/ martes 16 de noviembre de 2021

Lo primero es la salud

Es la salud el bien más preciado, y no el oro o la plata: (Mahatma Gandhi)


Desde marzo del año pasado, el panorama en el mundo cambió de una forma drástica sin que nuestro país pudiera sustraerse al efecto de la pandemia, cuyo origen tiene más versiones que la zaga de la Guerra de las Galaxias.


Sin embargo, el virus existe, es real y ningún país del mundo ha logrado encontrar la milagrosa “cura” a la enfermedad, prometiendo llegar para quedarse, como una más de las manifestaciones del apocalipsis bíblico.


Desnuda ha quedado la deficiencia que en el ámbito de la medicina tenemos para enfrentar las enfermedades que nos acosan como sociedad. En México el sistema de salud no pasa la prueba del Covid, como no pasó la prueba de la diabetes, la hipertensión, el cáncer y otras enfermedades para las cuales no hay cura posible.


Reduciendo la problemática a nuestro estado, el quinquenio anterior dejó mucho que desear en este rubro. Sólo se encargaron de mantener desde hace muchos años un sistema de salud deficiente en todos los aspectos que sigue quedando manifiesto ante la falta de insumos y medicamentos en los hospitales, de personal médico calificado, de espacios para atender a enfermos y la falta de aparatos como los cotizados “respiradores” tan necesarios para los enfermos graves de Covid.


Perdidas en el espacio, sin duda, las autoridades responsables. Otro ejemplo de incongruencia nos lo da la cuarta transformación cuando surgen las protestas por falta de medicamentos contra el cáncer, sobre todo para niños, lo cual es sumamente lamentable ante una enfermedad incurable, pero muchas veces bajo control con los medicamentos y tratamiento adecuado; el paciente entra en inamovilidad, con los hospitales llenos, sin insumos suficientes y medicamentos, con el personal del sector salud protestando por la falta de apoyos y una ciudadanía angustiada y cansada de los “ires y venires” de quienes han manejado la política y la pandemia, además de los conflictos en el tema de seguridad que colocan a nuestro país y nuestro estado en los primeros lugares en los índices de violencia en el mundo.

¡Ah!, pero la política tiene que seguir su curso. Los interesados metidos ya en los posicionamientos, fortaleciendo sus espacios y en la búsqueda de los apoyos sociales, humanos económicos y financieros, esperando la rebanada del pastel presupuestario que representa nada más y nada menos que 7 billones de pesos, cantidad imposible de imaginar, ojalá y de la partida alcance para llevar medicamentos a quienes lo necesitan porque comerciar con la salud es caer en lo más bajo a lo que puede llegar un ser humano.

Correo: vicmedina@hotmail.com


Es la salud el bien más preciado, y no el oro o la plata: (Mahatma Gandhi)


Desde marzo del año pasado, el panorama en el mundo cambió de una forma drástica sin que nuestro país pudiera sustraerse al efecto de la pandemia, cuyo origen tiene más versiones que la zaga de la Guerra de las Galaxias.


Sin embargo, el virus existe, es real y ningún país del mundo ha logrado encontrar la milagrosa “cura” a la enfermedad, prometiendo llegar para quedarse, como una más de las manifestaciones del apocalipsis bíblico.


Desnuda ha quedado la deficiencia que en el ámbito de la medicina tenemos para enfrentar las enfermedades que nos acosan como sociedad. En México el sistema de salud no pasa la prueba del Covid, como no pasó la prueba de la diabetes, la hipertensión, el cáncer y otras enfermedades para las cuales no hay cura posible.


Reduciendo la problemática a nuestro estado, el quinquenio anterior dejó mucho que desear en este rubro. Sólo se encargaron de mantener desde hace muchos años un sistema de salud deficiente en todos los aspectos que sigue quedando manifiesto ante la falta de insumos y medicamentos en los hospitales, de personal médico calificado, de espacios para atender a enfermos y la falta de aparatos como los cotizados “respiradores” tan necesarios para los enfermos graves de Covid.


Perdidas en el espacio, sin duda, las autoridades responsables. Otro ejemplo de incongruencia nos lo da la cuarta transformación cuando surgen las protestas por falta de medicamentos contra el cáncer, sobre todo para niños, lo cual es sumamente lamentable ante una enfermedad incurable, pero muchas veces bajo control con los medicamentos y tratamiento adecuado; el paciente entra en inamovilidad, con los hospitales llenos, sin insumos suficientes y medicamentos, con el personal del sector salud protestando por la falta de apoyos y una ciudadanía angustiada y cansada de los “ires y venires” de quienes han manejado la política y la pandemia, además de los conflictos en el tema de seguridad que colocan a nuestro país y nuestro estado en los primeros lugares en los índices de violencia en el mundo.

¡Ah!, pero la política tiene que seguir su curso. Los interesados metidos ya en los posicionamientos, fortaleciendo sus espacios y en la búsqueda de los apoyos sociales, humanos económicos y financieros, esperando la rebanada del pastel presupuestario que representa nada más y nada menos que 7 billones de pesos, cantidad imposible de imaginar, ojalá y de la partida alcance para llevar medicamentos a quienes lo necesitan porque comerciar con la salud es caer en lo más bajo a lo que puede llegar un ser humano.

Correo: vicmedina@hotmail.com