraron la onda; machos, les dicen).

Hace días se conmemoró el Día Internacional de la Mujer y es triste darse cuenta de que la sociedad (y ni se diga el actual gobierno) cierra los ojos a las necesidades y a los derechos que por razones de equidad y justicia las damas tienen. La descarada y vergonzante acción de mandar instalar una malla rodeando al Palacio Nacional de la Ciudad de México previo a la marcha de mujeres con el absurdo pretexto de que lo hacían para proteger a los manifestantes y a los monumentos del país es una muestra que lleva a la indignación, de que el gobierno que se mal nombra de la cuarta transformación simple y sencillamente es indiferente a las voces femeninas, para el Ejecutivo los problemas de ellas no importan (se aventó a decir que las mujeres manifestantes estaban manipuladas); y ante todo esto nos preguntamos: ¿Qué pasa con las mujeres que forman parte del gabinete presidencial?, ¿no tienen nada que decir?, ¿están a gusto?, ¿y su solidaridad?, ¿es más importante el sueldo que la dignidad? Qué bien llevan el camino hacia una transformación ¡eh! Y no se trata de comparar gobiernos anteriores, se trata de lo que está sucediendo hoy.

Nunca será tarde para reconocer desde donde nos encontremos a la abuela, la madre, la esposa, la hija, la hermana, la tía, la prima, la madrina, la amiga, la vecina, la maestra, la vendedora, la directiva, la empleada, la escritora, la lectora, la profesionista, la analfabeta, la que da, la que exige, la que calla, la que ríe, la que llora, la que sufre, la que abraza, la que canta, la que baila, la que consiente, la que castiga, la que acude, la que espera, la que ama y la que con una simple mirada nos puede enviar a lo más sublime de nuestra existencia.

A las mujeres con quienes he compartido amor, amistad y cariño les digo: Siempre han sido más, mucho más que nosotros, los hombres, aunque a algunos, les cueste trabajo aceptarlo. Ande pues.

Secretario de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua.

“Sin la mujer, la vida es pura prosa”

  • Rubén Darío -

En nuestra maravillosa época de niñez la escuela primaria representó una base sólida para construir un porvenir; lo que más disfrutábamos los escuincles escolapios era, sin lugar a dudas, la hora del recreo, apenas sonaba el timbre y ya estábamos en el patio jugando a la trae, los encantados, el chinchilagua o a la cascarita de futbol, todo era alegría, no faltaban los enojos de algún compañero que se molestaba por insignificancias pero todo se arreglaba rápidamente (casi siempre), cuando el afectado no toleraba lo sucedido se le pintaba la cara de rojo y estando a punto de soltar la lágrima, el bullying de aquellas épocas consistía en decirle “quiere llorar, quiere llorar”, para que de manera inmediata se alivianara o de plano salía corriendo hacia otro lado.

El llorar lo relacionábamos con una acción que sólo las niñas hacían, “pareces niñita”, eran las crueles palabras que calaban en lo más profundo de aquel infante corazón que indirectamente automatizaba su mente de forma equivocada, pero éramos niños, esto no se comprendería hasta después (aunque en la actualidad hay quienes nunca agarraron la onda; machos, les dicen).

Hace días se conmemoró el Día Internacional de la Mujer y es triste darse cuenta de que la sociedad (y ni se diga el actual gobierno) cierra los ojos a las necesidades y a los derechos que por razones de equidad y justicia las damas tienen. La descarada y vergonzante acción de mandar instalar una malla rodeando al Palacio Nacional de la Ciudad de México previo a la marcha de mujeres con el absurdo pretexto de que lo hacían para proteger a los manifestantes y a los monumentos del país es una muestra que lleva a la indignación, de que el gobierno que se mal nombra de la cuarta transformación simple y sencillamente es indiferente a las voces femeninas, para el Ejecutivo los problemas de ellas no importan (se aventó a decir que las mujeres manifestantes estaban manipuladas); y ante todo esto nos preguntamos: ¿Qué pasa con las mujeres que forman parte del gabinete presidencial?, ¿no tienen nada que decir?, ¿están a gusto?, ¿y su solidaridad?, ¿es más importante el sueldo que la dignidad? Qué bien llevan el camino hacia una transformación ¡eh! Y no se trata de comparar gobiernos anteriores, se trata de lo que está sucediendo hoy.

Nunca será tarde para reconocer desde donde nos encontremos a la abuela, la madre, la esposa, la hija, la hermana, la tía, la prima, la madrina, la amiga, la vecina, la maestra, la vendedora, la directiva, la empleada, la escritora, la lectora, la profesionista, la analfabeta, la que da, la que exige, la que calla, la que ríe, la que llora, la que sufre, la que abraza, la que canta, la que baila, la que consiente, la que castiga, la que acude, la que espera, la que ama y la que con una simple mirada nos puede enviar a lo más sublime de nuestra existencia.

A las mujeres con quienes he compartido amor, amistad y cariño les digo: Siempre han sido más, mucho más que nosotros, los hombres, aunque a algunos, les cueste trabajo aceptarlo. Ande pues.

Secretario de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua.