/ viernes 25 de noviembre de 2022

La radio como componente de la paz en Colombia

Por: Javier Bernabé Fraguas

Desde que se firmó el Acuerdo Final para la Construcción de una Paz Estable y Duradera en Cartagena, entre el Estado colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo (FARC-EP) en 2016, se han asesinado en el país a más de 1,300 líderes sociales. Hay actores armados a los que no les gusta la paz. Y contra eso lo único que se puede hacer es aplicar la ley y difundir paz por todos los rincones del país, practicar convivencia demostrando que la ciudadanía colombiana va a prosperar si se respeta su vida y se permite que crezca en todos los ámbitos posibles.

Una herramienta para lograr todo esto puede ser la radio. La idea de introducir emisoras de paz en la radio pública colombiana nace del cumplimiento del punto 6.5 del Acuerdo de Paz. RTVC Sistema de Medios Públicos tiene funcionando 12 emisoras de paz de Radio Nacional de Colombia. Es la comunicación al servicio de la reconciliación en estado puro. Un trabajo enorme, difícil, apasionante y necesario para un país que necesita vivir en paz.

Uno de sus propósitos es conectar a las comunidades a través de contenidos culturales, musicales e informativos en regiones que fueron afectadas por la violencia de manera importante. Destacan culturas, emprendimientos y proyectos regionales que fomenten la construcción de paz. Los contenidos están definidos por el concepto de “emisoras de paz”, se centran en construir elementos pedagógicos sobre los contenidos del Acuerdo Final para la terminación del conflicto. Por lo tanto, dar a conocer los avances en su implementación es uno de sus objetivos principales; y tienen que hacerlo de forma amena, atractiva para la audiencia y que mantenga productos de mucha calidad informativa y de ocio durante largo tiempo.

Vicente Silva, director de la Radio Nacional de Colombia, destaca que las emisoras de paz son “estaciones cercanas a la comunidad, amables con la gente de los territorios, enfocadas en el concepto de una radio pública que construye, permite el diálogo, estimula la escucha de múltiples voces y sonidos, y sirve a la gente sin banderas de partidos ni intereses económicos o ideológicos”. Eso puede ser definitivo en su éxito, la amplitud de miras y la generosidad a la hora de entender que partidos e ideologías deben estar al servicio del bienestar de la población, no a la inversa. De hecho, en buena medida su implantación en la ciudadanía va a depender de que las emisoras de paz mantengan los brazos abiertos a todos los enfoques políticos, como primer paso en la construcción de una sociedad que no vea en la política un foco de violencia, sino de todo lo contrario, de posibles actores que se impliquen resolviendo los problemas sin violencia.

El contexto no ayuda, se sigue asesinando a líderes sociales por el mero hecho de luchar por los derechos humanos de la población colombiana, por la protección de su medio ambiente, por la inclusión de las poblaciones originarias en la vida del país, lo que implica que se respeten y defiendan sus derechos como los del resto. Pero a la vez de no ayudar, ese contexto nos está diciendo a gritos que las emisoras de paz hacen falta de una manera feroz, porque la radio puede llegar a todos los rincones, entretener e informar de una manera muy barata para el receptor y, por lo tanto, trabajar la paz desde la comunicación como muy pocos medios pueden hacerlo. Y los estándares de calidad están asegurados si se sigue el trabajo de Radio Nacional de Colombia.

Por: Javier Bernabé Fraguas

Desde que se firmó el Acuerdo Final para la Construcción de una Paz Estable y Duradera en Cartagena, entre el Estado colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo (FARC-EP) en 2016, se han asesinado en el país a más de 1,300 líderes sociales. Hay actores armados a los que no les gusta la paz. Y contra eso lo único que se puede hacer es aplicar la ley y difundir paz por todos los rincones del país, practicar convivencia demostrando que la ciudadanía colombiana va a prosperar si se respeta su vida y se permite que crezca en todos los ámbitos posibles.

Una herramienta para lograr todo esto puede ser la radio. La idea de introducir emisoras de paz en la radio pública colombiana nace del cumplimiento del punto 6.5 del Acuerdo de Paz. RTVC Sistema de Medios Públicos tiene funcionando 12 emisoras de paz de Radio Nacional de Colombia. Es la comunicación al servicio de la reconciliación en estado puro. Un trabajo enorme, difícil, apasionante y necesario para un país que necesita vivir en paz.

Uno de sus propósitos es conectar a las comunidades a través de contenidos culturales, musicales e informativos en regiones que fueron afectadas por la violencia de manera importante. Destacan culturas, emprendimientos y proyectos regionales que fomenten la construcción de paz. Los contenidos están definidos por el concepto de “emisoras de paz”, se centran en construir elementos pedagógicos sobre los contenidos del Acuerdo Final para la terminación del conflicto. Por lo tanto, dar a conocer los avances en su implementación es uno de sus objetivos principales; y tienen que hacerlo de forma amena, atractiva para la audiencia y que mantenga productos de mucha calidad informativa y de ocio durante largo tiempo.

Vicente Silva, director de la Radio Nacional de Colombia, destaca que las emisoras de paz son “estaciones cercanas a la comunidad, amables con la gente de los territorios, enfocadas en el concepto de una radio pública que construye, permite el diálogo, estimula la escucha de múltiples voces y sonidos, y sirve a la gente sin banderas de partidos ni intereses económicos o ideológicos”. Eso puede ser definitivo en su éxito, la amplitud de miras y la generosidad a la hora de entender que partidos e ideologías deben estar al servicio del bienestar de la población, no a la inversa. De hecho, en buena medida su implantación en la ciudadanía va a depender de que las emisoras de paz mantengan los brazos abiertos a todos los enfoques políticos, como primer paso en la construcción de una sociedad que no vea en la política un foco de violencia, sino de todo lo contrario, de posibles actores que se impliquen resolviendo los problemas sin violencia.

El contexto no ayuda, se sigue asesinando a líderes sociales por el mero hecho de luchar por los derechos humanos de la población colombiana, por la protección de su medio ambiente, por la inclusión de las poblaciones originarias en la vida del país, lo que implica que se respeten y defiendan sus derechos como los del resto. Pero a la vez de no ayudar, ese contexto nos está diciendo a gritos que las emisoras de paz hacen falta de una manera feroz, porque la radio puede llegar a todos los rincones, entretener e informar de una manera muy barata para el receptor y, por lo tanto, trabajar la paz desde la comunicación como muy pocos medios pueden hacerlo. Y los estándares de calidad están asegurados si se sigue el trabajo de Radio Nacional de Colombia.