/ miércoles 22 de agosto de 2018

Una línea editorial crítica

El Club Primera Plana de la Ciudad de México celebra aniversario con la emisión de un boleto conmemorativo auspiciado por el Sistema Metro, en un justo reconocimiento a su aportación a la libre expresión de las ideas.


La línea editorial no es lo mismo que los contenidos difundidos por los medios de comunicación social.

Los contenidos son la sustancia informativa con que los medios de comunicación llenan sus páginas o espacios; la línea editorial el sentido que se le da a esa información.

Los medios de comunicación pueden ser especializados en información deportiva, social, de denuncia, policiaca o cualesquier contenido. No importa cualquiera que sea esa información, ésta tendrá una determinada línea informativa.

Así en los noticiarios deportivos vemos y escuchamos critica a la Conade o al Comité Olímpico Deportivo. Se trata de informativos que en su línea editorial establecen un compromiso crítico con sus lectores.

Lo mismo ocurre por ejemplo con espacios de denuncia social con micrófono abierto o cerrado. Esos programas constantemente ejercen línea informativa que censura la actuación estatal por ineficiencias en la prestación de servicios públicos.

Un medio de comunicación que no critica ni censura, que sólo se limita a informar, y no interpreta, es un medio estrictamente informativo, que se queda únicamente en el dato, que pone a la disposición de su auditorio. Difunde opiniones a favor o en contra de un tema. Su línea editorial es equilibrada.

Los hay también medios de comunicación que tienen una línea informativa proclive al poder del Estado. Para ellos no existen los opositores al régimen, ni opiniones contrarias al mismo. Asumen una línea de contenido informativo oficial, como vocerías de propaganda.

Las tres posibilidades son legítimas desde un punto de vista puntual de respeto a la libertad de expresión. Sin embargo, ¿cuál de ellas contribuye a construir un régimen de libertades y pluralidad?

La última queda descartada de plano. Las primeras dos indudablemente contribuyen a ello. La más recurrida es la posición equilibrada, estrictamente informativa.

La primera es reacción ante un cambio de gobierno o administración, contrario a la línea informativa del medio de comunicación. El problema es que de la línea crítica del medio a una línea de propaganda sólo hay un paso, en una política pendular donde antes se crítica y hoy se aplaude.

Los lectores identificados con ese pensamiento podrán seguir fieles al medio de comunicación sin problema alguno, pero habrá aquellos que busquen una congruencia en la línea editorial y deserten en busca de contenido crítico.

Al final la esencia del medio de comunicación es servir de balance y contrapeso al poder. En ese camino una línea editorial crítica contribuye sustantivamente con independencia del contenido. Con ello favorece y enriquece la discusión de los asuntos públicos.

http://robertopinon.blogspot.com



El Club Primera Plana de la Ciudad de México celebra aniversario con la emisión de un boleto conmemorativo auspiciado por el Sistema Metro, en un justo reconocimiento a su aportación a la libre expresión de las ideas.


La línea editorial no es lo mismo que los contenidos difundidos por los medios de comunicación social.

Los contenidos son la sustancia informativa con que los medios de comunicación llenan sus páginas o espacios; la línea editorial el sentido que se le da a esa información.

Los medios de comunicación pueden ser especializados en información deportiva, social, de denuncia, policiaca o cualesquier contenido. No importa cualquiera que sea esa información, ésta tendrá una determinada línea informativa.

Así en los noticiarios deportivos vemos y escuchamos critica a la Conade o al Comité Olímpico Deportivo. Se trata de informativos que en su línea editorial establecen un compromiso crítico con sus lectores.

Lo mismo ocurre por ejemplo con espacios de denuncia social con micrófono abierto o cerrado. Esos programas constantemente ejercen línea informativa que censura la actuación estatal por ineficiencias en la prestación de servicios públicos.

Un medio de comunicación que no critica ni censura, que sólo se limita a informar, y no interpreta, es un medio estrictamente informativo, que se queda únicamente en el dato, que pone a la disposición de su auditorio. Difunde opiniones a favor o en contra de un tema. Su línea editorial es equilibrada.

Los hay también medios de comunicación que tienen una línea informativa proclive al poder del Estado. Para ellos no existen los opositores al régimen, ni opiniones contrarias al mismo. Asumen una línea de contenido informativo oficial, como vocerías de propaganda.

Las tres posibilidades son legítimas desde un punto de vista puntual de respeto a la libertad de expresión. Sin embargo, ¿cuál de ellas contribuye a construir un régimen de libertades y pluralidad?

La última queda descartada de plano. Las primeras dos indudablemente contribuyen a ello. La más recurrida es la posición equilibrada, estrictamente informativa.

La primera es reacción ante un cambio de gobierno o administración, contrario a la línea informativa del medio de comunicación. El problema es que de la línea crítica del medio a una línea de propaganda sólo hay un paso, en una política pendular donde antes se crítica y hoy se aplaude.

Los lectores identificados con ese pensamiento podrán seguir fieles al medio de comunicación sin problema alguno, pero habrá aquellos que busquen una congruencia en la línea editorial y deserten en busca de contenido crítico.

Al final la esencia del medio de comunicación es servir de balance y contrapeso al poder. En ese camino una línea editorial crítica contribuye sustantivamente con independencia del contenido. Con ello favorece y enriquece la discusión de los asuntos públicos.

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