/ martes 23 de enero de 2024

Hacia una cultura de paz | Las recetas de Xóchitl

Indudablemente este año habrá presidentA de la república y aunque será un precedente histórico, una mujer no es garantía de feminismo, ni de igualdad, ni de que se instaurará una agenda de género para combatir la violencia contra la mujer. El talento y la inteligencia no tienen género, pero en nuestro país los roles de género todavía marcan las actividades destinadas para hombres y mujeres en la sociedad. De esta forma las mujeres son las que se encargan de las labores domésticas, actividades de cuidado, limpieza y cocina para sus infantes y esposo. Fue hasta años recientes que, las mujeres salieron del ámbito privado e invisible del hogar, para desarrollarse profesional y económicamente, y como se dice coloquialmente “aventaron el molcajete”. Aunque lo hicieron, sin darse cuenta, continuaron haciéndose cargo de esas labores, porque romper completamente con la “tradición” es difícil.

Xóchitl se ha visto en varios videos en redes sociales en su cocina usando delantal, con varios ingredientes sobre la mesa y compartiendo recetas que ella misma elabora en el instante. Esto pareciera que perpetúa el rol de “alimentadora” impuesto a las mujeres desde hace siglos y que lo hace para empatizar con los millones de mujeres todavía destinan gran parte de su tiempo a esta labor, pero puede ser algo más profundo que sólo eso. La cocina se ha vuelto paulatinamente una actividad de elección más que de imposición que elimina las jerarquías y desigualdades entre los sexos. Bastantes féminas a lo largo del país han encontrado este espacio para empoderarse y fortalecerse con ellas mismas y con las demás. Se deben comenzar a romper paradigmas del rol “femenino” en la sociedad y explorar la posibilidad de que el sentido de la cocina se está resignificando dentro del orden social. El “fogón” puede ser un punto de encuentro, de charla, de crecimiento personal, de meditación y de toma de decisiones importantes. Por lo pronto Xóchitl pareciera sumergirse en el texto de Laura Esquivel “Como agua para chocolate” y con realismo mágico, mientras narra sus recetas, infinidad de sucesos acontecen en el país.

Receta: pavo, cinco pimientas verdes, tres pimientas rojas dulces, cuatro clavos de olor, dos cucharadas de orégano, cinco hojas de laurel, dos cucharadas de tomillo fresco, cuatro dientes de ajo, tres cucharadas de Knorr Suiza, canela, media taza de vino blanco y doscientos gramos de mantequilla. Preparación: Se muele en seco la canela, se le agrega el vino y con una jeringa se inyecta el pavo con mantequilla y las pimentas. Se deja marinar toda la noche en una bolsa de celofán. Pareciera cocina los ingredientes clave para una mejor realidad, o un momento más placentero cuyos olores pudieran ser el preámbulo de más derechos, libertades y justicia para todos y todas, para finalmente, sentarse a la mesa y en igualdad, compartir la comida. Ojalá la política fuera como una buena para elaborar el platillo perfecto.

En 1955 las mujeres sufragaron por primera vez y ahora, por primera vez también, una mujer será votada para el cargo más relevante de la política mexicana. Vamos bien, pero hacen falta mejores ingredientes y recetas para lograr la equidad e igualdad. Que no pasen décadas para el siguiente paso.

Yanez_flor@hotmail.com

Indudablemente este año habrá presidentA de la república y aunque será un precedente histórico, una mujer no es garantía de feminismo, ni de igualdad, ni de que se instaurará una agenda de género para combatir la violencia contra la mujer. El talento y la inteligencia no tienen género, pero en nuestro país los roles de género todavía marcan las actividades destinadas para hombres y mujeres en la sociedad. De esta forma las mujeres son las que se encargan de las labores domésticas, actividades de cuidado, limpieza y cocina para sus infantes y esposo. Fue hasta años recientes que, las mujeres salieron del ámbito privado e invisible del hogar, para desarrollarse profesional y económicamente, y como se dice coloquialmente “aventaron el molcajete”. Aunque lo hicieron, sin darse cuenta, continuaron haciéndose cargo de esas labores, porque romper completamente con la “tradición” es difícil.

Xóchitl se ha visto en varios videos en redes sociales en su cocina usando delantal, con varios ingredientes sobre la mesa y compartiendo recetas que ella misma elabora en el instante. Esto pareciera que perpetúa el rol de “alimentadora” impuesto a las mujeres desde hace siglos y que lo hace para empatizar con los millones de mujeres todavía destinan gran parte de su tiempo a esta labor, pero puede ser algo más profundo que sólo eso. La cocina se ha vuelto paulatinamente una actividad de elección más que de imposición que elimina las jerarquías y desigualdades entre los sexos. Bastantes féminas a lo largo del país han encontrado este espacio para empoderarse y fortalecerse con ellas mismas y con las demás. Se deben comenzar a romper paradigmas del rol “femenino” en la sociedad y explorar la posibilidad de que el sentido de la cocina se está resignificando dentro del orden social. El “fogón” puede ser un punto de encuentro, de charla, de crecimiento personal, de meditación y de toma de decisiones importantes. Por lo pronto Xóchitl pareciera sumergirse en el texto de Laura Esquivel “Como agua para chocolate” y con realismo mágico, mientras narra sus recetas, infinidad de sucesos acontecen en el país.

Receta: pavo, cinco pimientas verdes, tres pimientas rojas dulces, cuatro clavos de olor, dos cucharadas de orégano, cinco hojas de laurel, dos cucharadas de tomillo fresco, cuatro dientes de ajo, tres cucharadas de Knorr Suiza, canela, media taza de vino blanco y doscientos gramos de mantequilla. Preparación: Se muele en seco la canela, se le agrega el vino y con una jeringa se inyecta el pavo con mantequilla y las pimentas. Se deja marinar toda la noche en una bolsa de celofán. Pareciera cocina los ingredientes clave para una mejor realidad, o un momento más placentero cuyos olores pudieran ser el preámbulo de más derechos, libertades y justicia para todos y todas, para finalmente, sentarse a la mesa y en igualdad, compartir la comida. Ojalá la política fuera como una buena para elaborar el platillo perfecto.

En 1955 las mujeres sufragaron por primera vez y ahora, por primera vez también, una mujer será votada para el cargo más relevante de la política mexicana. Vamos bien, pero hacen falta mejores ingredientes y recetas para lograr la equidad e igualdad. Que no pasen décadas para el siguiente paso.

Yanez_flor@hotmail.com