/ viernes 29 de diciembre de 2023

Vida y proyectos

Ahora que estamos por iniciar un nuevo año, la reflexión sobre los proyectos de vida es pertinente. Todos queremos llegar a ser algo que no somos; el cómo llegar a ser es importante.

Los seres humanos tienen dos opciones de vida: la auténtica y la inauténtica; la primera es fruto de sus elecciones y sus decisiones, mientras que la segunda es una forma de existir sin dar importancia a la libertad o autonomía, sometiéndose a lo que otros manden de una u otra forma.

La existencia inauténtica nos brinda la comodidad de vivir sin asumir responsabilidades, dejándonos llevar por las rutas marcadas por los demás, sin preocuparnos por la elección o la decisión propias, puesto que lo que estamos dispuestos a ser o a hacer está definido por otros.

La existencia inauténtica no está hecha de proyectos, ya que éstos son productos de una libertad y autonomía que no se presenta en quienes viven halados o empujados por los demás, sin tomar sus propias elecciones y decisiones.

En la existencia inauténtica lo importante es vivir como los demás nos han dicho que debemos vivir, con sus modas y costumbres, con sus normas y sus juicios. Quien lleva una vida inauténtica está siempre dependiendo de pensar y el decir de los demás.

Es entonces que quien vive en la inautenticidad está guiado, orientado o gobernado por los demás; es decir, la vida auténtica es una vida heterónoma, no hay autonomía en ella, no hay un proyecto real de quien existe, ya que hace lo que otros dictan, no lo que él decide.

En la vida inauténtica hay un agente que imita u obedece a los demás, sin capacidad para diseñar un porvenir para sí mismo, un trayecto que cumpliría con sus propias ideas y acciones, sin obediencia a nadie más.

Por otro lado, la vida auténtica, que es una existencia autónoma o libre, diseña su ser como tal, dispuesta a construir con sus propias elecciones y sus propios actos todo su ser a lo largo del tiempo. La vida auténtica es construcción desde el agente mismo.

Existir con autenticidad exige libertad y valor para tomar nuestras propias decisiones, asumiendo con responsabilidad las consecuencias que nuestros actos tengan para nosotros mismos y para los demás. Un ser que existe auténticamente es un ser autónomo.

Cuando hablamos de proyecto de vida, podemos afirmar que solo hay proyecto donde hay autenticidad. Porque un ser que existe de manera inauténtica está gobernado por los demás, no puede construir un proyecto.

Se puede decir que el existente inauténtico es un ser utilizado por los demás y que, por lo tanto, no puede construir un proyecto, porque no es autónomo. Puede dicho ser inauténtico llegar a ser parte de proyectos ajenos, pero es imposible que cuente con su propio proyecto.

La vida como proyecto solamente se entiende en seres que sean autónomos. Las personas independientes y responsables son las que diseñan su proyecto de vida, precisamente porque ejercen su libertad.

El proyecto de vida es el diseño del porvenir asumido desde la independencia, desde la libertad de cada quien. Hay proyecto de vida donde hay autonomía y responsabilidad. La vida en libertad es un proyecto, por definición.


Ahora que estamos por iniciar un nuevo año, la reflexión sobre los proyectos de vida es pertinente. Todos queremos llegar a ser algo que no somos; el cómo llegar a ser es importante.

Los seres humanos tienen dos opciones de vida: la auténtica y la inauténtica; la primera es fruto de sus elecciones y sus decisiones, mientras que la segunda es una forma de existir sin dar importancia a la libertad o autonomía, sometiéndose a lo que otros manden de una u otra forma.

La existencia inauténtica nos brinda la comodidad de vivir sin asumir responsabilidades, dejándonos llevar por las rutas marcadas por los demás, sin preocuparnos por la elección o la decisión propias, puesto que lo que estamos dispuestos a ser o a hacer está definido por otros.

La existencia inauténtica no está hecha de proyectos, ya que éstos son productos de una libertad y autonomía que no se presenta en quienes viven halados o empujados por los demás, sin tomar sus propias elecciones y decisiones.

En la existencia inauténtica lo importante es vivir como los demás nos han dicho que debemos vivir, con sus modas y costumbres, con sus normas y sus juicios. Quien lleva una vida inauténtica está siempre dependiendo de pensar y el decir de los demás.

Es entonces que quien vive en la inautenticidad está guiado, orientado o gobernado por los demás; es decir, la vida auténtica es una vida heterónoma, no hay autonomía en ella, no hay un proyecto real de quien existe, ya que hace lo que otros dictan, no lo que él decide.

En la vida inauténtica hay un agente que imita u obedece a los demás, sin capacidad para diseñar un porvenir para sí mismo, un trayecto que cumpliría con sus propias ideas y acciones, sin obediencia a nadie más.

Por otro lado, la vida auténtica, que es una existencia autónoma o libre, diseña su ser como tal, dispuesta a construir con sus propias elecciones y sus propios actos todo su ser a lo largo del tiempo. La vida auténtica es construcción desde el agente mismo.

Existir con autenticidad exige libertad y valor para tomar nuestras propias decisiones, asumiendo con responsabilidad las consecuencias que nuestros actos tengan para nosotros mismos y para los demás. Un ser que existe auténticamente es un ser autónomo.

Cuando hablamos de proyecto de vida, podemos afirmar que solo hay proyecto donde hay autenticidad. Porque un ser que existe de manera inauténtica está gobernado por los demás, no puede construir un proyecto.

Se puede decir que el existente inauténtico es un ser utilizado por los demás y que, por lo tanto, no puede construir un proyecto, porque no es autónomo. Puede dicho ser inauténtico llegar a ser parte de proyectos ajenos, pero es imposible que cuente con su propio proyecto.

La vida como proyecto solamente se entiende en seres que sean autónomos. Las personas independientes y responsables son las que diseñan su proyecto de vida, precisamente porque ejercen su libertad.

El proyecto de vida es el diseño del porvenir asumido desde la independencia, desde la libertad de cada quien. Hay proyecto de vida donde hay autonomía y responsabilidad. La vida en libertad es un proyecto, por definición.