/ viernes 5 de abril de 2024

La mera verdad

No hay tal cosa como “mi verdad” o “tu verdad”. Nuestra sociedad atraviesa por un momento histórico en el que el relativismo y el escepticismo parecen tener un gran peso al contar con una tecnología de la comunicación que nos da la palabra a todos.

Y dar la palabra a todos significa que entre todos estamos creando una atmósfera de afirmaciones y opiniones que se publican sosteniéndolas como la verdad, aunque haya contradicciones y se expongan cosas de lo más absurdas.

La idea de verdad a la que me apego en lo personal es aquella que sostiene que la verdad es un vínculo, una correspondencia entre lo expresado y los hechos. Sin correspondencia entre lo que se piensa o se publica y la realidad no puede haber verdad.

Podemos tener opiniones o puntos de vista sobre algún hecho, pero otra cosa es afirmar que un hecho pasó. Si digo que algo pasó y no fue así, pues no hay verdad en mi afirmación simplemente porque no hay correspondencia entre lo que digo y la realidad.

Los seres humanos tenemos creencias, unas bien justificadas o bien fundadas con argumentos sólidos, pero es al final la realidad la que determina la verdad de esas creencias y no la lógica que usamos para defenderlas.

Si pasa en la realidad y damos cuenta de ello, entonces estamos afirmando una verdad; pero si sostenemos que algo es real y no lo es, entonces se impone la falsedad. La verdad no se da por preferencias o gustos personales, sino que es una relación entre hechos y pensamientos.

Un ejemplo: si alguien cree que la Luna es una esfera hueca, le asistirá la verdad no por su gusto respecto a esa idea, sino porque en realidad la Luna sea hueca, aunque ni siquiera se haya comprobado esa correspondencia.

Y si alguien sostiene que la Luna no es una esfera hueca, dirá una verdad siempre y cuando sea un hecho que la no sea hueca, independientemente del entusiasmo con que se haga el enunciado de dicha idea.

En un mundo cada vez más compacto en materia de ideas compartidas, la discusión sobre la verdad de las mismas se hace muy importante. Necesitamos atender la diferencia entre lo verdadero y lo falso.

Seguiré sosteniendo que lo verdadero es lo que la gente afirma y eso que afirma ha ocurrido o está ocurriendo en el mundo real. Si la gente sostiene ideas o creencias que no corresponden con la realidad, entonces caen en la falsedad.

La mera verdad es la relación entre lo que se dice y la realidad. La mera verdad ni siquiera depende de su comprobación, porque esa relación es independiente de toda prueba para verificarla.

La mera verdad es la verdad a secas, sin atuendos de ningún tipo. Lo que dices es verdad sólo si pasa en los hechos.

No hay tal cosa como “mi verdad” o “tu verdad”. Nuestra sociedad atraviesa por un momento histórico en el que el relativismo y el escepticismo parecen tener un gran peso al contar con una tecnología de la comunicación que nos da la palabra a todos.

Y dar la palabra a todos significa que entre todos estamos creando una atmósfera de afirmaciones y opiniones que se publican sosteniéndolas como la verdad, aunque haya contradicciones y se expongan cosas de lo más absurdas.

La idea de verdad a la que me apego en lo personal es aquella que sostiene que la verdad es un vínculo, una correspondencia entre lo expresado y los hechos. Sin correspondencia entre lo que se piensa o se publica y la realidad no puede haber verdad.

Podemos tener opiniones o puntos de vista sobre algún hecho, pero otra cosa es afirmar que un hecho pasó. Si digo que algo pasó y no fue así, pues no hay verdad en mi afirmación simplemente porque no hay correspondencia entre lo que digo y la realidad.

Los seres humanos tenemos creencias, unas bien justificadas o bien fundadas con argumentos sólidos, pero es al final la realidad la que determina la verdad de esas creencias y no la lógica que usamos para defenderlas.

Si pasa en la realidad y damos cuenta de ello, entonces estamos afirmando una verdad; pero si sostenemos que algo es real y no lo es, entonces se impone la falsedad. La verdad no se da por preferencias o gustos personales, sino que es una relación entre hechos y pensamientos.

Un ejemplo: si alguien cree que la Luna es una esfera hueca, le asistirá la verdad no por su gusto respecto a esa idea, sino porque en realidad la Luna sea hueca, aunque ni siquiera se haya comprobado esa correspondencia.

Y si alguien sostiene que la Luna no es una esfera hueca, dirá una verdad siempre y cuando sea un hecho que la no sea hueca, independientemente del entusiasmo con que se haga el enunciado de dicha idea.

En un mundo cada vez más compacto en materia de ideas compartidas, la discusión sobre la verdad de las mismas se hace muy importante. Necesitamos atender la diferencia entre lo verdadero y lo falso.

Seguiré sosteniendo que lo verdadero es lo que la gente afirma y eso que afirma ha ocurrido o está ocurriendo en el mundo real. Si la gente sostiene ideas o creencias que no corresponden con la realidad, entonces caen en la falsedad.

La mera verdad es la relación entre lo que se dice y la realidad. La mera verdad ni siquiera depende de su comprobación, porque esa relación es independiente de toda prueba para verificarla.

La mera verdad es la verdad a secas, sin atuendos de ningún tipo. Lo que dices es verdad sólo si pasa en los hechos.