/ miércoles 24 de febrero de 2021

Emergencia energética

Al inicio del pasado enero de 2021 se presentaron alzas en sus precios, arriba de la media del índice nacional de precios al consumidor, de las gasolinas y el gas LP (5.3%), provocadas éstas por las subidas de los precios internacionales, dado el incremento de la demanda, derivada de la intensa temporada invernal. Así mismo, en días recientes, después que las nevadas y el frío extremo que congelara los gasoductos, que provocó que Texas cortara el suministro de gas natural en la ciudad de Chihuahua, se dio a conocer que el precio del gas LP para uso doméstico en la capital aumentó hasta tres pesos por litro, mientras que las ventas de éste, en estos días recientes de frío, se incrementaron hasta en un 80 por ciento.

Pero el impacto mayúsculo de estos incrementos, lo resiente la Comisión Federal de Electricidad, en información proporcionada a medios por el director general de CFE Energía y CFE Internacional, que en el entorno actual, el gas se vende hasta en 600 dólares por millones de BTU (MMBTU), mientras que el combustible que compra la CFE estaba entre 3 y 4 dólares unos días anteriores, y después se compró entre 180 y 200 dólares por MMBTU.

El impacto financiero de esta situación, estimada por el funcionario de la CFE, radica en una afectación que se espera que tenga la empresa en términos presupuestales por 20 mil millones de pesos.

México importa la mayor parte del combustible que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) utiliza para la generación de energía eléctrica, ya que en el transcurso de varias décadas se privilegió la producción de petróleo y no se le dio la importancia debida a la de gas, bajo la decisión gubernamental economicista de que es más barato comprarlo en el exterior que producirlo aquí.

En México, a pesar de que durante mucho tiempo las finanzas públicas dependieron del petróleo y que desde los años sesenta y setenta del siglo pasado el gas asociado procedente de los pozos petroleros de Tabasco y la sonda de Campeche, en lugar de quemarlo en la atmósfera, no se procedió a estructurar una estrategia nacional de su aprovechamiento y producción, y que en tiempos más recientes ante el declive de la producción de petróleo y por ende del gas asociado, no hubo una política pública contundente, dirigida a su exploración y explotación, como por ejemplo en la Cuenca de Burgos en el norte del país, que pudiera generar un producción importante de gas natural.

Dadas las pérdidas evidentes ocasionadas, donde las empresas sufrieron pérdidas importantes por el paro de sus líneas de producción por la falta de gas y los apagones por insuficiencia de energía eléctrica, las instancias involucradas en la operación y manejo energético en México como, la misma CFE, el Cenace, que es un organismo público descentralizado cuyo objeto es ejercer el Control Operativo del Sistema Eléctrico Nacional; la Operación del Mercado Eléctrico Mayorista y garantizar imparcialidad en el acceso a la Red Nacional de Transmisión y a las Redes Generales de Distribución y la CRE, Comisión Reguladora de Energía, deberían propugnar por que se instrumentara a la brevedad una estrategia de almacenamiento de reservas considerables de gas, que inhiba las situaciones de emergencia.

En el Congreso de la Unión se debate actualmente una iniciativa preferente para reformar la Ley de la Industria Eléctrica a favor de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que implica, entre otras medidas, revisar la legalidad y rentabilidad de los contratos de generación y compraventa de energía eléctrica, tema venidero.

pravilacota11@gmail.com,

@PR_Avila

Economista (UNISON), Maestría en Administración Pública (UACh) y profesor de Asignaturas en la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Autónoma de Chihuahua