/ martes 12 de octubre de 2021

La ausencia de la Cultura de la Legalidad

“Lo que es ilegal es inmoral

PABLO PALAZUELO

La Cultura de la Legalidad es un mecanismo de autorregulación individual y regulación social, que exige por parte de los ciudadanos una cierta armonía entre el respeto a la ley, las convicciones morales y las tradiciones y convenciones culturales, es la creencia compartida de que cada persona tiene la responsabilidad individual de ayudar a construir y mantener una sociedad con un estado de derecho donde todos los integrantes de la sociedad están gobernados por leyes establecidas en forma democrática, que protegen los derechos individuales y se aplican uniformemente.


En un estado de derecho, las normas jurídicas se establecen en forma democrática, se protegen los derechos individuales, se aplican por igual y se hacen cumplir siempre, aunque existen perspectiva que ven la cultura de la legalidad como una forma de sumisión y conformismo o mediocridad, ya que se acepta todo lo que esté en las leyes aun cuando éstas son imposiciones por parte de grupos de poder o con influencias sobre los cuales la gran parte de la población no tiene ningún acceso.


Estas perspectivas recuerdan que son importantes normativas o compromisos de convivencia, pero para ser legítimos deben ser acordados directamente o consensuados participativamente entre los ciudadanos que se comprometen a cumplir esos acuerdos entre ellos.


Sin embargo, las características de una cultura de la legalidad no es precisamente lo anteriormente comentado. En nuestro país, muchas veces hemos escuchado el reclamo por parte de funcionarios y autoridades en el sentido de: ¿Por qué si entramos a los Estados Unidos de inmediato nos ponemos el cinturón de seguridad, evitamos tirar basura, respetamos los límites de velocidad y las leyes de ese país vecino?


La respuesta es simple, el respeto, en todas sus facetas, no se obtiene por decreto, se gana a pulso, y aquí en nuestro país, las propias autoridades no han podido ganarse ese respeto que tanta falta hace para lograr una mejor convivencia entre nuestra sociedad.


¿Botones de muestra? Podemos enunciar varios, desde la forma de actuar de muchos elementos de la Dirección de Tránsito y Vialidad donde las “mordidas” y las “cuotas” son materia común y se actúa como si tal concepto estuviera incluido dentro de las acciones legales de presión que efectúa dicha corporación para lograr que los ciudadanos cumplamos cabalmente con la ley. La “mordida” es una práctica común y resulta mucho más barato que tener que lidiar con el despotismo de algunos agentes y funcionarios que aunado a la pérdida de tiempo que representa ir a la Dirección de Tránsito y Vialidad, el ciudadano prefiere aceptar el ilícito que representa el dar la clásica “Sor Juanita” al agente o agentes que le acaban de recitar lo que le va a costar pagar la “infracción” señalado diligentemente por el agente, celoso de su deber.

Correo: vicmedina@hotmail.com


“Lo que es ilegal es inmoral

PABLO PALAZUELO

La Cultura de la Legalidad es un mecanismo de autorregulación individual y regulación social, que exige por parte de los ciudadanos una cierta armonía entre el respeto a la ley, las convicciones morales y las tradiciones y convenciones culturales, es la creencia compartida de que cada persona tiene la responsabilidad individual de ayudar a construir y mantener una sociedad con un estado de derecho donde todos los integrantes de la sociedad están gobernados por leyes establecidas en forma democrática, que protegen los derechos individuales y se aplican uniformemente.


En un estado de derecho, las normas jurídicas se establecen en forma democrática, se protegen los derechos individuales, se aplican por igual y se hacen cumplir siempre, aunque existen perspectiva que ven la cultura de la legalidad como una forma de sumisión y conformismo o mediocridad, ya que se acepta todo lo que esté en las leyes aun cuando éstas son imposiciones por parte de grupos de poder o con influencias sobre los cuales la gran parte de la población no tiene ningún acceso.


Estas perspectivas recuerdan que son importantes normativas o compromisos de convivencia, pero para ser legítimos deben ser acordados directamente o consensuados participativamente entre los ciudadanos que se comprometen a cumplir esos acuerdos entre ellos.


Sin embargo, las características de una cultura de la legalidad no es precisamente lo anteriormente comentado. En nuestro país, muchas veces hemos escuchado el reclamo por parte de funcionarios y autoridades en el sentido de: ¿Por qué si entramos a los Estados Unidos de inmediato nos ponemos el cinturón de seguridad, evitamos tirar basura, respetamos los límites de velocidad y las leyes de ese país vecino?


La respuesta es simple, el respeto, en todas sus facetas, no se obtiene por decreto, se gana a pulso, y aquí en nuestro país, las propias autoridades no han podido ganarse ese respeto que tanta falta hace para lograr una mejor convivencia entre nuestra sociedad.


¿Botones de muestra? Podemos enunciar varios, desde la forma de actuar de muchos elementos de la Dirección de Tránsito y Vialidad donde las “mordidas” y las “cuotas” son materia común y se actúa como si tal concepto estuviera incluido dentro de las acciones legales de presión que efectúa dicha corporación para lograr que los ciudadanos cumplamos cabalmente con la ley. La “mordida” es una práctica común y resulta mucho más barato que tener que lidiar con el despotismo de algunos agentes y funcionarios que aunado a la pérdida de tiempo que representa ir a la Dirección de Tránsito y Vialidad, el ciudadano prefiere aceptar el ilícito que representa el dar la clásica “Sor Juanita” al agente o agentes que le acaban de recitar lo que le va a costar pagar la “infracción” señalado diligentemente por el agente, celoso de su deber.

Correo: vicmedina@hotmail.com