/ martes 8 de febrero de 2022

A reflexionar | Febrero, mes de la nacionalidad

“Mostrar el rigor procedimental y la exigencia lógica que deben respaldar todo conocimiento que sea digno de ser llamado científico”: G. Sartori

Es indispensable que todo educando penetre a dos elementos sustantivos en la formación de su personalidad: Que los conocimientos que reciban sean eminentemente científicos, es decir, verdaderos, basados en la praxis de la existencia humana, y que aprendan a discriminar lo concerniente a la nacionalidad a la que pertenecen. Para que se desarrollen los conocimientos, los preceptores deben ser personas íntegras, es decir, ser congruentes con lo que piensan, con lo que dicen y con lo que hacen. De no ser así, se estarán forjando seres ignorantes, supersticiosos, mediocres, enajenados y fácilmente sometidos a la demagogia y a la miseria intelectual. En ensayos anteriores hemos reflexionado al respecto y hemos concluido que la carga lógica y dialéctica, debe ser objetiva, veraz y resistente del rigor de la ciencia. Por ello, la educación debe tener tan importante requisito.

¿En dónde vivimos? ¿Cómo vivimos? ¿Cuáles son nuestras relaciones? ¿Cómo se ordenan esas relaciones? ¿De dónde provienen todos los satisfactores de nuestras necesidades? ¿Somos libres totalmente? ¿Cada quién hace lo que quiere? Estas y muchas cuestiones debemos responder como ciudadanos con una personalidad desarrollada. Somos una nación de instituciones que a través de la historia nos hemos dado. La sociedad mexicana no es una isla en medio del océano, tenemos relaciones con casi todos los países de nuestro planeta, interactuamos con ellos de diversas maneras: en economía, en política, en cultura, en tecnología, vamos en todo y, claro, sujetos a normas que aceptamos en nuestras relaciones internacionales.

Aspiramos a tener un Estado democrático, que respete y haga respetar la ley, que los ciudadanos tengamos la plena y absoluta seguridad de que seremos un imperio de justicia. Que no se impongan caprichos, o que se vulneren los derechos ciudadanos y humanos. Aspiramos al valor de la paz social, ya no más terror aupado por los gobiernos, también exigimos la justicia social, no el bienestar limosnero, eso “no es democracia”, es autoritarismo dictatorial. Los mexicanos queremos trabajar para producir nuestros satisfactores, para poseer el poder adquisitivo y comprarlos. Recordemos que la libertad sin restricciones no existe, al contrario, la libertad está unida invariablemente a la necesidad, y la mayor necesidad es el conocimiento. Entre más sabe el ser humano, más libre es.

En este mes de febrero conmemoramos la Carta Magna, el Día del Ejército, el asesinato de Vicente Guerrero Saldaña, los proditorios asesinatos del presidente Francisco Ignacio Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez, finalmente con orgullo recordamos a nuestra bella enseña patria.



“Mostrar el rigor procedimental y la exigencia lógica que deben respaldar todo conocimiento que sea digno de ser llamado científico”: G. Sartori

Es indispensable que todo educando penetre a dos elementos sustantivos en la formación de su personalidad: Que los conocimientos que reciban sean eminentemente científicos, es decir, verdaderos, basados en la praxis de la existencia humana, y que aprendan a discriminar lo concerniente a la nacionalidad a la que pertenecen. Para que se desarrollen los conocimientos, los preceptores deben ser personas íntegras, es decir, ser congruentes con lo que piensan, con lo que dicen y con lo que hacen. De no ser así, se estarán forjando seres ignorantes, supersticiosos, mediocres, enajenados y fácilmente sometidos a la demagogia y a la miseria intelectual. En ensayos anteriores hemos reflexionado al respecto y hemos concluido que la carga lógica y dialéctica, debe ser objetiva, veraz y resistente del rigor de la ciencia. Por ello, la educación debe tener tan importante requisito.

¿En dónde vivimos? ¿Cómo vivimos? ¿Cuáles son nuestras relaciones? ¿Cómo se ordenan esas relaciones? ¿De dónde provienen todos los satisfactores de nuestras necesidades? ¿Somos libres totalmente? ¿Cada quién hace lo que quiere? Estas y muchas cuestiones debemos responder como ciudadanos con una personalidad desarrollada. Somos una nación de instituciones que a través de la historia nos hemos dado. La sociedad mexicana no es una isla en medio del océano, tenemos relaciones con casi todos los países de nuestro planeta, interactuamos con ellos de diversas maneras: en economía, en política, en cultura, en tecnología, vamos en todo y, claro, sujetos a normas que aceptamos en nuestras relaciones internacionales.

Aspiramos a tener un Estado democrático, que respete y haga respetar la ley, que los ciudadanos tengamos la plena y absoluta seguridad de que seremos un imperio de justicia. Que no se impongan caprichos, o que se vulneren los derechos ciudadanos y humanos. Aspiramos al valor de la paz social, ya no más terror aupado por los gobiernos, también exigimos la justicia social, no el bienestar limosnero, eso “no es democracia”, es autoritarismo dictatorial. Los mexicanos queremos trabajar para producir nuestros satisfactores, para poseer el poder adquisitivo y comprarlos. Recordemos que la libertad sin restricciones no existe, al contrario, la libertad está unida invariablemente a la necesidad, y la mayor necesidad es el conocimiento. Entre más sabe el ser humano, más libre es.

En este mes de febrero conmemoramos la Carta Magna, el Día del Ejército, el asesinato de Vicente Guerrero Saldaña, los proditorios asesinatos del presidente Francisco Ignacio Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez, finalmente con orgullo recordamos a nuestra bella enseña patria.