/ jueves 26 de agosto de 2021

El polémico regreso presencial a clases

Por: Alejandro Rueda Moreno


“La duda conduce a la verdad”

Kobo Abe -


El tema de regreso a clases presenciales ha generado todo tipo de opiniones tanto a favor como en contra, es normal, siempre habrá diferentes tipos de posicionamientos, aunque en este tema en particular se trata de la salud de las personas y aquí hay que darle más peso a quienes sostienen los argumentos más sólidos simple y sencillamente porque ya no queremos más contagiados.

Ante el aferramiento del gobierno federal, la Secretaría de Educación Pública presentó hace unos días un protocolo sanitario para que los padres de familia estén tranquilos con el retorno de los chamacos a las aulas. Algunos de los puntos de este documento son: acceso a jabón, agua y gel, uso obligatorio de cubrebocas, mantener la sana distancia, suspender cualquier tipo de reuniones, sanitización y limpieza, es decir, lo que hemos venido haciendo desde que esta pandemia de origen asiático comenzó a hacer de las suyas; nada nuevo que garantice un mejor regreso a las clases, con todo esto la responsabilidad seguirá siendo de los padres de familia.

Este novedoso protocolo indica que, con un solo niño detectado con el virus, se cierra la escuela, pero, ¿qué tal si el infante se contagió en la propia escuela?, ¿qué tal si lo detectan un par de días después cuando ya convivió con sus amigos?, aunque sólo fuera un niño el contagiado, ¿qué tal si es el tuyo?, con la salud de los menores no se debe jugar al azar y menos cuando puede ir la vida de por medio.

Ante todo esto, el lunes 30 de agosto estarán regresando a clases presenciales cerca de 30 millones de niños y adolescentes (primaria y secundaria), muchos de ellos a escuelas sin la ventilación apropiada y con problemas de suministro de agua, dos situaciones que por mucho protocolo que se siga, nomás no.

Otro punto a considerar con el regreso a clases de manera presencial y ahora con la variante de nombre Delta, que llegó más violenta que otras, es si se llega a presentar el caso de que el maestro o la maestra sean los contagiados, ¿cómo se va a considerar la situación?, ¿será una enfermedad de trabajo?, ¿cómo determinar dónde fue que se contagiaron para darle el tratamiento de incapacidad laboral?, ¿y si llegan a fallecer, se pensionará a su familia?, porque de que puede ocurrir, puede.

Desde luego que quiero que mis dos chamacos de secundaria regresen a clases presenciales, no puedo estar en contra de esto, más cuando creo que las neuronas ya les empiezan a fallar por tanto estar frente a la computadora, pero primero se requiere una acción organizada y adecuada por parte del Estado, cuya responsabilidad es (más ahora que nunca) velar por la salud de todo mexicano, pero con lo visto hasta ahora la duda es muy comprensible.

Desde luego que este es el tema de mayor preocupación para la sociedad y lo debe ser también para el gobierno, pero resulta y resalta que ahora andan muy ocupados para recetarnos otra seudoconsulta, de esas que en nada abonan y se convierten en distractores y en esta ocasión para preguntarnos si estamos de acuerdo con la revocación de mandato de don Andrés, a quien la mayoría de los mexicanos (que votaron) lo eligieron en las urnas en el 2018 para que fuera presidente de México por seis años. No, si les digo.


Asociación de Editorialistas de Chihuahua

Por: Alejandro Rueda Moreno


“La duda conduce a la verdad”

Kobo Abe -


El tema de regreso a clases presenciales ha generado todo tipo de opiniones tanto a favor como en contra, es normal, siempre habrá diferentes tipos de posicionamientos, aunque en este tema en particular se trata de la salud de las personas y aquí hay que darle más peso a quienes sostienen los argumentos más sólidos simple y sencillamente porque ya no queremos más contagiados.

Ante el aferramiento del gobierno federal, la Secretaría de Educación Pública presentó hace unos días un protocolo sanitario para que los padres de familia estén tranquilos con el retorno de los chamacos a las aulas. Algunos de los puntos de este documento son: acceso a jabón, agua y gel, uso obligatorio de cubrebocas, mantener la sana distancia, suspender cualquier tipo de reuniones, sanitización y limpieza, es decir, lo que hemos venido haciendo desde que esta pandemia de origen asiático comenzó a hacer de las suyas; nada nuevo que garantice un mejor regreso a las clases, con todo esto la responsabilidad seguirá siendo de los padres de familia.

Este novedoso protocolo indica que, con un solo niño detectado con el virus, se cierra la escuela, pero, ¿qué tal si el infante se contagió en la propia escuela?, ¿qué tal si lo detectan un par de días después cuando ya convivió con sus amigos?, aunque sólo fuera un niño el contagiado, ¿qué tal si es el tuyo?, con la salud de los menores no se debe jugar al azar y menos cuando puede ir la vida de por medio.

Ante todo esto, el lunes 30 de agosto estarán regresando a clases presenciales cerca de 30 millones de niños y adolescentes (primaria y secundaria), muchos de ellos a escuelas sin la ventilación apropiada y con problemas de suministro de agua, dos situaciones que por mucho protocolo que se siga, nomás no.

Otro punto a considerar con el regreso a clases de manera presencial y ahora con la variante de nombre Delta, que llegó más violenta que otras, es si se llega a presentar el caso de que el maestro o la maestra sean los contagiados, ¿cómo se va a considerar la situación?, ¿será una enfermedad de trabajo?, ¿cómo determinar dónde fue que se contagiaron para darle el tratamiento de incapacidad laboral?, ¿y si llegan a fallecer, se pensionará a su familia?, porque de que puede ocurrir, puede.

Desde luego que quiero que mis dos chamacos de secundaria regresen a clases presenciales, no puedo estar en contra de esto, más cuando creo que las neuronas ya les empiezan a fallar por tanto estar frente a la computadora, pero primero se requiere una acción organizada y adecuada por parte del Estado, cuya responsabilidad es (más ahora que nunca) velar por la salud de todo mexicano, pero con lo visto hasta ahora la duda es muy comprensible.

Desde luego que este es el tema de mayor preocupación para la sociedad y lo debe ser también para el gobierno, pero resulta y resalta que ahora andan muy ocupados para recetarnos otra seudoconsulta, de esas que en nada abonan y se convierten en distractores y en esta ocasión para preguntarnos si estamos de acuerdo con la revocación de mandato de don Andrés, a quien la mayoría de los mexicanos (que votaron) lo eligieron en las urnas en el 2018 para que fuera presidente de México por seis años. No, si les digo.


Asociación de Editorialistas de Chihuahua