/ martes 2 de marzo de 2021

A reflexionar | Nuestra Bandera

A lo largo de la historia, todos los grupos humanos crearon símbolos para distinguirse de los vecinos, de los invasores y de los invadidos. Todos ellos utilizaron a la naturaleza para sentir que su unión se fortalecía con el Sol, la Luna, el fuego, la Tierra y el aire. También, al paso del tiempo, utilizaron animales, vegetales, pieles, colas y, más recientemente, símbolos que tenían origen, ceremonial y político. Las grandes culturas de todo el mundo se propusieron explicar su origen de divinidades que buscaban explicar su ascendencia.

México, nuestra nación, al igual que todos los países que lucharon por liberarse del yugo español, o del francés, o del inglés, turco, belga, holandés, portugués, diseñaron sus banderas, como símbolo de sus patrias. En nuestra guerra de liberación, la contradicción entre la iniciación y la consumación de la independencia fue la política de 1821.

La Constitución liberal de 1812 en Cádiz, en plena ocupación napoleónica, proclamó principios inaceptables para el clero católico. En 1820, con la monarquía absoluta restablecida, el rey Fernando VII persiguió, encarceló y asesinó a los liberales que habían apoyado dicha Constitución. Se preparó un ejército para enviarlo a Sudamérica, para sofocar el movimiento insurgente.

Se encargó al general Rafael del Riego el mando de esa fuerza. Sin embargo, en Sevilla, el general del Riego, liberal y masón, ordenó a sus tropas regresar a Madrid y obligó al rey Fernando VII a reconocer la constitución de 1812 y a jurar someterse a sus principios. El rey se sometió y ordenó que en toda España, en cada ciudad se hiciera la jura del documento. La ordenanza se extendió a todas la colonias, aquí en nuestra patria el virrey Juan Ruiz de Apodaca tuvo que jurarla el 31 de mayo de 1820, en la Plaza Mayor, que desde entonces se denomina Plaza de la Constitución.

En todas las capitales de las intendencias se llevó a cabo la jura. El clero católico, los terratenientes españoles y miembros de la casta militar conspiraron para separar a la Nueva España de su metrópoli con una constitución liberal, es decir, el sistema español, pero sin la España revolucionaria y liberal. Buscaron a un militar que no fuera masón para que encabezara esa “independencia”. Los conjurados recomendaron al amoral y ambicioso Agustín de Iturbide.

Lo nombraron jefe de los ejércitos del sur, para que derrotara a Vicente Guerrero que operaba en el estado que hoy lleva su nombre. Sin embargo, las fuerzas de Vicente Guerrero derrotaron a Iturbide en las batallas de Tlatlaya, Totomaloaya y en la Cueva del Diablo. Es entonces que el astuto Iturbide inició una comunicación epistolar con Guerrero y lo invitó a una reunión. El 24 de febrero de 1821 en Iguala, se reunieron y se presentó el Plan de Iguala, que proclamaba la independencia de la Nueva España. Se denominó el plan de las tres garantías: Independencia, religión y unión.

Al principio se diseñó una bandera tricolor, con tres barras diagonales, blanca, roja y verde, con una estrella dorada en cada barra. Pronto se cambió esa bandera, y se encomendó al sastre José Magdaleno Ocampo la hechura de la bandera en Iguala. Ya con sus franjas verticales, con el águila en el centro del color blanco, con sus alas desplegadas, sin la serpiente y con una corona en la cabeza. El significado de los colores en la bandera nacional actual significan: el verde la independencia, el blanco la pureza de las acciones de nuestros héroes y el rojo la unión de todos los mexicanos.

A lo largo de la historia, todos los grupos humanos crearon símbolos para distinguirse de los vecinos, de los invasores y de los invadidos. Todos ellos utilizaron a la naturaleza para sentir que su unión se fortalecía con el Sol, la Luna, el fuego, la Tierra y el aire. También, al paso del tiempo, utilizaron animales, vegetales, pieles, colas y, más recientemente, símbolos que tenían origen, ceremonial y político. Las grandes culturas de todo el mundo se propusieron explicar su origen de divinidades que buscaban explicar su ascendencia.

México, nuestra nación, al igual que todos los países que lucharon por liberarse del yugo español, o del francés, o del inglés, turco, belga, holandés, portugués, diseñaron sus banderas, como símbolo de sus patrias. En nuestra guerra de liberación, la contradicción entre la iniciación y la consumación de la independencia fue la política de 1821.

La Constitución liberal de 1812 en Cádiz, en plena ocupación napoleónica, proclamó principios inaceptables para el clero católico. En 1820, con la monarquía absoluta restablecida, el rey Fernando VII persiguió, encarceló y asesinó a los liberales que habían apoyado dicha Constitución. Se preparó un ejército para enviarlo a Sudamérica, para sofocar el movimiento insurgente.

Se encargó al general Rafael del Riego el mando de esa fuerza. Sin embargo, en Sevilla, el general del Riego, liberal y masón, ordenó a sus tropas regresar a Madrid y obligó al rey Fernando VII a reconocer la constitución de 1812 y a jurar someterse a sus principios. El rey se sometió y ordenó que en toda España, en cada ciudad se hiciera la jura del documento. La ordenanza se extendió a todas la colonias, aquí en nuestra patria el virrey Juan Ruiz de Apodaca tuvo que jurarla el 31 de mayo de 1820, en la Plaza Mayor, que desde entonces se denomina Plaza de la Constitución.

En todas las capitales de las intendencias se llevó a cabo la jura. El clero católico, los terratenientes españoles y miembros de la casta militar conspiraron para separar a la Nueva España de su metrópoli con una constitución liberal, es decir, el sistema español, pero sin la España revolucionaria y liberal. Buscaron a un militar que no fuera masón para que encabezara esa “independencia”. Los conjurados recomendaron al amoral y ambicioso Agustín de Iturbide.

Lo nombraron jefe de los ejércitos del sur, para que derrotara a Vicente Guerrero que operaba en el estado que hoy lleva su nombre. Sin embargo, las fuerzas de Vicente Guerrero derrotaron a Iturbide en las batallas de Tlatlaya, Totomaloaya y en la Cueva del Diablo. Es entonces que el astuto Iturbide inició una comunicación epistolar con Guerrero y lo invitó a una reunión. El 24 de febrero de 1821 en Iguala, se reunieron y se presentó el Plan de Iguala, que proclamaba la independencia de la Nueva España. Se denominó el plan de las tres garantías: Independencia, religión y unión.

Al principio se diseñó una bandera tricolor, con tres barras diagonales, blanca, roja y verde, con una estrella dorada en cada barra. Pronto se cambió esa bandera, y se encomendó al sastre José Magdaleno Ocampo la hechura de la bandera en Iguala. Ya con sus franjas verticales, con el águila en el centro del color blanco, con sus alas desplegadas, sin la serpiente y con una corona en la cabeza. El significado de los colores en la bandera nacional actual significan: el verde la independencia, el blanco la pureza de las acciones de nuestros héroes y el rojo la unión de todos los mexicanos.