/ sábado 13 de abril de 2019

El miedo de bajarse del tigre

Había más caridad antes de que partidos como Morena pretendieran forzarla en la gente. Ahora las personas se hallan a la defensiva y no están dispuestas a ceder nada ante las promesas de López, si no se lo quitan pistola en mano, como está sucediendo ante la irreal y corrupta iniciativa de no perseguir a los criminales que dejan la puerta abierta a la impunidad, lo que ha permitido que en cuatro meses se hayan acumulado más muertos por parte de este gobierno que en los dos gobiernos pasados en tiempos iguales.

Todavía estamos por ver el primer antineoliberal opulento que le deje algo al pueblo al morir, salvo sus ideas e iniciativas de odio; o lo que dé en vida para fines de beneficencia.

La lucha contra el neoliberalismo no es una novedad, sino un retroceso. Algunos gobernantes lo han intentado ya. Por ejemplo, las tierras han sido repartidas frecuentemente, y cada vez, los nuevos propietarios han llegado a conseguir iguales privilegios que los anteriores, nunca mejores. Las ideas “para beneficiar a los pueblos buenos y sabios” (antes de Marx) de los cenobistas fueron predicadas de nuevo en la Edad Media por los gnósticos, por los discípulos de Waldo, por los Frailes Limosneros, por los Taboritas en Bohemia, por los Levelers en Inglaterra, y practicadas también por algunas tribus.

¿Y por qué algunos movimientos antineoliberales (o anticapitalistas, como se les decía antes) pueden perdurar hasta por décadas? Porque el que jinetea un tigre debe tener miedo de bajársele. El miedo impulsa a los hombres a todos los extremos. Porque ese es el papel de todas las dictaduras antineoliberales: mantener la opresión, así como las dádivas para ganarse sus votos; mantener el terror de sus ciudadanos mientras se mantienen en el poder. Lo estamos viendo en Nicaragua y Venezuela... y ahora se inicia en México. Gente sufriendo todo tipo de limitaciones.

Un ejemplo del siglo XV (obviamente antes de Marx): En 1609, de los doscientos adultos que formaban la colonia (Jamestown, Estados Unidos) sólo trabajaban 40; los restantes vivían a costillas de ellos, algo así como los programas de Morena para ninis, becarios, etc., por lo tanto, el que había sido elegido “por el pueblo” tuvo que expedir su famosa ley: “En lo sucesivo, el que no trabaje, no comerá” y ya hemos visto el progreso de la naciones como China o Estados Unidos en relación al resto del mundo por su sistemas económicos capitalistas, independientemente de los grandes abusos no solamente que han cometido, sino los que están por cometer.

Contrario a lo que pretende Morena con su guerra contra el neoliberalismo, el gran incentivo para trabajar y economizar es el interés individual. El estímulo del interés personal y de la responsabilidad, son indispensables en la producción de la riqueza. Al hablar de acabar con el neoliberalismo, López logrará que la ciudadanía pierda el entusiasmo, sin emprender nada, salvo involucrarse en negocios ilegales para obtener dinero o simplemente estar siempre atenidos a lo que el tal López decida regalarles para lograr que el pueblo sabio siempre vote por él. Pronto dará mucho miedo bajarse del ganso.


Había más caridad antes de que partidos como Morena pretendieran forzarla en la gente. Ahora las personas se hallan a la defensiva y no están dispuestas a ceder nada ante las promesas de López, si no se lo quitan pistola en mano, como está sucediendo ante la irreal y corrupta iniciativa de no perseguir a los criminales que dejan la puerta abierta a la impunidad, lo que ha permitido que en cuatro meses se hayan acumulado más muertos por parte de este gobierno que en los dos gobiernos pasados en tiempos iguales.

Todavía estamos por ver el primer antineoliberal opulento que le deje algo al pueblo al morir, salvo sus ideas e iniciativas de odio; o lo que dé en vida para fines de beneficencia.

La lucha contra el neoliberalismo no es una novedad, sino un retroceso. Algunos gobernantes lo han intentado ya. Por ejemplo, las tierras han sido repartidas frecuentemente, y cada vez, los nuevos propietarios han llegado a conseguir iguales privilegios que los anteriores, nunca mejores. Las ideas “para beneficiar a los pueblos buenos y sabios” (antes de Marx) de los cenobistas fueron predicadas de nuevo en la Edad Media por los gnósticos, por los discípulos de Waldo, por los Frailes Limosneros, por los Taboritas en Bohemia, por los Levelers en Inglaterra, y practicadas también por algunas tribus.

¿Y por qué algunos movimientos antineoliberales (o anticapitalistas, como se les decía antes) pueden perdurar hasta por décadas? Porque el que jinetea un tigre debe tener miedo de bajársele. El miedo impulsa a los hombres a todos los extremos. Porque ese es el papel de todas las dictaduras antineoliberales: mantener la opresión, así como las dádivas para ganarse sus votos; mantener el terror de sus ciudadanos mientras se mantienen en el poder. Lo estamos viendo en Nicaragua y Venezuela... y ahora se inicia en México. Gente sufriendo todo tipo de limitaciones.

Un ejemplo del siglo XV (obviamente antes de Marx): En 1609, de los doscientos adultos que formaban la colonia (Jamestown, Estados Unidos) sólo trabajaban 40; los restantes vivían a costillas de ellos, algo así como los programas de Morena para ninis, becarios, etc., por lo tanto, el que había sido elegido “por el pueblo” tuvo que expedir su famosa ley: “En lo sucesivo, el que no trabaje, no comerá” y ya hemos visto el progreso de la naciones como China o Estados Unidos en relación al resto del mundo por su sistemas económicos capitalistas, independientemente de los grandes abusos no solamente que han cometido, sino los que están por cometer.

Contrario a lo que pretende Morena con su guerra contra el neoliberalismo, el gran incentivo para trabajar y economizar es el interés individual. El estímulo del interés personal y de la responsabilidad, son indispensables en la producción de la riqueza. Al hablar de acabar con el neoliberalismo, López logrará que la ciudadanía pierda el entusiasmo, sin emprender nada, salvo involucrarse en negocios ilegales para obtener dinero o simplemente estar siempre atenidos a lo que el tal López decida regalarles para lograr que el pueblo sabio siempre vote por él. Pronto dará mucho miedo bajarse del ganso.