/ martes 2 de febrero de 2021

A reflexionar | El PRI resurge

“El que vive de esperanzas muere de sentimiento”: Franklin Sergio Armendáriz Royval

“Nadie puede destruir lo que no creó”, este principio dialéctico, como todo el método, es objetivo y preciso. Muy útil a la higiene interior del PRI, ha resultado la sacudida de la derrota, propiciada por personas que se decían amantes del partido, y por quienes lo secuestraron, apoderándose de sus entrañas y fabricando lacayos de ellas. El mercado de las candidaturas fue un factor del ominoso intento de destrucción del instituto político: “me das la candidatura o me voy a otro partido”, ésa fue la máxima utilizada por los ambiciosos líderes del partido. Los esperanzados no son más que indignos desertores de la democracia y de la justicia social que preconiza el PRI. Ahora se cobijan (temporalmente) en la esperanza y en la ignominia de solicitar teta en otros partidos, sin importar su signo ideológico, sus principios y su militancia.

Son de admirarse los miembros del PRI que mantienen su frente en alto, frente a la mejor manifestación ideológica y política de la filosofía que contienen los documentos básicos del PRI, en su declaración de principios y en sus documentos básicos. Los que se fueron a la esperanza, fueron seres mediocres y fútiles, que medraron de un partido fuerte, creador de una de las naciones más respetables del orbe. Reflexionemos, ya no en los esperanzados, sino en quienes mantienen su virtud y su convicción partidaria, que levantan las banderas del verdadero priismo que sobrevive y resurge de los embates falaces y groseros de la oposición, que ha osado endosar al PRI todos los males que nuestra amada nación ha padecido. No con esperanzas, ni con la mitomanía de la reacción panista, México progresará, millones de mexicanos que forjaron sus vidas en los regímenes de la Revolución habrán de quebrantar la quimera de quienes pregonan esperanzas y dan limosnas a los necesitados.

Tenemos en Graciela Ortiz a una dama ecuánime, leal y, sobre todo, honesta, que no ve al PRI como el trampolín para saltar a la alberca de la mediocridad. Con un PRI que lleva en sus venas la filosofía de la Revolución Mexicana, se vencerá a quienes osan abofetear a los chihuahuenses con sus burlas (como el guasón), o a quienes se presentan como la divina providencia, sin haber realizado obras y servicios que nuestra capital necesita con urgencia: seguridad, higiene, obras de urbanización, atención a mujeres y niños en su situación vulnerable. Graciela, el mayor deseo es que no vaya usted a dejar al PRI que resurge como el Ave Fénix, de sus cenizas y que rescate la honorable dignidad del priismo chihuahuense. No alianzas con partidos oportunistas. Continúe con la ortodoxia revolucionaria: ¡usted triunfará!

“El que vive de esperanzas muere de sentimiento”: Franklin Sergio Armendáriz Royval

“Nadie puede destruir lo que no creó”, este principio dialéctico, como todo el método, es objetivo y preciso. Muy útil a la higiene interior del PRI, ha resultado la sacudida de la derrota, propiciada por personas que se decían amantes del partido, y por quienes lo secuestraron, apoderándose de sus entrañas y fabricando lacayos de ellas. El mercado de las candidaturas fue un factor del ominoso intento de destrucción del instituto político: “me das la candidatura o me voy a otro partido”, ésa fue la máxima utilizada por los ambiciosos líderes del partido. Los esperanzados no son más que indignos desertores de la democracia y de la justicia social que preconiza el PRI. Ahora se cobijan (temporalmente) en la esperanza y en la ignominia de solicitar teta en otros partidos, sin importar su signo ideológico, sus principios y su militancia.

Son de admirarse los miembros del PRI que mantienen su frente en alto, frente a la mejor manifestación ideológica y política de la filosofía que contienen los documentos básicos del PRI, en su declaración de principios y en sus documentos básicos. Los que se fueron a la esperanza, fueron seres mediocres y fútiles, que medraron de un partido fuerte, creador de una de las naciones más respetables del orbe. Reflexionemos, ya no en los esperanzados, sino en quienes mantienen su virtud y su convicción partidaria, que levantan las banderas del verdadero priismo que sobrevive y resurge de los embates falaces y groseros de la oposición, que ha osado endosar al PRI todos los males que nuestra amada nación ha padecido. No con esperanzas, ni con la mitomanía de la reacción panista, México progresará, millones de mexicanos que forjaron sus vidas en los regímenes de la Revolución habrán de quebrantar la quimera de quienes pregonan esperanzas y dan limosnas a los necesitados.

Tenemos en Graciela Ortiz a una dama ecuánime, leal y, sobre todo, honesta, que no ve al PRI como el trampolín para saltar a la alberca de la mediocridad. Con un PRI que lleva en sus venas la filosofía de la Revolución Mexicana, se vencerá a quienes osan abofetear a los chihuahuenses con sus burlas (como el guasón), o a quienes se presentan como la divina providencia, sin haber realizado obras y servicios que nuestra capital necesita con urgencia: seguridad, higiene, obras de urbanización, atención a mujeres y niños en su situación vulnerable. Graciela, el mayor deseo es que no vaya usted a dejar al PRI que resurge como el Ave Fénix, de sus cenizas y que rescate la honorable dignidad del priismo chihuahuense. No alianzas con partidos oportunistas. Continúe con la ortodoxia revolucionaria: ¡usted triunfará!