/ viernes 24 de junio de 2022

Colombia entra en la normalidad democrática del cambio

El pasado domingo el pueblo colombiano decidió que a su historia política le hacía falta un cambio. No me refiero solamente a que haya ganado una opción de izquierdas por primera vez en el país. Lo que quiero destacar es que el nuevo presidente cuando era joven optó por la lucha armada militando en un movimiento guerrillero, que posteriormente abandonó las armas, entendiendo que la violencia no llevaba a ningún sitio. Esa capacidad de abandonar la violencia, de corregir y apostar por las vías pacíficas sin ambages de tipo alguno, creo que hacen fuerte a un político, a un país y a su capacidad de cambio, que es una característica fundamental de la democracia. También me refiero a que por primera vez va a ser vicepresidenta una mujer perteneciente a la población afrodescendiente colombiana, la que menos oportunidades ha tenido en el país, que ha tenido que luchar contra viento y marea para conseguir estar donde está ahora. Indudablemente eso representa un cambio que fortalece la democracia colombiana.

Petro se alzó con una victoria que llevaba esperando muchos años, lo hizo sostenido por un voto bogotano que salía del descontento con el gobierno anterior, y con el apoyo aplastante del Cauca con un 81% y del Valle del Cauca donde logró el 64% de sus votos. Hay que destacar el apoyo del Chocó, el departamento más empobrecido del país, más abandonado por todos los gobiernos hasta ahora, representativo de la población afrodescendiente colombiana por antonomasia, que le otorgó un 83% de sus votos. Francia Márquez ha sido clave para estos dos últimos apoyos, el del Cauca porque es tu tierra natal, el de Chocó porque su población se identifica plenamente con esta abogada.

Petro no hubiera ganado sin Francia, no era su opción preferida, pero no le quedó más remedio que aceptarla como su candidata a la vicepresidencia cuando ella obtuvo 800,000 votos en las primarias de su coalición. Mueve masas, ilusiona a la gente con la que menos ha contado Colombia en toda su historia, y la mayoría de las mujeres la ven como alguien que las representa y puede pelear por defender sus derechos esta vez desde el gobierno.

No tienen un camino fácil, la recesión económica mundial recibirá a este gobierno con los brazos abiertos. El reto de mejorar la economía colombiana generando empleo y mejorando el sistema fiscal, desde una posición progresista que no haga que los más ricos logren bloquear su gestión, es enorme.

Pero un espacio en el que pueden brillar es en profundizar la paz: hacer cumplir los acuerdos ya conseguidos y lograr que la guerrilla que queda activa, el ELN, deje las armas antes de cuatro años. Esas dos difíciles metas podrían afianzar a esta coalición de Petro y Francia haciendo historia en Colombia.

Uno de los principios de la democracia es la posibilidad de que todas las opciones políticas puedan llegar al poder. En Colombia no se había cumplido hasta este momento. Por eso creo que la democracia se ha hecho un poco más fuerte en este gran país.


El pasado domingo el pueblo colombiano decidió que a su historia política le hacía falta un cambio. No me refiero solamente a que haya ganado una opción de izquierdas por primera vez en el país. Lo que quiero destacar es que el nuevo presidente cuando era joven optó por la lucha armada militando en un movimiento guerrillero, que posteriormente abandonó las armas, entendiendo que la violencia no llevaba a ningún sitio. Esa capacidad de abandonar la violencia, de corregir y apostar por las vías pacíficas sin ambages de tipo alguno, creo que hacen fuerte a un político, a un país y a su capacidad de cambio, que es una característica fundamental de la democracia. También me refiero a que por primera vez va a ser vicepresidenta una mujer perteneciente a la población afrodescendiente colombiana, la que menos oportunidades ha tenido en el país, que ha tenido que luchar contra viento y marea para conseguir estar donde está ahora. Indudablemente eso representa un cambio que fortalece la democracia colombiana.

Petro se alzó con una victoria que llevaba esperando muchos años, lo hizo sostenido por un voto bogotano que salía del descontento con el gobierno anterior, y con el apoyo aplastante del Cauca con un 81% y del Valle del Cauca donde logró el 64% de sus votos. Hay que destacar el apoyo del Chocó, el departamento más empobrecido del país, más abandonado por todos los gobiernos hasta ahora, representativo de la población afrodescendiente colombiana por antonomasia, que le otorgó un 83% de sus votos. Francia Márquez ha sido clave para estos dos últimos apoyos, el del Cauca porque es tu tierra natal, el de Chocó porque su población se identifica plenamente con esta abogada.

Petro no hubiera ganado sin Francia, no era su opción preferida, pero no le quedó más remedio que aceptarla como su candidata a la vicepresidencia cuando ella obtuvo 800,000 votos en las primarias de su coalición. Mueve masas, ilusiona a la gente con la que menos ha contado Colombia en toda su historia, y la mayoría de las mujeres la ven como alguien que las representa y puede pelear por defender sus derechos esta vez desde el gobierno.

No tienen un camino fácil, la recesión económica mundial recibirá a este gobierno con los brazos abiertos. El reto de mejorar la economía colombiana generando empleo y mejorando el sistema fiscal, desde una posición progresista que no haga que los más ricos logren bloquear su gestión, es enorme.

Pero un espacio en el que pueden brillar es en profundizar la paz: hacer cumplir los acuerdos ya conseguidos y lograr que la guerrilla que queda activa, el ELN, deje las armas antes de cuatro años. Esas dos difíciles metas podrían afianzar a esta coalición de Petro y Francia haciendo historia en Colombia.

Uno de los principios de la democracia es la posibilidad de que todas las opciones políticas puedan llegar al poder. En Colombia no se había cumplido hasta este momento. Por eso creo que la democracia se ha hecho un poco más fuerte en este gran país.