/ jueves 13 de agosto de 2020

Abuso de posición dominante, sufrimiento de pequeños proveedores

Bien me decía mi compadre que observara que los cuentos siempre dicen “érase una vez un comerciante rico…” y nunca dicen “érase una vez un productor rico…”.

En un mundo de libre mercado se logra que el que más trabaje, o sea más innovador, reciba más retribución económica. Desafortunadamente esta regla tiene sus limitaciones, debido a las condiciones de oportunidades desiguales que tiene la población y a las prácticas monopólicas que se dan en el mercado.

El consumidor final es el rey en la ecuación hasta que la oferta limita sus opciones y consume lo que hay disponible. Quienes dominan el mercado, que en este caso son las grandes cadenas comerciales, juegan a tener un producto que sea bueno para el consumidor, que no sea más mala opción o sea mejor que el de su competencia, y que genere la mayor utilidad posible. Las cadenas comerciales se ven un tanto presionadas por las exigencias de los consumidores y las condiciones de los proveedores.

Si la cadena comercial tiene pocas opciones aceptará las condiciones del proveedor, y el proveedor jugará con estas condiciones para no dejar de ser atractivo, y mantener sus utilidades altas. Aquí la cadena comercial se convierte en la víctima. Caso contrario, cuando la cadena comercial tiene muchas opciones, le impone sus condiciones al proveedor, siendo éstas en muchas ocasiones abusivas. Estas condiciones se centran en los plazos de pago, cobros de preferencia en anaqueles, si el proveedor se equivoca pierde, exclusividad, transparencia de precios otorgados a la competencia, control de aumento de precios y devoluciones de mermas y productos caducos. Todo esto bajo el argumento de que nadie está obligándolos a venderles.

Esta no es una realidad sólo de la ciudad de Chihuahua, del estado o del país. Es una realidad mundial. Este fenómeno se le conoce como abuso de posición dominante o oligopsonio.

Estas imperfecciones que se viven en el libre mercado deben de ser reguladas por la autoridad y se deben de crear mecanismos que no pongan en desventaja a los pequeños proveedores, a la par de crear estrategias que apoye el desarrollo de estos proveedores con capacitación, créditos blandos e incentivos al desarrollo de la proveeduría regional. Para ello es esencial que se generen las mesas de trabajo entre las autoridades, grandes minoristas y pequeños proveedores.

Es importante anticiparse a procesos políticos que no favorezcan un adecuado diseño de los mecanismos y regulaciones necesarias. Si no se atiende este problema anticipadamente llegará un momento en que será manejado por políticos y grupos que no necesariamente busquen desarrollar condiciones justas para todas las partes y mecanismos de apoyo adecuados, sino proyección política, protección de grupos y votos.

Es sólo una sugerencia.

Bien me decía mi compadre que observara que los cuentos siempre dicen “érase una vez un comerciante rico…” y nunca dicen “érase una vez un productor rico…”.

En un mundo de libre mercado se logra que el que más trabaje, o sea más innovador, reciba más retribución económica. Desafortunadamente esta regla tiene sus limitaciones, debido a las condiciones de oportunidades desiguales que tiene la población y a las prácticas monopólicas que se dan en el mercado.

El consumidor final es el rey en la ecuación hasta que la oferta limita sus opciones y consume lo que hay disponible. Quienes dominan el mercado, que en este caso son las grandes cadenas comerciales, juegan a tener un producto que sea bueno para el consumidor, que no sea más mala opción o sea mejor que el de su competencia, y que genere la mayor utilidad posible. Las cadenas comerciales se ven un tanto presionadas por las exigencias de los consumidores y las condiciones de los proveedores.

Si la cadena comercial tiene pocas opciones aceptará las condiciones del proveedor, y el proveedor jugará con estas condiciones para no dejar de ser atractivo, y mantener sus utilidades altas. Aquí la cadena comercial se convierte en la víctima. Caso contrario, cuando la cadena comercial tiene muchas opciones, le impone sus condiciones al proveedor, siendo éstas en muchas ocasiones abusivas. Estas condiciones se centran en los plazos de pago, cobros de preferencia en anaqueles, si el proveedor se equivoca pierde, exclusividad, transparencia de precios otorgados a la competencia, control de aumento de precios y devoluciones de mermas y productos caducos. Todo esto bajo el argumento de que nadie está obligándolos a venderles.

Esta no es una realidad sólo de la ciudad de Chihuahua, del estado o del país. Es una realidad mundial. Este fenómeno se le conoce como abuso de posición dominante o oligopsonio.

Estas imperfecciones que se viven en el libre mercado deben de ser reguladas por la autoridad y se deben de crear mecanismos que no pongan en desventaja a los pequeños proveedores, a la par de crear estrategias que apoye el desarrollo de estos proveedores con capacitación, créditos blandos e incentivos al desarrollo de la proveeduría regional. Para ello es esencial que se generen las mesas de trabajo entre las autoridades, grandes minoristas y pequeños proveedores.

Es importante anticiparse a procesos políticos que no favorezcan un adecuado diseño de los mecanismos y regulaciones necesarias. Si no se atiende este problema anticipadamente llegará un momento en que será manejado por políticos y grupos que no necesariamente busquen desarrollar condiciones justas para todas las partes y mecanismos de apoyo adecuados, sino proyección política, protección de grupos y votos.

Es sólo una sugerencia.