/ lunes 22 de enero de 2024

Forjando el mañana: La urgencia de reformar la educación en México

Existen pocas ideas con aceptación generalizada, y la relevancia de la educación es una de ellas. Está demostrado que hay una correlación significativa entre el nivel educativo y el ingreso. ¿Qué padre de familia no desea brindar educación a sus hijos? ¿Qué empresa exitosa ignora su importancia en el desarrollo del talento? A pesar de esta conciencia, en la práctica a menudo se observa indiferencia.

Por esta razón, en 2018 las Naciones Unidas proclamaron el 24 de enero como el Día Internacional de la Educación, para reconocer su impacto en la paz y movilidad social. Figuras tanto admirables como controvertidas han reconocido su importancia. Nelson Mandela la consideraba el arma más poderosa para cambiar el mundo, mientras que Antonio Gramsci veía en la cultura y la educación universitaria el preludio del poder político.

En México la inversión pública en educación ha disminuido desde 2015 y siempre ha estado rezagada comparada con otros países de la OCDE, e incluso superada por naciones como Corea, Costa Rica y Chile. Por ejemplo, en 2024 Costa Rica destinaba el 24% de su presupuesto a educación, frente al 11% en México.

La actitud del gobierno hacia la educación sugiere una falta de creencia en su potencial como herramienta de desarrollo. Además de la inversión, la calidad educativa ha sido un desafío constante, con métodos y contenidos de enseñanza que no alcanzan los estándares deseados y proyectos de mejora que se estancan o retroceden.

El panorama es sombrío y se necesita una urgente acción ciudadana. Padres, universitarios y ciudadanos deben exigir un sistema educativo de alto nivel. En este año electoral, es crucial comprometer a los políticos con acciones concretas y medibles para mejorar la educación, como una demanda que surge del reconocimiento de la dignidad humana y del derecho universal a la educación.

En particular, es esencial exigir al gobierno federal, como principal autoridad en este ámbito, que entienda que la educación, y no los apoyos sociales masivos, es el camino hacia el desarrollo. Los apoyos deben ser temporales y dirigidos a los más necesitados, ya que su efecto es pasajero y pueden generar deuda pública. En los últimos años ha crecido mucho más el gasto en programas sociales que en educación. Por el contrario, capacitar a la nueva generación mexicana con formación, habilidades y carreras pertinentes que les permitan integrarse a la economía e innovar, traerá beneficios a largo plazo. Esto fomentará la creación de empleos, generará mayor derrama económica, aumentará la recaudación de impuestos, proporcionará recursos para continuar educando pero sobre todo aumentará la calidad de vida de las personas.

Finalmente, es crucial destacar que la educación comienza en casa. Los padres son los primeros responsables de esta tarea y deben involucrarse activamente, no sólo exigiendo calidad, sino también siendo formadores en el hogar. Esto implica dedicar tiempo a los hijos, formarlos en valores y virtudes, habilidades de comunicación, negociación, fomentar su autonomía, pensamiento crítico y capacidad para integrarse exitosamente en la sociedad. Padres de familia, es esencial que vean la educación como un pilar fundamental de su labor, formando así a la nueva generación de mexicanos exitosos.

Presidente de Canacintra Chihuahua


Existen pocas ideas con aceptación generalizada, y la relevancia de la educación es una de ellas. Está demostrado que hay una correlación significativa entre el nivel educativo y el ingreso. ¿Qué padre de familia no desea brindar educación a sus hijos? ¿Qué empresa exitosa ignora su importancia en el desarrollo del talento? A pesar de esta conciencia, en la práctica a menudo se observa indiferencia.

Por esta razón, en 2018 las Naciones Unidas proclamaron el 24 de enero como el Día Internacional de la Educación, para reconocer su impacto en la paz y movilidad social. Figuras tanto admirables como controvertidas han reconocido su importancia. Nelson Mandela la consideraba el arma más poderosa para cambiar el mundo, mientras que Antonio Gramsci veía en la cultura y la educación universitaria el preludio del poder político.

En México la inversión pública en educación ha disminuido desde 2015 y siempre ha estado rezagada comparada con otros países de la OCDE, e incluso superada por naciones como Corea, Costa Rica y Chile. Por ejemplo, en 2024 Costa Rica destinaba el 24% de su presupuesto a educación, frente al 11% en México.

La actitud del gobierno hacia la educación sugiere una falta de creencia en su potencial como herramienta de desarrollo. Además de la inversión, la calidad educativa ha sido un desafío constante, con métodos y contenidos de enseñanza que no alcanzan los estándares deseados y proyectos de mejora que se estancan o retroceden.

El panorama es sombrío y se necesita una urgente acción ciudadana. Padres, universitarios y ciudadanos deben exigir un sistema educativo de alto nivel. En este año electoral, es crucial comprometer a los políticos con acciones concretas y medibles para mejorar la educación, como una demanda que surge del reconocimiento de la dignidad humana y del derecho universal a la educación.

En particular, es esencial exigir al gobierno federal, como principal autoridad en este ámbito, que entienda que la educación, y no los apoyos sociales masivos, es el camino hacia el desarrollo. Los apoyos deben ser temporales y dirigidos a los más necesitados, ya que su efecto es pasajero y pueden generar deuda pública. En los últimos años ha crecido mucho más el gasto en programas sociales que en educación. Por el contrario, capacitar a la nueva generación mexicana con formación, habilidades y carreras pertinentes que les permitan integrarse a la economía e innovar, traerá beneficios a largo plazo. Esto fomentará la creación de empleos, generará mayor derrama económica, aumentará la recaudación de impuestos, proporcionará recursos para continuar educando pero sobre todo aumentará la calidad de vida de las personas.

Finalmente, es crucial destacar que la educación comienza en casa. Los padres son los primeros responsables de esta tarea y deben involucrarse activamente, no sólo exigiendo calidad, sino también siendo formadores en el hogar. Esto implica dedicar tiempo a los hijos, formarlos en valores y virtudes, habilidades de comunicación, negociación, fomentar su autonomía, pensamiento crítico y capacidad para integrarse exitosamente en la sociedad. Padres de familia, es esencial que vean la educación como un pilar fundamental de su labor, formando así a la nueva generación de mexicanos exitosos.

Presidente de Canacintra Chihuahua