/ martes 20 de marzo de 2018

Gobernar no es fácil

“Nadie es capaz de hacerle frente a un trabajo si no se siente competente, sin embargo, muchos piensan que son capaces de controlar el más difícil de los trabajos: el gobierno”:  Sócrates

                                                                                                       

En esta época brotan por todos lados entes que pretenden llegar al poder en virtud de una candidatura, sea de la facción o partido que sea. La ideología y la dignidad no importan, con tal de figurar, sin importarles la responsabilidad y la complejidad del gobierno que pretenden. Los ciudadanos tenemos la palabra ante tal desorden político e ideológico, hagamos un supremo esfuerzo por discriminar a cada aspirante que busca gobernarnos. Grandes retos esperan a los ciudadanos que participarán en un proceso que debe ser imparcial, transparente y confiable, para que el gobierno electo tenga la necesaria credibilidad y legitimidad.

A los oportunistas-bonapartistas les decimos que su mayor debilidad en la mediocridad que manifiestan en su ambición de figurar. ¿Creen acaso que no los observamos que un día fueron de chile y otro de manteca? Son personajes de tragedias griegas que con su cambio de máscaras serán gratos a los electores, ciertamente, se equivocan. Los oportunistas serán objeto de desconfianza del grupo que abandonaron, pero serán de mayor desconfianza al que arriban. Este pensamiento de Nicolás Maquiavelo refleja en toda su magnitud el arcoíris político que marcará sus vidas, sin lograr el respeto de los ciudadanos electores. No menciono nombres por el gran respeto que merecen los amables lectores, pero ya se han exhibido en los medios y en la sociedad y, serán rechazados, ni duda cabe.

El ejercicio gubernamental es de suyo, complejo y de gran entrega y conocimiento, indicadores del perfil del que muchos suspirantes carecen. Lamentable que cuando son electos y asumen el poder, confunden sus atribuciones y violentan el régimen jurídico. El Ejecutivo se apodera de las atribuciones del Legislativo y, ambos, del  Judicial. La anarquía desdibuja el Estado de derecho, y eso, no lo queremos los ciudadanos.

                                                       

“Nadie es capaz de hacerle frente a un trabajo si no se siente competente, sin embargo, muchos piensan que son capaces de controlar el más difícil de los trabajos: el gobierno”:  Sócrates

                                                                                                       

En esta época brotan por todos lados entes que pretenden llegar al poder en virtud de una candidatura, sea de la facción o partido que sea. La ideología y la dignidad no importan, con tal de figurar, sin importarles la responsabilidad y la complejidad del gobierno que pretenden. Los ciudadanos tenemos la palabra ante tal desorden político e ideológico, hagamos un supremo esfuerzo por discriminar a cada aspirante que busca gobernarnos. Grandes retos esperan a los ciudadanos que participarán en un proceso que debe ser imparcial, transparente y confiable, para que el gobierno electo tenga la necesaria credibilidad y legitimidad.

A los oportunistas-bonapartistas les decimos que su mayor debilidad en la mediocridad que manifiestan en su ambición de figurar. ¿Creen acaso que no los observamos que un día fueron de chile y otro de manteca? Son personajes de tragedias griegas que con su cambio de máscaras serán gratos a los electores, ciertamente, se equivocan. Los oportunistas serán objeto de desconfianza del grupo que abandonaron, pero serán de mayor desconfianza al que arriban. Este pensamiento de Nicolás Maquiavelo refleja en toda su magnitud el arcoíris político que marcará sus vidas, sin lograr el respeto de los ciudadanos electores. No menciono nombres por el gran respeto que merecen los amables lectores, pero ya se han exhibido en los medios y en la sociedad y, serán rechazados, ni duda cabe.

El ejercicio gubernamental es de suyo, complejo y de gran entrega y conocimiento, indicadores del perfil del que muchos suspirantes carecen. Lamentable que cuando son electos y asumen el poder, confunden sus atribuciones y violentan el régimen jurídico. El Ejecutivo se apodera de las atribuciones del Legislativo y, ambos, del  Judicial. La anarquía desdibuja el Estado de derecho, y eso, no lo queremos los ciudadanos.