/ jueves 12 de marzo de 2020

El paro del paro

“Sin la mujer, la vida es pura prosa”

- Rubén Darío -

Hacer el paro, en el sublime lenguaje azteca significa ayudar o apoyar a quien lo está solicitando, así, la madre de familia cuando le toca ir por su hijo a la escuela y por alguna circunstancia no puede hacerlo le pide el paro a su mamá o a su mejor amiga de que recojan a su criatura por ella; El compañero de la oficina que no terminó su reporte a tiempo le pide el paro a su jefe o jefa para que le dé media hora más de chance; El joven galán que está conquistando a la muchacha de sus sueños le pide al amigo que le haga el paro saliendo con la prima y este accede independientemente de si le guste o no la prima. Hacer el paro en México es demostrar que somos solidarios, que cuando se nos requiere ahí estamos.

El pasado lunes las mujeres (no todas) realizaron un paro de actividades. Álvaro Cueva derramó su tinta combinando una buena dosis de emoción diciendo que este paro era el inicio de la “Revolución de Género” que de alguna manera marcará la pauta de un cambio social. Se trata pues de un llamado sin ataduras cuyo objetivo es loable: encaminarnos a una verdadera igualdad en todo sentido y terminar con la violencia de género que tanto lastima al país.

Para muchos, los resultados del paro caerán en una ilusión, en una utopía, en una mera fantasía, pero los cambios por difíciles que parezcan obedecen a lo imaginado.

Mis alumnas universitarias me cuestionaron si iba a hacer el paro para permitirles faltar a clase ese día, les comenté que no se trataba de hacer ningún paro, sino que pudiendo o no estar de acuerdo en todo con este movimiento me sumaba gustosamente con sentido solidario pero que les encargaba que meditaran al respecto y no lo tomaran como un día de simple descanso. Veremos.

Celebrar a la mujer y apoyar a este paro nos obliga a una meditación profunda sobre no solo la reivindicación de los aconteceres del sexo femenino, sino además de los niños, de los hombres explotados, de los indígenas, los campesinos y de todo aquel que por más que le busca no encuentra el camino.

Va pues nuestro reconocimiento, solidaridad y respeto para quien representa lo más fundamental de la vida, para quien envuelve de belleza y ternura todo lo que toca. Lejos de querer imaginarnos una vida sin las mujeres, agradecemos la vida al lado de ustedes. Seguro que sí.


“Sin la mujer, la vida es pura prosa”

- Rubén Darío -

Hacer el paro, en el sublime lenguaje azteca significa ayudar o apoyar a quien lo está solicitando, así, la madre de familia cuando le toca ir por su hijo a la escuela y por alguna circunstancia no puede hacerlo le pide el paro a su mamá o a su mejor amiga de que recojan a su criatura por ella; El compañero de la oficina que no terminó su reporte a tiempo le pide el paro a su jefe o jefa para que le dé media hora más de chance; El joven galán que está conquistando a la muchacha de sus sueños le pide al amigo que le haga el paro saliendo con la prima y este accede independientemente de si le guste o no la prima. Hacer el paro en México es demostrar que somos solidarios, que cuando se nos requiere ahí estamos.

El pasado lunes las mujeres (no todas) realizaron un paro de actividades. Álvaro Cueva derramó su tinta combinando una buena dosis de emoción diciendo que este paro era el inicio de la “Revolución de Género” que de alguna manera marcará la pauta de un cambio social. Se trata pues de un llamado sin ataduras cuyo objetivo es loable: encaminarnos a una verdadera igualdad en todo sentido y terminar con la violencia de género que tanto lastima al país.

Para muchos, los resultados del paro caerán en una ilusión, en una utopía, en una mera fantasía, pero los cambios por difíciles que parezcan obedecen a lo imaginado.

Mis alumnas universitarias me cuestionaron si iba a hacer el paro para permitirles faltar a clase ese día, les comenté que no se trataba de hacer ningún paro, sino que pudiendo o no estar de acuerdo en todo con este movimiento me sumaba gustosamente con sentido solidario pero que les encargaba que meditaran al respecto y no lo tomaran como un día de simple descanso. Veremos.

Celebrar a la mujer y apoyar a este paro nos obliga a una meditación profunda sobre no solo la reivindicación de los aconteceres del sexo femenino, sino además de los niños, de los hombres explotados, de los indígenas, los campesinos y de todo aquel que por más que le busca no encuentra el camino.

Va pues nuestro reconocimiento, solidaridad y respeto para quien representa lo más fundamental de la vida, para quien envuelve de belleza y ternura todo lo que toca. Lejos de querer imaginarnos una vida sin las mujeres, agradecemos la vida al lado de ustedes. Seguro que sí.