/ jueves 30 de julio de 2020

Actualización de los impactos de la pandemia en México: El PIB de México caerá entre -8.5% y -10.5%.

Gerardo Esquivel, el subgobernador del Banco de México, escribió un artículo a título personal el día de ayer sobre sus expectativas del impacto de la pandemia Covid-19 para la economía de México.

Su artículo lo divide en el impacto sobre la actividad económica; el impacto sobre el gasto y el consumo; el impacto sobre el empleo; y el impacto sobre la pobreza.

El impacto económico inició su primera etapa cuando varios países empezaron a confinarse y cancelar vuelos, golpeando rápidamente a la industria de turismo y a la industria de manufactura para la exportación. Esta primera etapa se puede considerar que se dio en el mes de marzo, teniendo un impacto en el Indicador Global de Actividad Económica (IGAE), de -1.3%. El impacto fue bajo debido a la focalización del impacto solamente en las actividades de esparcimiento y turismo (hospedaje, restaurantes, eventos, etc.). La segunda etapa se da durante los meses de abril, mayo y junio cuando se suspendieron todas las actividades no esenciales para lograr la sana distancia. Se estima que en estos meses la caída de la actividad económica fue de -20% aproximadamente. La tercera etapa es en la que nos encontramos, y ha sido un proceso de reapertura más lenta de lo que esperábamos. Esquivel anticipa que, dado la lenta recuperación de la actividad económica, el tercer y cuarto trimestre tendrán crecimiento con respecto al segundo trimestre, pero no llegarán a los niveles 2019. Ante esta situación se estima que la caída del PIB estará entre -8-5% y -10.5% en 2020.

En lo que corresponde al impacto sobre el gasto y el consumo, éstos se han afectado por razones de la oferta y la demanda. En algunos casos, aún ante el deseo de consumir, los centros de consumo están cerrados. Por otro lado, la reducción del ingreso por pérdida de empleo o disminución de utilidades en los negocios reduce la capacidad de adquisición. Esto se aprecia fácilmente en el comportamiento del uso de tarjetas de débito y crédito, llegando hasta un -30% a mediados de abril y recuperándose hasta un -10% a mediados del mes de julio.

Para el impacto sobre el empleo se observa que en el periodo de marzo a junio se han perdido 1.1 millones de empleos formales registrados en el IMSS, una reducción de 5.4%. Se observa que no todos los que perdieron su empleo están desempleados. Muchos de ellos se absorbieron en el mercado informal. El impacto en el mercado informal ha sido el tipo de empleo, teniendo un gran crecimiento el subempleo, reduciendo el ingreso de muchos trabajadores, pero con la ventaja de no haber tenido una desocupación masiva.

El impacto en la pobreza definitivamente aumentará a consecuencia de la pandemia. Para la pobreza extrema se tiene un estimado de nuevos pobres de entre 6 y 16.6 millones de personas, lo que corresponde a un 4.8% y 13.3% de la población, quedando ligeramente abajo del impacto de la crisis de 1994 que fue de 16.2%. Para la pobreza total se tiene un estimado conservador de Coneval de 9 millones de personas, con lo que alcanzaríamos a llegar a 70 millones de personas pobres en el país que corresponde al 56% de la población, lo más alto de lo que va del siglo.

Es ahora cuando se vuelve muy importante aplicar medidas de rescate muy puntuales que protejan el empleo formal, que eviten la quiebra de empresas y que apoyen a los sectores que han sido más afectados.

Por otro lado, es buena noticia que la estimación de la reducción del PIB ya esté en niveles inferiores al 12.5% que se estaba esperando.

Gerardo Esquivel, el subgobernador del Banco de México, escribió un artículo a título personal el día de ayer sobre sus expectativas del impacto de la pandemia Covid-19 para la economía de México.

Su artículo lo divide en el impacto sobre la actividad económica; el impacto sobre el gasto y el consumo; el impacto sobre el empleo; y el impacto sobre la pobreza.

El impacto económico inició su primera etapa cuando varios países empezaron a confinarse y cancelar vuelos, golpeando rápidamente a la industria de turismo y a la industria de manufactura para la exportación. Esta primera etapa se puede considerar que se dio en el mes de marzo, teniendo un impacto en el Indicador Global de Actividad Económica (IGAE), de -1.3%. El impacto fue bajo debido a la focalización del impacto solamente en las actividades de esparcimiento y turismo (hospedaje, restaurantes, eventos, etc.). La segunda etapa se da durante los meses de abril, mayo y junio cuando se suspendieron todas las actividades no esenciales para lograr la sana distancia. Se estima que en estos meses la caída de la actividad económica fue de -20% aproximadamente. La tercera etapa es en la que nos encontramos, y ha sido un proceso de reapertura más lenta de lo que esperábamos. Esquivel anticipa que, dado la lenta recuperación de la actividad económica, el tercer y cuarto trimestre tendrán crecimiento con respecto al segundo trimestre, pero no llegarán a los niveles 2019. Ante esta situación se estima que la caída del PIB estará entre -8-5% y -10.5% en 2020.

En lo que corresponde al impacto sobre el gasto y el consumo, éstos se han afectado por razones de la oferta y la demanda. En algunos casos, aún ante el deseo de consumir, los centros de consumo están cerrados. Por otro lado, la reducción del ingreso por pérdida de empleo o disminución de utilidades en los negocios reduce la capacidad de adquisición. Esto se aprecia fácilmente en el comportamiento del uso de tarjetas de débito y crédito, llegando hasta un -30% a mediados de abril y recuperándose hasta un -10% a mediados del mes de julio.

Para el impacto sobre el empleo se observa que en el periodo de marzo a junio se han perdido 1.1 millones de empleos formales registrados en el IMSS, una reducción de 5.4%. Se observa que no todos los que perdieron su empleo están desempleados. Muchos de ellos se absorbieron en el mercado informal. El impacto en el mercado informal ha sido el tipo de empleo, teniendo un gran crecimiento el subempleo, reduciendo el ingreso de muchos trabajadores, pero con la ventaja de no haber tenido una desocupación masiva.

El impacto en la pobreza definitivamente aumentará a consecuencia de la pandemia. Para la pobreza extrema se tiene un estimado de nuevos pobres de entre 6 y 16.6 millones de personas, lo que corresponde a un 4.8% y 13.3% de la población, quedando ligeramente abajo del impacto de la crisis de 1994 que fue de 16.2%. Para la pobreza total se tiene un estimado conservador de Coneval de 9 millones de personas, con lo que alcanzaríamos a llegar a 70 millones de personas pobres en el país que corresponde al 56% de la población, lo más alto de lo que va del siglo.

Es ahora cuando se vuelve muy importante aplicar medidas de rescate muy puntuales que protejan el empleo formal, que eviten la quiebra de empresas y que apoyen a los sectores que han sido más afectados.

Por otro lado, es buena noticia que la estimación de la reducción del PIB ya esté en niveles inferiores al 12.5% que se estaba esperando.