/ martes 14 de noviembre de 2023

A reflexionar | Acapulco, tus moradores sufren

“Quien huye de las obligaciones sociales, es un desertor”. Marco Aurelio

El ciudadano elige en los regímenes que aspiran a la democracia, a las personas que habrán de organizar el gobierno, a través del voto, en un proceso, impoluto, prístino, honesto y sujeto a las leyes especializadas en la materia. Los ciudadanos electos protestan cumplir y hacer cumplir los preceptos que están inscritos en la Constitución y, procurar en todo tiempo la paz y el bienestar de la sociedad, sin excepciones. El alejamiento de estos principios por los gobernantes, los convierte en enemigos del pueblo y lo sujetan a sus ocurrencias y a su grotesco poder, es decir, en un violento dictador, que su palabra es ley.

La reflexión nos encamina a las desgracias que se producen cuando la naturaleza se manifiesta con toda su magnitud y su fuerza destructora. La historia nos comunica de las desgracias que se han producido. México, nuestra querida patria, explota en sus volcanes, los huracanes, que con sus fuertes vientos y lluvias torrenciales, destruye y mata a compatriotas de todas las edades, sus moradas y los servicios básicos. Las sequías, las epidemias, acaban de azotar a una nación que requiere la atención de las obligaciones de la sociedad en su conjunto. El gobierno dictatorial abandona al pueblo que sufre, que reclama justicia social. El centro turístico de Acapulco, de los más importantes del mundo, sufre el duelo de sus difuntos y de sus damnificados, sobre todo los de la clase trabajadora. Artesanos, comerciantes, meseros, personal de intendencia de hoteles, oficinas, escuelas, pequeños comerciantes, albañiles, jardineros y tantos más, que repito sufren, por sus cabañas, casitas, muebles, ropa, enseres de todo tipo, eso sin contar con la destrucción de sus centros de trabajo. Los gobiernos “de antes” atendían de inmediato a las víctimas de los meteoros, incluso, se enviaron a otros países apoyo federal, recordemos: EU (Nueva Orléans), Haití, Turquía. Nuestro Ejército, la Fuerza Aérea y brigadas médicas, y rescatistas. Los huracanes se detectan con tiempo y su monitoreo es constante, para conocer la ruta que va tomando. Se debe avisar con tiempo a los habitantes del desarrollo del fenómeno, para que los daños atemperen a las regiones que serían afectadas.

Pero el desgobierno de la dictadura, no tomó las medidas pertinentes en el caso de Otis, y cuando el elevado nivel de destrucción, forzó improvisar un operativo, se confundió a la doliente población y hubo casos en que obligaron a elementos de nuestras fuerzas armadas, a transportar y distribuir: huevos. La semana pasada, el dictador dio a conocer decretos que suspendían el operativo de apoyo federal a los moradores de Acapulco, y los recursos, todos para avanzar en la construcción del “Tren Maya”. ¡Muy bien muchachito! Mientras los compatriotas de la zona del desastre… que sufran. Para los pobres, más desamparo, más dolor y más circo, perdón, más mañaneras.


“Quien huye de las obligaciones sociales, es un desertor”. Marco Aurelio

El ciudadano elige en los regímenes que aspiran a la democracia, a las personas que habrán de organizar el gobierno, a través del voto, en un proceso, impoluto, prístino, honesto y sujeto a las leyes especializadas en la materia. Los ciudadanos electos protestan cumplir y hacer cumplir los preceptos que están inscritos en la Constitución y, procurar en todo tiempo la paz y el bienestar de la sociedad, sin excepciones. El alejamiento de estos principios por los gobernantes, los convierte en enemigos del pueblo y lo sujetan a sus ocurrencias y a su grotesco poder, es decir, en un violento dictador, que su palabra es ley.

La reflexión nos encamina a las desgracias que se producen cuando la naturaleza se manifiesta con toda su magnitud y su fuerza destructora. La historia nos comunica de las desgracias que se han producido. México, nuestra querida patria, explota en sus volcanes, los huracanes, que con sus fuertes vientos y lluvias torrenciales, destruye y mata a compatriotas de todas las edades, sus moradas y los servicios básicos. Las sequías, las epidemias, acaban de azotar a una nación que requiere la atención de las obligaciones de la sociedad en su conjunto. El gobierno dictatorial abandona al pueblo que sufre, que reclama justicia social. El centro turístico de Acapulco, de los más importantes del mundo, sufre el duelo de sus difuntos y de sus damnificados, sobre todo los de la clase trabajadora. Artesanos, comerciantes, meseros, personal de intendencia de hoteles, oficinas, escuelas, pequeños comerciantes, albañiles, jardineros y tantos más, que repito sufren, por sus cabañas, casitas, muebles, ropa, enseres de todo tipo, eso sin contar con la destrucción de sus centros de trabajo. Los gobiernos “de antes” atendían de inmediato a las víctimas de los meteoros, incluso, se enviaron a otros países apoyo federal, recordemos: EU (Nueva Orléans), Haití, Turquía. Nuestro Ejército, la Fuerza Aérea y brigadas médicas, y rescatistas. Los huracanes se detectan con tiempo y su monitoreo es constante, para conocer la ruta que va tomando. Se debe avisar con tiempo a los habitantes del desarrollo del fenómeno, para que los daños atemperen a las regiones que serían afectadas.

Pero el desgobierno de la dictadura, no tomó las medidas pertinentes en el caso de Otis, y cuando el elevado nivel de destrucción, forzó improvisar un operativo, se confundió a la doliente población y hubo casos en que obligaron a elementos de nuestras fuerzas armadas, a transportar y distribuir: huevos. La semana pasada, el dictador dio a conocer decretos que suspendían el operativo de apoyo federal a los moradores de Acapulco, y los recursos, todos para avanzar en la construcción del “Tren Maya”. ¡Muy bien muchachito! Mientras los compatriotas de la zona del desastre… que sufran. Para los pobres, más desamparo, más dolor y más circo, perdón, más mañaneras.