/ sábado 14 de abril de 2018

A río revuelto…

Dice un refrán español extendido por América: “A río revuelto, ganancia de pescadores”. El dicho cobra vigencia en Chihuahua, por la vorágine de acontecimientos que suceden y todo parece indicar que han sido orquestados justo en tiempos electorales para contaminar el ambiente, confundir y causar temor entre la ciudadanía, y que sus autores capitalicen políticamente. Por ejemplo, los fallos de carácter federal que reclaman la atracción de juicios que de suyo corresponden a Chihuahua, como el afamado caso en contra del ex secretario general adjunto del CEN del PRI Alejandro Gutiérrez, apodado la Coneja, y los ex funcionarios duartistas Villegas y Tarín por el desfalco de doscientos cincuenta de millones de pesos del dinero de los chihuahuenses que fueron desviados para campañas electorales del 2016. También los casos de atentados que se suscitaron en menos de una semana contra elementos de seguridad pública, en los que por desgracia tres perdieron la vida y que dejaron agentes y civiles heridos; las denuncias político electorales; los ataques públicos entre candidatos; los reclamos, los plantones, las movilizaciones; los dimes y diretes, los debates y pleitos entre los ciudadanos por motivos de diferencias partidistas; las denostaciones; las burlas, los agravios, etc., suman una larga lista de ejemplos que lejos de construir, destruyen. Debemos aprender a construir, generar la cultura de respeto, todos podemos expresarnos y pronunciarnos, pero debe hacerse con respeto, respeto a las instituciones, respeto al trabajo y a la propiedad de los demás, respeto a la dignidad de las personas, respeto al tiempo de nuestros semejantes, respeto al derecho y a las oportunidades de todos y todas. Si en lugar de pronunciarnos destruyendo, exigimos nuestros derechos y reclamos construyendo, dejaríamos de echar culpas, y abonaríamos al crecimiento, al orden y al respeto, que son la clave para el desarrollo de pueblos y países. Decía Santa Teresa de Calcuta que si otros destruyen en pocos minutos lo que nos ha costado años en construir, que sigamos construyendo. Construir implica más trabajo y dedicación, de ahí que valga la pena. Que se revuelva el río, pero para construir y ganar todos, no sólo unos cuantos.


Dice un refrán español extendido por América: “A río revuelto, ganancia de pescadores”. El dicho cobra vigencia en Chihuahua, por la vorágine de acontecimientos que suceden y todo parece indicar que han sido orquestados justo en tiempos electorales para contaminar el ambiente, confundir y causar temor entre la ciudadanía, y que sus autores capitalicen políticamente. Por ejemplo, los fallos de carácter federal que reclaman la atracción de juicios que de suyo corresponden a Chihuahua, como el afamado caso en contra del ex secretario general adjunto del CEN del PRI Alejandro Gutiérrez, apodado la Coneja, y los ex funcionarios duartistas Villegas y Tarín por el desfalco de doscientos cincuenta de millones de pesos del dinero de los chihuahuenses que fueron desviados para campañas electorales del 2016. También los casos de atentados que se suscitaron en menos de una semana contra elementos de seguridad pública, en los que por desgracia tres perdieron la vida y que dejaron agentes y civiles heridos; las denuncias político electorales; los ataques públicos entre candidatos; los reclamos, los plantones, las movilizaciones; los dimes y diretes, los debates y pleitos entre los ciudadanos por motivos de diferencias partidistas; las denostaciones; las burlas, los agravios, etc., suman una larga lista de ejemplos que lejos de construir, destruyen. Debemos aprender a construir, generar la cultura de respeto, todos podemos expresarnos y pronunciarnos, pero debe hacerse con respeto, respeto a las instituciones, respeto al trabajo y a la propiedad de los demás, respeto a la dignidad de las personas, respeto al tiempo de nuestros semejantes, respeto al derecho y a las oportunidades de todos y todas. Si en lugar de pronunciarnos destruyendo, exigimos nuestros derechos y reclamos construyendo, dejaríamos de echar culpas, y abonaríamos al crecimiento, al orden y al respeto, que son la clave para el desarrollo de pueblos y países. Decía Santa Teresa de Calcuta que si otros destruyen en pocos minutos lo que nos ha costado años en construir, que sigamos construyendo. Construir implica más trabajo y dedicación, de ahí que valga la pena. Que se revuelva el río, pero para construir y ganar todos, no sólo unos cuantos.