/ miércoles 3 de agosto de 2022

Cuando el Diablo pase la factura: El NAIM y el AIFA (2 DE 2)



Por Mario Mata Carrasco


Para tratar de suplir al NAIM cancelado, el gobierno de AMLO decidió convertir a una vieja base militar en un aeropuerto internacional, alguien le vendió la idea al Presidente que con un “bajo” costo se podría construir un moderno y eficiente aeropuerto, por lo cual se tomó la decisión y el Ejército se convirtió de golpe en empresa constructora aeroportuaria. Sin que el INE se encargara de la realización de la misma, entre el 25 y el 28 de octubre de 2018 se realizó la consulta popular para construir el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). El 65% de las personas del millón 67,859 que participaron (menos de 1% del padrón electoral) votaron que sí.

Los obstáculos fueron muchos, primero una batalla legal ante numerosos amparos y después ante una muy mala planeación que incluía un cerro y otros inconvenientes. Después de 885 días de construcción, el 21 de marzo de este año fue inaugurado, con muchas carencias, el AIFA, su costo de construcción, en un inicio, se manifestó que sería de 75 mil mdp, el cual se incrementó exponencialmente hasta llegar a la cifra de 115 mil 981 mdp. La noticia más sobresaliente fue una señora vendiendo tlayudas en sus instalaciones.

La cancelación del NAIM le costó al erario más de 331 mil 996 millones de pesos, según la Auditoría Superior de la Federación en su tercera entrega del 2019, versión que ha cambiado varias veces por presión y amenaza del Ejecutivo federal. Esto nos lleva a que en realidad el AIFA nos costó a los mexicanos más de 446 mil millones de pesos.

Lo peor de todo es que no ha funcionado, está vacío, el Presidente no ha volado una sola vez desde o hacia él, se encuentra a una gran distancia de la CDMX, no hay vuelos y es de muy difícil acceso.

En una excelente serie de siete publicaciones de la revista Nexos, Sebastián Garrido hace un análisis muy profundo de los números del AIFA, “…de acuerdo con la información diaria obtenida de la API de aviationstack.com y el portal especializado FlightAware, el flujo de operaciones diarias del nuevo aeropuerto se redujo ligera pero sostenidamente. Así lo ilustra, por ejemplo, que durante 13 de los primeros 18 días de julio el AIFA tuviera 10 o menos operaciones. Como resultado, en las últimas cuatro semanas analizadas el promedio móvil semanal de operaciones diarias de este aeropuerto era de 9.1, ocupando el número 37 de 43 de la lista de los aeropuertos con mayor tráfico aéreo de México”.

“.….las poco más de 32,000 personas que viajaron en uno de los vuelos nacionales que salieron o llegaron del AIFA durante junio, representan el 1.2 % del total de pasajeros de vuelos nacionales atendidos por el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, en el mismo mes (2,701,643), y menos del 5 % de los pasajeros que usaron los aeropuertos de Tijuana, Guadalajara, Cancún o Monterrey antes o después de abordar un vuelo nacional (entre 80,000 y 988,000 personas)”.

Como vemos, el AIFA es simplemente otro de los errores de la 4T, quizá el más costoso y más emblemático.





Por Mario Mata Carrasco


Para tratar de suplir al NAIM cancelado, el gobierno de AMLO decidió convertir a una vieja base militar en un aeropuerto internacional, alguien le vendió la idea al Presidente que con un “bajo” costo se podría construir un moderno y eficiente aeropuerto, por lo cual se tomó la decisión y el Ejército se convirtió de golpe en empresa constructora aeroportuaria. Sin que el INE se encargara de la realización de la misma, entre el 25 y el 28 de octubre de 2018 se realizó la consulta popular para construir el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). El 65% de las personas del millón 67,859 que participaron (menos de 1% del padrón electoral) votaron que sí.

Los obstáculos fueron muchos, primero una batalla legal ante numerosos amparos y después ante una muy mala planeación que incluía un cerro y otros inconvenientes. Después de 885 días de construcción, el 21 de marzo de este año fue inaugurado, con muchas carencias, el AIFA, su costo de construcción, en un inicio, se manifestó que sería de 75 mil mdp, el cual se incrementó exponencialmente hasta llegar a la cifra de 115 mil 981 mdp. La noticia más sobresaliente fue una señora vendiendo tlayudas en sus instalaciones.

La cancelación del NAIM le costó al erario más de 331 mil 996 millones de pesos, según la Auditoría Superior de la Federación en su tercera entrega del 2019, versión que ha cambiado varias veces por presión y amenaza del Ejecutivo federal. Esto nos lleva a que en realidad el AIFA nos costó a los mexicanos más de 446 mil millones de pesos.

Lo peor de todo es que no ha funcionado, está vacío, el Presidente no ha volado una sola vez desde o hacia él, se encuentra a una gran distancia de la CDMX, no hay vuelos y es de muy difícil acceso.

En una excelente serie de siete publicaciones de la revista Nexos, Sebastián Garrido hace un análisis muy profundo de los números del AIFA, “…de acuerdo con la información diaria obtenida de la API de aviationstack.com y el portal especializado FlightAware, el flujo de operaciones diarias del nuevo aeropuerto se redujo ligera pero sostenidamente. Así lo ilustra, por ejemplo, que durante 13 de los primeros 18 días de julio el AIFA tuviera 10 o menos operaciones. Como resultado, en las últimas cuatro semanas analizadas el promedio móvil semanal de operaciones diarias de este aeropuerto era de 9.1, ocupando el número 37 de 43 de la lista de los aeropuertos con mayor tráfico aéreo de México”.

“.….las poco más de 32,000 personas que viajaron en uno de los vuelos nacionales que salieron o llegaron del AIFA durante junio, representan el 1.2 % del total de pasajeros de vuelos nacionales atendidos por el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, en el mismo mes (2,701,643), y menos del 5 % de los pasajeros que usaron los aeropuertos de Tijuana, Guadalajara, Cancún o Monterrey antes o después de abordar un vuelo nacional (entre 80,000 y 988,000 personas)”.

Como vemos, el AIFA es simplemente otro de los errores de la 4T, quizá el más costoso y más emblemático.