/ jueves 6 de diciembre de 2018

Del Zócalo a Palacio Nacional

Andrés Manuel López Obrador logró el pasado primero de diciembre su sueño de transitar de la tribuna en la plaza de la Constitución al despacho presidencial en Palacio Nacional.

Un largo y arduo recorrido tuvo que recorrer el tabasqueño para lograr su propósito de ser un presidente de la república, desde sus dos intentos fallidos por ser gobernador de su estado natal hasta contender en tres elecciones presidenciales.

La caminata que hiciera en 1995 para protestar por el fraude electoral que le dio el triunfo de la gubernatura tabasqueña a Roberto Madrazo culminó en el Zócalo, donde dio a conocer documentos que avalaban el exceso de gastos en la campaña del priista.

Su activismo en el ombligo político del país lo llevó a la dirigencia nacional del PRD y a convertirse en una figura nacional de la política mexicana. Logró su primera victoria electoral en el Distrito Federal ocupando el despacho de jefe de gobierno. Del otro lado de la plaza de la Constitución contempló diariamente el Palacio Nacional y fue tal vez cuando se reafirmó su objetivo de ser inquilino del mismo.

Al serle retirado su fuero por el congreso federal retornó al Zócalo para encabezar una multitudinaria manifestación en contra de la maniobra del presidente Vicente Fox para eliminarlo de la contienda presidencial.

En el año 2006 participó como candidato de una coalición de izquierda para la elección de la Presidencia de la República, la cual perdió por la mitad de un punto. De nueva cuenta el Zócalo fue escenario de las movilizaciones en protesta por lo que se consideró un fraude y culminaron el 20 de noviembre con su nombramiento popular como “presidente legítimo” en el centro de la plaza.

La inmovilización del Paseo de la Reforma por tres semanas y la toma de la Cámara de Diputados no impidió que su contrincante Felipe Calderón pudiera recibiera la banda presidencial, a la cual le cambió el orden de los colores patrios.

En el Palacio de San Lázaro doce años después a López Obrador le colocó Porfirio Muñoz Ledo la misma banda presidencial, pero ahora después de que se despojara de ella el presidente saliente Enrique Peña Nieto.

La banda presidencial volverá a ser cambiada en el orden de sus colores, pues es obvio que el nuevo presidente pretende marcar una notoria diferencia con sus antecesores.

El viaje del recinto legislativo a Palacio Nacional lo hizo en su tradicional Jetta blanco y arribó al mismo para entrar ya como presidente de la república.

Después de la comida de bienvenida a los invitados extranjeros AMLO regresó de nuevo al Zócalo para ser investido con el bastón de mando de las etnias indígenas nacionales en el festejo popular en su honor.

En su discurso en la plaza de la Constitución reiteró sus diez compromisos y prometió volver en un año para convivir con los ciudadanos e informarles sobre los avances de los objetivos planteados en su Cuarta Transformación.

López Obrador despachará en Palacio Nacional, por lo que desde el primero de diciembre Los Pinos dejó de ser la residencia oficial de los presidentes y se abrió al público recibiendo a decenas de miles de visitantes.

Un nuevo periodo presidencial se inicia tanto en el Palacio Nacional como en el Zócalo, al que AMLO plantea volver para no perder el contacto con sus simpatizantes. La interrogante es si podrá conciliar sus deberes institucionales con sus promesas populistas para convertirse en un presidente como sus añorados personajes nacionales Juárez, Madero y Cárdenas.


Andrés Manuel López Obrador logró el pasado primero de diciembre su sueño de transitar de la tribuna en la plaza de la Constitución al despacho presidencial en Palacio Nacional.

Un largo y arduo recorrido tuvo que recorrer el tabasqueño para lograr su propósito de ser un presidente de la república, desde sus dos intentos fallidos por ser gobernador de su estado natal hasta contender en tres elecciones presidenciales.

La caminata que hiciera en 1995 para protestar por el fraude electoral que le dio el triunfo de la gubernatura tabasqueña a Roberto Madrazo culminó en el Zócalo, donde dio a conocer documentos que avalaban el exceso de gastos en la campaña del priista.

Su activismo en el ombligo político del país lo llevó a la dirigencia nacional del PRD y a convertirse en una figura nacional de la política mexicana. Logró su primera victoria electoral en el Distrito Federal ocupando el despacho de jefe de gobierno. Del otro lado de la plaza de la Constitución contempló diariamente el Palacio Nacional y fue tal vez cuando se reafirmó su objetivo de ser inquilino del mismo.

Al serle retirado su fuero por el congreso federal retornó al Zócalo para encabezar una multitudinaria manifestación en contra de la maniobra del presidente Vicente Fox para eliminarlo de la contienda presidencial.

En el año 2006 participó como candidato de una coalición de izquierda para la elección de la Presidencia de la República, la cual perdió por la mitad de un punto. De nueva cuenta el Zócalo fue escenario de las movilizaciones en protesta por lo que se consideró un fraude y culminaron el 20 de noviembre con su nombramiento popular como “presidente legítimo” en el centro de la plaza.

La inmovilización del Paseo de la Reforma por tres semanas y la toma de la Cámara de Diputados no impidió que su contrincante Felipe Calderón pudiera recibiera la banda presidencial, a la cual le cambió el orden de los colores patrios.

En el Palacio de San Lázaro doce años después a López Obrador le colocó Porfirio Muñoz Ledo la misma banda presidencial, pero ahora después de que se despojara de ella el presidente saliente Enrique Peña Nieto.

La banda presidencial volverá a ser cambiada en el orden de sus colores, pues es obvio que el nuevo presidente pretende marcar una notoria diferencia con sus antecesores.

El viaje del recinto legislativo a Palacio Nacional lo hizo en su tradicional Jetta blanco y arribó al mismo para entrar ya como presidente de la república.

Después de la comida de bienvenida a los invitados extranjeros AMLO regresó de nuevo al Zócalo para ser investido con el bastón de mando de las etnias indígenas nacionales en el festejo popular en su honor.

En su discurso en la plaza de la Constitución reiteró sus diez compromisos y prometió volver en un año para convivir con los ciudadanos e informarles sobre los avances de los objetivos planteados en su Cuarta Transformación.

López Obrador despachará en Palacio Nacional, por lo que desde el primero de diciembre Los Pinos dejó de ser la residencia oficial de los presidentes y se abrió al público recibiendo a decenas de miles de visitantes.

Un nuevo periodo presidencial se inicia tanto en el Palacio Nacional como en el Zócalo, al que AMLO plantea volver para no perder el contacto con sus simpatizantes. La interrogante es si podrá conciliar sus deberes institucionales con sus promesas populistas para convertirse en un presidente como sus añorados personajes nacionales Juárez, Madero y Cárdenas.