/ jueves 5 de julio de 2018

Entre goles y sufragios

El sábado por la mañana fuimos testigos de cómo Lionel Messi envuelto ante la frustración de no poder darle una alegría a su país quedaba fuera del Mundial en un juegazo contra los franceses, partido que disfrutaron de principio a fin los que se encontraban en el estadio, entre ellos, el digno representante de la moral y la ética deportiva: Diego Armando Maradona.

Para el medio día, el otro astro del futbol Cristiano Ronaldo le gritó de fea manera al árbitro mexicano César Ramos quien, para como nos las gastamos los aztecas, le mostró su respectiva tarjeta amarilla, un minuto después Uruguay ganaba el partido. Para el domingo, antes de cumplir con la obligación de acudir a las urnas, las sorpresas en el futbol seguían presentándose y tras la ronda de penales la furia española (uno de los favoritos a ganar el Mundial) quedaba fuera, la selección anfitriona convirtió su cansancio en energía y tras aguantar más de 120 minutos de juego pasaba a cuartos de final.

Antes del Croacia vs. Dinamarca, mi fina consorte y el de la pluma nos envolvimos de responsabilidad cívica y procedimos a localizar la casilla de la sección 3193 para emitir nuestros respectivos sufragios; nuestros chamacos que ya se sienten con derecho de opinar sobre política nos acompañaron. La casilla la acondicionaron, por lo que vimos, muy rápidamente y una simpática jovencita, que al parecer llegó tardecito, tenía la mano entumida por la velocidad en que firmaba las boletas; un joven con voz de tenor gritó nuestros nombres de tal manera que toda la colonia se enteró de que los Rueda ya habían votado; cuando depositamos los votos una tercera dama, antes de devolverme la credencial, se agarró con mi dedo por más de medio minuto dejándomelo en calidad de tatemado, sigue sin desaparecer la tinta. Tras el deber cumplido nos fuimos a ver otra tanda de penales que dejaba fuera a Dinamarca y permitía avanzar a los croatas, que se medirán a los rusos; estará interesante.

Tras conocer las tendencias, José Antonio Meade y Ricardo Anaya, en este orden, salieron a reconocer que Andrés Manuel López era el triunfador de la contienda, a quien le desearon los parabienes. Esta actitud de los candidatos derrotados habla de cómo deben ser las cosas en materia de democracia, porque, invadidos por una obvia tristeza personal el respeto a la voz del pueblo en las urnas es lo que importa. Gran cantidad de mexicanos no creen en el proyecto de quien salió victorioso, el reto es grande para AMLO. Si bien, cada cambio de gobierno representa una esperanza de que se hagan mejor las cosas, el pueblo estará atento a su actuación. Pos luego.


El sábado por la mañana fuimos testigos de cómo Lionel Messi envuelto ante la frustración de no poder darle una alegría a su país quedaba fuera del Mundial en un juegazo contra los franceses, partido que disfrutaron de principio a fin los que se encontraban en el estadio, entre ellos, el digno representante de la moral y la ética deportiva: Diego Armando Maradona.

Para el medio día, el otro astro del futbol Cristiano Ronaldo le gritó de fea manera al árbitro mexicano César Ramos quien, para como nos las gastamos los aztecas, le mostró su respectiva tarjeta amarilla, un minuto después Uruguay ganaba el partido. Para el domingo, antes de cumplir con la obligación de acudir a las urnas, las sorpresas en el futbol seguían presentándose y tras la ronda de penales la furia española (uno de los favoritos a ganar el Mundial) quedaba fuera, la selección anfitriona convirtió su cansancio en energía y tras aguantar más de 120 minutos de juego pasaba a cuartos de final.

Antes del Croacia vs. Dinamarca, mi fina consorte y el de la pluma nos envolvimos de responsabilidad cívica y procedimos a localizar la casilla de la sección 3193 para emitir nuestros respectivos sufragios; nuestros chamacos que ya se sienten con derecho de opinar sobre política nos acompañaron. La casilla la acondicionaron, por lo que vimos, muy rápidamente y una simpática jovencita, que al parecer llegó tardecito, tenía la mano entumida por la velocidad en que firmaba las boletas; un joven con voz de tenor gritó nuestros nombres de tal manera que toda la colonia se enteró de que los Rueda ya habían votado; cuando depositamos los votos una tercera dama, antes de devolverme la credencial, se agarró con mi dedo por más de medio minuto dejándomelo en calidad de tatemado, sigue sin desaparecer la tinta. Tras el deber cumplido nos fuimos a ver otra tanda de penales que dejaba fuera a Dinamarca y permitía avanzar a los croatas, que se medirán a los rusos; estará interesante.

Tras conocer las tendencias, José Antonio Meade y Ricardo Anaya, en este orden, salieron a reconocer que Andrés Manuel López era el triunfador de la contienda, a quien le desearon los parabienes. Esta actitud de los candidatos derrotados habla de cómo deben ser las cosas en materia de democracia, porque, invadidos por una obvia tristeza personal el respeto a la voz del pueblo en las urnas es lo que importa. Gran cantidad de mexicanos no creen en el proyecto de quien salió victorioso, el reto es grande para AMLO. Si bien, cada cambio de gobierno representa una esperanza de que se hagan mejor las cosas, el pueblo estará atento a su actuación. Pos luego.