/ viernes 15 de marzo de 2024

La brega de eternidad

Hoy en especial escribo está columna, cuando, enfrente tenemos cosas inexplicables, con muchas dudas y cuestionamientos, vemos un sin fin de conductas que cuesta trabajo describir y más explicar.


Las campañas recrudecen los modales y buenas costumbres, vemos a muchos actores que han perdido por completo la vergüenza, los vemos actuar como victimas, sus conductas hablan más que sus palabras, todo parece que menosprecian la inteligencia de los ciudadanos, le apuestan al olvido y la desmemoria, pero nosotros, si sabemos lo que pasó, sabemos de su deshonestidad y su descaro.


Así vemos pasar las campañas, con descalificaciones, de los que están poniendo lo mejor de sí, así otros lavando las ofensas y la cara, de los que no han sabido responder a las necesidades y demandas de los ciudadanos, así vemos a los que solo quieren un puesto, una posición, el dinero o el poder, pero no dejemos de lado a los bien intencionados, aquellos que quieren llegar a servir y aportar, en ellos pongamos todo nuestro esfuerzo, en su valentía y su preparación.


Vemos las encuestas, ¿en cuál creeremos? difícil cuando nos han metido tanto, difícil cuando vemos los resultados de las elecciones, difícil cuando escuchamos los audios, vemos las sentencias y los actores, si, los actores, los mismos, pero en diferente camino, color o ideología, como le quieras llamar, en este momento, ya no tenemos claro a que lado voltear, los señalados por corrupción, influencias o abuso de poder, ahora son los más dignos de confianza ¿y los delitos?, ¿Cuáles delitos? ya no hay, desaparecieron, con las componendas, los cambios de partido o de color, o los acuerdos cupulares, que desgracia, que decepción, que desvergüenza.


Como pueden ver en los párrafos anteriores, no hablo de alguien en especial, los podemos ver por todos lados, y si en todos lados, me decía un muy buen amigo, ya no hay para donde voltear, la mentira, la simulación, la falta de compromiso y los resultados nulos.


El país con empresas en bancarrota, falta de apoyos al campo, a la pequeña y mediana empresa, la incertidumbre jurídica, la falta de estado de derecho, la impunidad, los acuerdos en lo obscurito, tremendo panorama, pero lo más grave… “LA INSEGURIDAD”.


Como dice la canción, la vida no vale nada, todos quisieran que nos acostumbráramos a ver a los desaparecidos, a los presos injustamente, a las detenciones por situaciones políticas y a los muertos, solo quisieran que los viéramos pasar y nos quedáramos callados, que no hiciéramos nada, que aceptemos las cuotas de poder, que aceptemos que tener un trabajo digno, es aceptar que alguien nos diga que hacer y lo más grave por quien votar o por quien salir hacer campaña, que indigno y que poco amor propio.


México vale mucho, su gente es digna de respeto, de valor, lo que es en toda la extensión de la palabra, México necesita mexicanos comprometidos, dignos de confianza, necesitamos gobernantes que respeten su embestidura, que respeten el valor del voto que los llevó a esa posición, es por esos candidatos que necesitamos votar, no necesitamos gobernantes que condicionen nuestra posición, nuestro salario, nuestro voto, los apoyos que se otorgan por la condición de ser mexicanos.


Los recursos que administran los gobernantes son de los mexicanos, no del gobierno en el poder, el poder es solo un momento y una época, por eso tenemos que dignificar ese momento, con conducta honesta, con trabajo, con escucha y con mirada a los ojos. Vayamos en esa brega de eternidad.


Hoy en especial escribo está columna, cuando, enfrente tenemos cosas inexplicables, con muchas dudas y cuestionamientos, vemos un sin fin de conductas que cuesta trabajo describir y más explicar.


Las campañas recrudecen los modales y buenas costumbres, vemos a muchos actores que han perdido por completo la vergüenza, los vemos actuar como victimas, sus conductas hablan más que sus palabras, todo parece que menosprecian la inteligencia de los ciudadanos, le apuestan al olvido y la desmemoria, pero nosotros, si sabemos lo que pasó, sabemos de su deshonestidad y su descaro.


Así vemos pasar las campañas, con descalificaciones, de los que están poniendo lo mejor de sí, así otros lavando las ofensas y la cara, de los que no han sabido responder a las necesidades y demandas de los ciudadanos, así vemos a los que solo quieren un puesto, una posición, el dinero o el poder, pero no dejemos de lado a los bien intencionados, aquellos que quieren llegar a servir y aportar, en ellos pongamos todo nuestro esfuerzo, en su valentía y su preparación.


Vemos las encuestas, ¿en cuál creeremos? difícil cuando nos han metido tanto, difícil cuando vemos los resultados de las elecciones, difícil cuando escuchamos los audios, vemos las sentencias y los actores, si, los actores, los mismos, pero en diferente camino, color o ideología, como le quieras llamar, en este momento, ya no tenemos claro a que lado voltear, los señalados por corrupción, influencias o abuso de poder, ahora son los más dignos de confianza ¿y los delitos?, ¿Cuáles delitos? ya no hay, desaparecieron, con las componendas, los cambios de partido o de color, o los acuerdos cupulares, que desgracia, que decepción, que desvergüenza.


Como pueden ver en los párrafos anteriores, no hablo de alguien en especial, los podemos ver por todos lados, y si en todos lados, me decía un muy buen amigo, ya no hay para donde voltear, la mentira, la simulación, la falta de compromiso y los resultados nulos.


El país con empresas en bancarrota, falta de apoyos al campo, a la pequeña y mediana empresa, la incertidumbre jurídica, la falta de estado de derecho, la impunidad, los acuerdos en lo obscurito, tremendo panorama, pero lo más grave… “LA INSEGURIDAD”.


Como dice la canción, la vida no vale nada, todos quisieran que nos acostumbráramos a ver a los desaparecidos, a los presos injustamente, a las detenciones por situaciones políticas y a los muertos, solo quisieran que los viéramos pasar y nos quedáramos callados, que no hiciéramos nada, que aceptemos las cuotas de poder, que aceptemos que tener un trabajo digno, es aceptar que alguien nos diga que hacer y lo más grave por quien votar o por quien salir hacer campaña, que indigno y que poco amor propio.


México vale mucho, su gente es digna de respeto, de valor, lo que es en toda la extensión de la palabra, México necesita mexicanos comprometidos, dignos de confianza, necesitamos gobernantes que respeten su embestidura, que respeten el valor del voto que los llevó a esa posición, es por esos candidatos que necesitamos votar, no necesitamos gobernantes que condicionen nuestra posición, nuestro salario, nuestro voto, los apoyos que se otorgan por la condición de ser mexicanos.


Los recursos que administran los gobernantes son de los mexicanos, no del gobierno en el poder, el poder es solo un momento y una época, por eso tenemos que dignificar ese momento, con conducta honesta, con trabajo, con escucha y con mirada a los ojos. Vayamos en esa brega de eternidad.