/ miércoles 29 de diciembre de 2021

Educar para el empleo digital

La situación actual del país nos lleva a replantearnos los paradigmas de la educación superior y del trabajo. Por una parte tenemos la mayor crisis de desempleo a nivel mundial de los últimos 100 años. Por la otra tenemos un crecimiento de aquellas industrias que exigen el manejo de habilidades digitales. De acuerdo a los datos de Microsoft (2020) las 10 carreras de mayor relevancia en los próximos años relacionadas con la tecnología de información son: Soporte, Administración, representante de ventas, especialistas en servicio al cliente, desarrollador de software, especialista en marketing digital, administrador de proyectos, analista financiero, analista de datos y diseñador gráfico.

Todas estas carreras requieren del desarrollo de habilidades digitales. En el sector público y privado las organizaciones están buscando dar atención a la población utilizando los servicios en la nube desde la generación de un documento de identidad, cédulas profesionales, firma digital para el pago de impuestos, banca electrónica, súper a domicilio, teletrabajo y educación a distancia. La venta en línea de los grandes consorcios ha obligado a una expansión de los canales de distribución que incrementan el estrés en la logística a lo largo de todo el país.

Hoy es el momento en el que tanto estudiantes como maestros debemos dejar el viejo modelo de educación presencial de la época griega y escolástica. Hoy los nuevos paradigmas pasan por videoconferencia, WhatsApp, Tick tock y las plataformas digitales para la administración del aprendizaje propios de Gates, Jobs y Musk. La democratización de la educación se da de facto por el acceso libre a fuentes de información de los portales como: Ted Talks, Khan Academy, Open Course Ware de MIT, Yale, Free Course de Stanford o PQDTOPEN, entre otras fuentes de calidad.

Hoy la información se encuentra a la mano con un acceso a un celular con internet. Es el momento de medir aprendizaje por: acceso a información, consumo de contenido relevante para la vida o el trabajo, desarrollo de habilidades digitales, compromiso del estudiante con su desarrollo académico, evidencias de sus competencias adquiridas, experiencia en el campo laboral por los servicios sociales, ética personal y las prácticas profesionales que puede ejecutar.

Un elemento crucial de esta etapa es que la tecnología permite ahora el diseño personalizado de la experiencia de aprendizaje. El detectar con qué medio de contenido, sea texto, video, gráfico, animación, es que aprende mejor una persona inicia un perfilamiento de su estilo de aprendizaje y medio efectivo de desarrollo. Así mismo, se pueden establecer características específicas de los perfiles laborales que requieren la industria de acuerdo a las nuevas demandas de mercado.

Al integrar las necesidades laborales con los perfiles de formación se agiliza el encontrar el mejor perfil personal que mejor llena los requerimientos de la industria. Además se expande la capacidad de aprendizaje continuo más allá de lograr un título universitario que exige la presencia de los estudiantes durante 4 años de su vida en las aulas. Viene un momento de reinvención permanente de los estudiantes y los profesionistas en habilidades transversales, competencias digitales, focalización a fortalezas individuales vinculadas a necesidades de mercado, creatividad individual de reinvención para una adaptación permanente a las nuevas demandas. El enfoque clave en el próximo lustro es el desarrollo de los universitarios en la adquisición de habilidades y competencias para el mercado laboral más que en lograr un título y cédula.

De hecho la industria aprecia el valor que aporta una persona por sus competencias y talentos más que por los títulos académicos adquiridos. Es aquí donde las certificaciones de competencias, los microcursos de actualización, la adquisición de habilidades específicas para el momento y la flexibilidad de acción de los profesionistas para los nuevos trabajos son el nuevo paradigma de educación continua y para toda la vida.


La situación actual del país nos lleva a replantearnos los paradigmas de la educación superior y del trabajo. Por una parte tenemos la mayor crisis de desempleo a nivel mundial de los últimos 100 años. Por la otra tenemos un crecimiento de aquellas industrias que exigen el manejo de habilidades digitales. De acuerdo a los datos de Microsoft (2020) las 10 carreras de mayor relevancia en los próximos años relacionadas con la tecnología de información son: Soporte, Administración, representante de ventas, especialistas en servicio al cliente, desarrollador de software, especialista en marketing digital, administrador de proyectos, analista financiero, analista de datos y diseñador gráfico.

Todas estas carreras requieren del desarrollo de habilidades digitales. En el sector público y privado las organizaciones están buscando dar atención a la población utilizando los servicios en la nube desde la generación de un documento de identidad, cédulas profesionales, firma digital para el pago de impuestos, banca electrónica, súper a domicilio, teletrabajo y educación a distancia. La venta en línea de los grandes consorcios ha obligado a una expansión de los canales de distribución que incrementan el estrés en la logística a lo largo de todo el país.

Hoy es el momento en el que tanto estudiantes como maestros debemos dejar el viejo modelo de educación presencial de la época griega y escolástica. Hoy los nuevos paradigmas pasan por videoconferencia, WhatsApp, Tick tock y las plataformas digitales para la administración del aprendizaje propios de Gates, Jobs y Musk. La democratización de la educación se da de facto por el acceso libre a fuentes de información de los portales como: Ted Talks, Khan Academy, Open Course Ware de MIT, Yale, Free Course de Stanford o PQDTOPEN, entre otras fuentes de calidad.

Hoy la información se encuentra a la mano con un acceso a un celular con internet. Es el momento de medir aprendizaje por: acceso a información, consumo de contenido relevante para la vida o el trabajo, desarrollo de habilidades digitales, compromiso del estudiante con su desarrollo académico, evidencias de sus competencias adquiridas, experiencia en el campo laboral por los servicios sociales, ética personal y las prácticas profesionales que puede ejecutar.

Un elemento crucial de esta etapa es que la tecnología permite ahora el diseño personalizado de la experiencia de aprendizaje. El detectar con qué medio de contenido, sea texto, video, gráfico, animación, es que aprende mejor una persona inicia un perfilamiento de su estilo de aprendizaje y medio efectivo de desarrollo. Así mismo, se pueden establecer características específicas de los perfiles laborales que requieren la industria de acuerdo a las nuevas demandas de mercado.

Al integrar las necesidades laborales con los perfiles de formación se agiliza el encontrar el mejor perfil personal que mejor llena los requerimientos de la industria. Además se expande la capacidad de aprendizaje continuo más allá de lograr un título universitario que exige la presencia de los estudiantes durante 4 años de su vida en las aulas. Viene un momento de reinvención permanente de los estudiantes y los profesionistas en habilidades transversales, competencias digitales, focalización a fortalezas individuales vinculadas a necesidades de mercado, creatividad individual de reinvención para una adaptación permanente a las nuevas demandas. El enfoque clave en el próximo lustro es el desarrollo de los universitarios en la adquisición de habilidades y competencias para el mercado laboral más que en lograr un título y cédula.

De hecho la industria aprecia el valor que aporta una persona por sus competencias y talentos más que por los títulos académicos adquiridos. Es aquí donde las certificaciones de competencias, los microcursos de actualización, la adquisición de habilidades específicas para el momento y la flexibilidad de acción de los profesionistas para los nuevos trabajos son el nuevo paradigma de educación continua y para toda la vida.