/ viernes 22 de marzo de 2024

Antes que se nos Olvide | Peste de la Violencia

Cientos de videos provenientes de todas partes del mundo llegan a nuestro teléfono celular, muchos de ellos subidos o difundidos por aprendices de periodistas. Varios son interesantes, vale la pena verlos y compartirlos, principalmente cuando se trata de una denuncia pública bien fundamentada, pueden ser de gran ayuda, sin embargo, hay infinidad de grabaciones de peleas callejeras, como si no fuera suficiente la violencia que vemos todos los días en medios de comunicación tradicionales. Utilizar redes sociales para difundir videos donde los protagonistas son personas agresivas, intolerantes y totalmente desquiciadas es un grave error, claro, si es para denunciar una injusticia, está bien, pero la mayoría son subidos para burlarse. Un sector de la sociedad busca ese tipo de videos, alcanzado miles de visualizaciones, creándose un círculo nocivo. Pareciera que toda esa violencia brutal que azota a México generó una peste que está contagiando a miles en el país, los cuales, de manera consciente o inconsciente, gozan observando violencia real. Dicha peste llegó hace tiempo a Chihuahua, pero hace unos días se evidenció más, pues ocurrieron altercados que se hicieron virales, seguramente hubo más, pero los que fueron grabados y subidos a redes sociales, cobraron notoriedad. A un sector de la sociedad se les hizo gracioso, claro, viendo los toros desde la barrera, es divertido, pero no lo es. Uno de los incidentes fue en el Periférico de la Juventud, luego de un choque leve, dos parejas, conformadas por hombre y mujer, se bajaron iracundos de sus respectivos autos para luego golpearse, las mujeres se dieron con todo. Otro más, fue en un mercado de la zona centro, varias mujeres se enfrascaron en una riña, donde hubo jaloneos de cabellera, golpes y patadas. Afortunadamente ambos pleitos no tuvieron consecuencias graves, pues recordemos que casos similares han finalizado en tragedia, como aquel donde el actor Pablo Lyle golpeó a un adulto mayor durante un pleito vial, quien días después murió, actualmente Pablo purga una condena de 5 años en prisión y posteriormente tendrá 8 años en libertad condicional.

Esas personas que se ponen bélicos rápidamente, que son de mecha corta, que sacan hasta humo por las orejas, no son los únicos contagiados por la peste de la violencia. Como ya se mencionó, están los que disfrutan y comparten esos videos, pero también quienes graban, pues con risita burlona prefieren aplastar el botón de grabar, en lugar de llamar a la policía, claro, no van a convertirse en referee de una contienda donde pueden salir lastimados o comprarse un problema ajeno, pero es muy gandalla quedarse únicamente para estar grabando. A veces, en conatos de riña entre jovencitos donde si pueden intervenir, prefieren alentarlos a que se peleen, para grabarlos y después subir el video, buscando generar “likes” en sus redes sociales.

La vacuna para la Peste de la Violencia es muy sencilla, la sabemos todos, la mencionamos continuamente, pero pocos la ponen en práctica, tolerancia, respeto y empatía.


Cientos de videos provenientes de todas partes del mundo llegan a nuestro teléfono celular, muchos de ellos subidos o difundidos por aprendices de periodistas. Varios son interesantes, vale la pena verlos y compartirlos, principalmente cuando se trata de una denuncia pública bien fundamentada, pueden ser de gran ayuda, sin embargo, hay infinidad de grabaciones de peleas callejeras, como si no fuera suficiente la violencia que vemos todos los días en medios de comunicación tradicionales. Utilizar redes sociales para difundir videos donde los protagonistas son personas agresivas, intolerantes y totalmente desquiciadas es un grave error, claro, si es para denunciar una injusticia, está bien, pero la mayoría son subidos para burlarse. Un sector de la sociedad busca ese tipo de videos, alcanzado miles de visualizaciones, creándose un círculo nocivo. Pareciera que toda esa violencia brutal que azota a México generó una peste que está contagiando a miles en el país, los cuales, de manera consciente o inconsciente, gozan observando violencia real. Dicha peste llegó hace tiempo a Chihuahua, pero hace unos días se evidenció más, pues ocurrieron altercados que se hicieron virales, seguramente hubo más, pero los que fueron grabados y subidos a redes sociales, cobraron notoriedad. A un sector de la sociedad se les hizo gracioso, claro, viendo los toros desde la barrera, es divertido, pero no lo es. Uno de los incidentes fue en el Periférico de la Juventud, luego de un choque leve, dos parejas, conformadas por hombre y mujer, se bajaron iracundos de sus respectivos autos para luego golpearse, las mujeres se dieron con todo. Otro más, fue en un mercado de la zona centro, varias mujeres se enfrascaron en una riña, donde hubo jaloneos de cabellera, golpes y patadas. Afortunadamente ambos pleitos no tuvieron consecuencias graves, pues recordemos que casos similares han finalizado en tragedia, como aquel donde el actor Pablo Lyle golpeó a un adulto mayor durante un pleito vial, quien días después murió, actualmente Pablo purga una condena de 5 años en prisión y posteriormente tendrá 8 años en libertad condicional.

Esas personas que se ponen bélicos rápidamente, que son de mecha corta, que sacan hasta humo por las orejas, no son los únicos contagiados por la peste de la violencia. Como ya se mencionó, están los que disfrutan y comparten esos videos, pero también quienes graban, pues con risita burlona prefieren aplastar el botón de grabar, en lugar de llamar a la policía, claro, no van a convertirse en referee de una contienda donde pueden salir lastimados o comprarse un problema ajeno, pero es muy gandalla quedarse únicamente para estar grabando. A veces, en conatos de riña entre jovencitos donde si pueden intervenir, prefieren alentarlos a que se peleen, para grabarlos y después subir el video, buscando generar “likes” en sus redes sociales.

La vacuna para la Peste de la Violencia es muy sencilla, la sabemos todos, la mencionamos continuamente, pero pocos la ponen en práctica, tolerancia, respeto y empatía.