/ martes 4 de febrero de 2020

El nulo crecimiento de la economía en 2019

El 2019 no sólo fue el año más violento que se haya registrado en el país, ahora el Inegi confirma que también en este periodo no hubo crecimiento económico sino un ligero decrecimiento anual del 0.1 del PIB.

Los datos oficiales son contundentes para confirmar lo afirmado por los especialistas: la seguridad y la economía no han mejorado con el nuevo gobierno. Lo más preocupante es la tendencia, la cual se deberá revertir este año para evitar un entorno más negativo para los mexicanos.

El Inegi citó que el último trimestre de 2019 hubo un decrecimiento del 0.3 del PIB, lo cual es una recesión técnica, misma que se negó durante el año citado.

La firma del T-MEC, con todo y sus desventajas para los mexicanos, es una buena señal para que se reactiven las inversiones extranjeras, así como las nacionales. A ello le apuesta AMLO al nombrar a su jefe de la oficina de la presidencia como el jefe del nuevo gabinete de crecimiento económico.

Aunque muy a su estilo López Obrador trató de minimizar el que no hubiera aumentado el PIB en su primer año de gobierno, la realidad es que es una falla que debe intentar de solucionar, pues

como también lo reconoció, sin crecimiento no podrá ayudar a los 50 millones de mexicanos que están en la pobreza.

Hasta ahora las intenciones presidenciales podrán ser buenas, pero se estrellan ante la dura y terca realidad de las condiciones nacionales y globales.

Es necesario por consiguiente un golpe de timón para cambiar las políticas públicas tanto en seguridad como en economía y realizar los cambios necesarios para sacar al país del bache en que está debido a las condiciones deplorables que imperan, lo cual es obvio no se podrá realizar solo con decretos y planes elaborados improvisadamente con escaso sustento.

Ahora bien, el presidente argumenta que, aunque no haya crecimiento si hay desarrollo y bienestar lo cual es una verdad a medias si no es que una posverdad. Podrá haber crecimiento económico sin desarrollo económico, pero no puede haber desarrollo económico y por consiguiente bienestar si no hay crecimiento económico.

El problema señalado por buena parte de los analistas es la escasa confianza que existe en el sector capitalista para invertir en México pues el actual gobierno no los convence de ser capaz de cumplir con sus compromisos.

Una forma de crear confianza en los mercados sería reiniciar las rondas de las concesiones de explotación petrolera, mismas que pueden realizarse con reglas claras y más equitativas para el erario mexicano de acuerdo a las convenciones internacionales.

La producción petrolera por parte de Pemex es pobre y difícilmente podrá aumentar si no se le capitaliza y depura de los parásitos que hasta ahora la han sangrado. Quitar a los seguidores de Deschamps y propiciar uno o varios sindicatos que sean representativos de los trabajadores es un buen paso, además de combatir el huachicoleo en todos los frentes.

Nadie le objeta al jefe del ejecutivo que las anteriores administraciones causaron las actuales condiciones, pero eso tampoco lo justifica de las decisiones erróneas que ha cometido en materia económica. Nunca es tarde para intentar enmendar los yerros, lo cual sería lo más deseable para lograr en realidad un beneficio real para la mayoría de los mexicanos.

El 2019 no sólo fue el año más violento que se haya registrado en el país, ahora el Inegi confirma que también en este periodo no hubo crecimiento económico sino un ligero decrecimiento anual del 0.1 del PIB.

Los datos oficiales son contundentes para confirmar lo afirmado por los especialistas: la seguridad y la economía no han mejorado con el nuevo gobierno. Lo más preocupante es la tendencia, la cual se deberá revertir este año para evitar un entorno más negativo para los mexicanos.

El Inegi citó que el último trimestre de 2019 hubo un decrecimiento del 0.3 del PIB, lo cual es una recesión técnica, misma que se negó durante el año citado.

La firma del T-MEC, con todo y sus desventajas para los mexicanos, es una buena señal para que se reactiven las inversiones extranjeras, así como las nacionales. A ello le apuesta AMLO al nombrar a su jefe de la oficina de la presidencia como el jefe del nuevo gabinete de crecimiento económico.

Aunque muy a su estilo López Obrador trató de minimizar el que no hubiera aumentado el PIB en su primer año de gobierno, la realidad es que es una falla que debe intentar de solucionar, pues

como también lo reconoció, sin crecimiento no podrá ayudar a los 50 millones de mexicanos que están en la pobreza.

Hasta ahora las intenciones presidenciales podrán ser buenas, pero se estrellan ante la dura y terca realidad de las condiciones nacionales y globales.

Es necesario por consiguiente un golpe de timón para cambiar las políticas públicas tanto en seguridad como en economía y realizar los cambios necesarios para sacar al país del bache en que está debido a las condiciones deplorables que imperan, lo cual es obvio no se podrá realizar solo con decretos y planes elaborados improvisadamente con escaso sustento.

Ahora bien, el presidente argumenta que, aunque no haya crecimiento si hay desarrollo y bienestar lo cual es una verdad a medias si no es que una posverdad. Podrá haber crecimiento económico sin desarrollo económico, pero no puede haber desarrollo económico y por consiguiente bienestar si no hay crecimiento económico.

El problema señalado por buena parte de los analistas es la escasa confianza que existe en el sector capitalista para invertir en México pues el actual gobierno no los convence de ser capaz de cumplir con sus compromisos.

Una forma de crear confianza en los mercados sería reiniciar las rondas de las concesiones de explotación petrolera, mismas que pueden realizarse con reglas claras y más equitativas para el erario mexicano de acuerdo a las convenciones internacionales.

La producción petrolera por parte de Pemex es pobre y difícilmente podrá aumentar si no se le capitaliza y depura de los parásitos que hasta ahora la han sangrado. Quitar a los seguidores de Deschamps y propiciar uno o varios sindicatos que sean representativos de los trabajadores es un buen paso, además de combatir el huachicoleo en todos los frentes.

Nadie le objeta al jefe del ejecutivo que las anteriores administraciones causaron las actuales condiciones, pero eso tampoco lo justifica de las decisiones erróneas que ha cometido en materia económica. Nunca es tarde para intentar enmendar los yerros, lo cual sería lo más deseable para lograr en realidad un beneficio real para la mayoría de los mexicanos.