/ viernes 15 de marzo de 2024

Antes que se nos Olvide | El Perdón

Para muchos es difícil perdonar, máxime cuando la ofensa ha sido grave. Algunos se quedan con ese rencor toda su vida, que al final termina perjudicándoles. Pero también hay quienes deciden dar la vuelta a la página y perdonar sinceramente al agresor, aun cuando les haya partido el corazón.

Ed Thomas, trabajaba como entrenador de futbol americano colegial, en un pequeño pueblo de Iowa. Realizaba su labor con gran entusiasmo, siempre buscando el bienestar de la comunidad. Gracias a esto, consiguió que cuatro de sus alumnos, jugaran a nivel profesional en la NFL, algo destacado, para un lugar de sólo 1800 habitantes. En 2005, fue nombrado entrenador del año en High School, por la misma NFL. Durante 37 temporadas, tuvo un estupendo récord de 292 juegos ganados, 84 derrotas y 2 campeonatos estatales.

En 2008, un fuerte tornado azotó el poblado, muriendo seis personas. Destruyó varias casas, además, dejó en muy mal estado dos de los edificios más importantes del pueblo, el estadio de futbol y la escuela. Thomas con el temple que le caracterizaba comentó, “Estamos ante una oportunidad que muy pocos tienen, la de perder todo y enfrentar la adversidad, esto va a hacernos mejores personas, mucho más fuertes. La vida, es 10% lo que sucede y 90% la forma en que se responde”. Entonces, con gran entusiasmo lideró a los habitantes del pueblo, logrando tiempo después, reconstruir, estadio y escuela.

Un domingo en la iglesia, donde Ed también apoyaba dando pláticas, comentó una noticia que traía en un recorte de periódico, se trataba de un accidente automovilístico de dos jóvenes, donde uno falleció y el otro resultó levemente herido, como éste conducía, fue encarcelado por homicidio, la nota detallaba, que el papá del joven muerto había decidido perdonar al conductor. Durante la plática, Thomas confesó, que, en algún momento de su vida, desearía tener la misma compasión, que ese padre había mostrado y si alguien de su familia moría a manos de otra persona, le gustaría tener esa misma fuerza para perdonar al asesino. Al decir esto, quizá jamás imaginó, que muy pronto su familia enfrentaría una situación similar. La mañana del 24 de junio del 2009, mientras supervisaba una sesión de entrenamiento en el gimnasio escolar, Ed Thomas es asesinado a tiros por su exalumno Mark Becker, joven de 24 años con problemas de esquizofrenia, quien después confesaría que una voz le había dicho que Thomas estaba poseído por satanás, por lo cual tenía que matarlo para salvar al pueblo. Días antes, Ed, de 58 años, había orado por Becker para que se recuperara de su trastorno mental.

La comunidad lloró la pérdida de su gran héroe, varios de sus alumnos lo consideraban un segundo padre. Su esposa Jan, y sus dos hijos Aaron y Todd, estaban destrozados, pero nunca maldijeron al asesino, al contrario, durante el funeral, Aaron, pidió rezar por la familia Becker.

Historias como la anterior, (en nuestro país suceden hechos similares frecuentemente), son difíciles de comprender, cómo es posible que una persona que hacía tanto bien a su comunidad, terminé su vida de esa manera. Quizá el primer impulso de los miembros de la familia Thomas y de tantas otras que han perdido a seres queridos de forma violenta, es maldecir y preguntarse ¿Por qué?, pero la vida continua, claro con dolor, pero también con perdón, por supuesto, debe ser muy complicado y debe llevar un proceso, como dijo Jan después de enterrar a su esposo, “Es difícil perdonar, pero es más complicado, vivir con rencor o resentimiento”.

Para muchos es difícil perdonar, máxime cuando la ofensa ha sido grave. Algunos se quedan con ese rencor toda su vida, que al final termina perjudicándoles. Pero también hay quienes deciden dar la vuelta a la página y perdonar sinceramente al agresor, aun cuando les haya partido el corazón.

Ed Thomas, trabajaba como entrenador de futbol americano colegial, en un pequeño pueblo de Iowa. Realizaba su labor con gran entusiasmo, siempre buscando el bienestar de la comunidad. Gracias a esto, consiguió que cuatro de sus alumnos, jugaran a nivel profesional en la NFL, algo destacado, para un lugar de sólo 1800 habitantes. En 2005, fue nombrado entrenador del año en High School, por la misma NFL. Durante 37 temporadas, tuvo un estupendo récord de 292 juegos ganados, 84 derrotas y 2 campeonatos estatales.

En 2008, un fuerte tornado azotó el poblado, muriendo seis personas. Destruyó varias casas, además, dejó en muy mal estado dos de los edificios más importantes del pueblo, el estadio de futbol y la escuela. Thomas con el temple que le caracterizaba comentó, “Estamos ante una oportunidad que muy pocos tienen, la de perder todo y enfrentar la adversidad, esto va a hacernos mejores personas, mucho más fuertes. La vida, es 10% lo que sucede y 90% la forma en que se responde”. Entonces, con gran entusiasmo lideró a los habitantes del pueblo, logrando tiempo después, reconstruir, estadio y escuela.

Un domingo en la iglesia, donde Ed también apoyaba dando pláticas, comentó una noticia que traía en un recorte de periódico, se trataba de un accidente automovilístico de dos jóvenes, donde uno falleció y el otro resultó levemente herido, como éste conducía, fue encarcelado por homicidio, la nota detallaba, que el papá del joven muerto había decidido perdonar al conductor. Durante la plática, Thomas confesó, que, en algún momento de su vida, desearía tener la misma compasión, que ese padre había mostrado y si alguien de su familia moría a manos de otra persona, le gustaría tener esa misma fuerza para perdonar al asesino. Al decir esto, quizá jamás imaginó, que muy pronto su familia enfrentaría una situación similar. La mañana del 24 de junio del 2009, mientras supervisaba una sesión de entrenamiento en el gimnasio escolar, Ed Thomas es asesinado a tiros por su exalumno Mark Becker, joven de 24 años con problemas de esquizofrenia, quien después confesaría que una voz le había dicho que Thomas estaba poseído por satanás, por lo cual tenía que matarlo para salvar al pueblo. Días antes, Ed, de 58 años, había orado por Becker para que se recuperara de su trastorno mental.

La comunidad lloró la pérdida de su gran héroe, varios de sus alumnos lo consideraban un segundo padre. Su esposa Jan, y sus dos hijos Aaron y Todd, estaban destrozados, pero nunca maldijeron al asesino, al contrario, durante el funeral, Aaron, pidió rezar por la familia Becker.

Historias como la anterior, (en nuestro país suceden hechos similares frecuentemente), son difíciles de comprender, cómo es posible que una persona que hacía tanto bien a su comunidad, terminé su vida de esa manera. Quizá el primer impulso de los miembros de la familia Thomas y de tantas otras que han perdido a seres queridos de forma violenta, es maldecir y preguntarse ¿Por qué?, pero la vida continua, claro con dolor, pero también con perdón, por supuesto, debe ser muy complicado y debe llevar un proceso, como dijo Jan después de enterrar a su esposo, “Es difícil perdonar, pero es más complicado, vivir con rencor o resentimiento”.