/ sábado 12 de octubre de 2019

Fuchi y guácala a la delincuencia

Las expresiones “fuchi” y “guácala”, que se usan para manifestar asco o repugnancia hacia algo, son las palabras que utilizó AMLO en un discurso oficial al referirse a la delincuencia en Tamaulipas, justamente en un estado donde la delincuencia está desbordada, al igual que en muchos estados del país, incluyendo el nuestro. “Al carajo la delincuencia, fuchi, guácala”, ciertamente es una expresión que puede causar risa, pero en este caso es más bien angustia y desesperación viniendo del primer mandatario y para referirse a un problema muy grave que nos aqueja y que se está saliendo del control de las autoridades. Como mexicanos, seguimos esperando soluciones a los problemas de violencia y de inseguridad, y que las autoridades respondan con propuestas serias y contundentes para combatir el crimen; que se asuma el compromiso de tener mano dura contra la delincuencia y etiquetar presupuesto suficiente para políticas públicas que vayan encaminadas a la sanción y erradicación de la violencia y la inseguridad, además de la urgencia de contar con políticas públicas con perspectiva de familia para la prevención.

El “fuchi” y el “guácala” del presidente son ocurrencias pueriles, ante la falta de estrategias eficaces y efectivas para hacer valer el Estado de derecho y castigar a quienes infrinjan la ley.

Es lamentable que AMLO diga que la inseguridad está bajando y que se está serenando la situación, cuándo en el Sistema Nacional de Seguridad Pública se arrojan datos sobre el incremento de la violencia y la inseguridad en México, ya que en los primeros siete meses del presente año se registraron 20,235 homicidios en el país, 800 casos más de los que ocurrieron en el mismo periodo en 2018.

Si no se reconoce por las autoridades la grave situación de violencia y de inseguridad que existe en México, será imposible combatirlas.

Una y otra vez ha expresado AMLO que no utilizará la “Ley del Garrote “, la preocupación es si la “Ley del Garrote” es el uso de la fuerza pública para hacer valer la ley y no se aplica, iremos en picada como hijos de Bacunin, al anarquismo.

El Estado está para imponer el orden y hacer cumplir la ley, esa es la promesa que constitucionalmente se hace para protestar un cargo, entonces que se cumpla.


Las expresiones “fuchi” y “guácala”, que se usan para manifestar asco o repugnancia hacia algo, son las palabras que utilizó AMLO en un discurso oficial al referirse a la delincuencia en Tamaulipas, justamente en un estado donde la delincuencia está desbordada, al igual que en muchos estados del país, incluyendo el nuestro. “Al carajo la delincuencia, fuchi, guácala”, ciertamente es una expresión que puede causar risa, pero en este caso es más bien angustia y desesperación viniendo del primer mandatario y para referirse a un problema muy grave que nos aqueja y que se está saliendo del control de las autoridades. Como mexicanos, seguimos esperando soluciones a los problemas de violencia y de inseguridad, y que las autoridades respondan con propuestas serias y contundentes para combatir el crimen; que se asuma el compromiso de tener mano dura contra la delincuencia y etiquetar presupuesto suficiente para políticas públicas que vayan encaminadas a la sanción y erradicación de la violencia y la inseguridad, además de la urgencia de contar con políticas públicas con perspectiva de familia para la prevención.

El “fuchi” y el “guácala” del presidente son ocurrencias pueriles, ante la falta de estrategias eficaces y efectivas para hacer valer el Estado de derecho y castigar a quienes infrinjan la ley.

Es lamentable que AMLO diga que la inseguridad está bajando y que se está serenando la situación, cuándo en el Sistema Nacional de Seguridad Pública se arrojan datos sobre el incremento de la violencia y la inseguridad en México, ya que en los primeros siete meses del presente año se registraron 20,235 homicidios en el país, 800 casos más de los que ocurrieron en el mismo periodo en 2018.

Si no se reconoce por las autoridades la grave situación de violencia y de inseguridad que existe en México, será imposible combatirlas.

Una y otra vez ha expresado AMLO que no utilizará la “Ley del Garrote “, la preocupación es si la “Ley del Garrote” es el uso de la fuerza pública para hacer valer la ley y no se aplica, iremos en picada como hijos de Bacunin, al anarquismo.

El Estado está para imponer el orden y hacer cumplir la ley, esa es la promesa que constitucionalmente se hace para protestar un cargo, entonces que se cumpla.