/ miércoles 19 de septiembre de 2018

Dejar morir a la Amplitud Modulada

Con conferencistas de talla nacional, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales prepara la Semana Académica a realizarse a principios de octubre en esta ciudad de Chihuahua. Enhorabuena.

La radio en las zonas rurales tiene como base la Amplitud Modulada y como organización la privada, social y gubernamental, con sus matices particulares.

Un ejemplo de ella es XETAR en Guachochi, que es operada por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, un organismo dependiente del gobierno federal.

El salario y los gastos de operación en general son sufragados por la Federación y en ocasiones recibe donativos y subsidios del sector privado y gubernamental municipal y estatal. Evidentemente estos ingresos son insuficientes.

Su organización es social porque no busca fines de lucro. Su objetivo es fortalecer la cultura de los pueblos originarios y servir de medio de comunicación, en una zona geográfica accidentada y sinuosa.

Fortalece la opinión pública rural en español y en el idioma originario, nativo, de los pueblos indígenas.

Por ello, la Amplitud Modulada se convierte en el motor de las ondas herzianas. Debido a sus características especiales de transmisión, la AM rompe y supera obstáculos: cañadas y montañas, y logra conectar a las personas y comunidades.

La Frecuencia Modulada, aun con su “triple play”, capaz de transmitir voz, datos e imagen, poderoso vehículo de transmisión, es incapaz de prestar ese servicio que la AM realiza con eficiencia.

Fortalecer únicamente la FM con detrimento de la AM es dejar sin comunicación a miles de personas que dependen de la radio. Es un atentado a las políticas de inclusión, democracia y subsidariedad hacia quienes habitan en lugares inhóspitos, donde el único punto de contacto es una voz detrás de un micrófono. Es una agresión a la edificación de opinión pública crítica en dichos lugares.

Desafortunadamente esa es la tendencia. El consumo de productos radiofónicos crece exponencialmente en favor de la Frecuencia Modulada por su calidad en el sonido y la versatilidad para transmitir insumos de comunicación altamente redituables en zonas urbanas.

De hecho, el gobierno federal, con apoyo en la nueva Ley Federal de Telecomunicaciones, inició una obligada migración de AM a FM, que se entiende en zonas densamente pobladas, pero que es un despropósito en zonas rurales, más aún en el caso de nuestra irregular geografía.

http://robertopinon.blogspot.com



Con conferencistas de talla nacional, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales prepara la Semana Académica a realizarse a principios de octubre en esta ciudad de Chihuahua. Enhorabuena.

La radio en las zonas rurales tiene como base la Amplitud Modulada y como organización la privada, social y gubernamental, con sus matices particulares.

Un ejemplo de ella es XETAR en Guachochi, que es operada por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, un organismo dependiente del gobierno federal.

El salario y los gastos de operación en general son sufragados por la Federación y en ocasiones recibe donativos y subsidios del sector privado y gubernamental municipal y estatal. Evidentemente estos ingresos son insuficientes.

Su organización es social porque no busca fines de lucro. Su objetivo es fortalecer la cultura de los pueblos originarios y servir de medio de comunicación, en una zona geográfica accidentada y sinuosa.

Fortalece la opinión pública rural en español y en el idioma originario, nativo, de los pueblos indígenas.

Por ello, la Amplitud Modulada se convierte en el motor de las ondas herzianas. Debido a sus características especiales de transmisión, la AM rompe y supera obstáculos: cañadas y montañas, y logra conectar a las personas y comunidades.

La Frecuencia Modulada, aun con su “triple play”, capaz de transmitir voz, datos e imagen, poderoso vehículo de transmisión, es incapaz de prestar ese servicio que la AM realiza con eficiencia.

Fortalecer únicamente la FM con detrimento de la AM es dejar sin comunicación a miles de personas que dependen de la radio. Es un atentado a las políticas de inclusión, democracia y subsidariedad hacia quienes habitan en lugares inhóspitos, donde el único punto de contacto es una voz detrás de un micrófono. Es una agresión a la edificación de opinión pública crítica en dichos lugares.

Desafortunadamente esa es la tendencia. El consumo de productos radiofónicos crece exponencialmente en favor de la Frecuencia Modulada por su calidad en el sonido y la versatilidad para transmitir insumos de comunicación altamente redituables en zonas urbanas.

De hecho, el gobierno federal, con apoyo en la nueva Ley Federal de Telecomunicaciones, inició una obligada migración de AM a FM, que se entiende en zonas densamente pobladas, pero que es un despropósito en zonas rurales, más aún en el caso de nuestra irregular geografía.

http://robertopinon.blogspot.com