/ viernes 1 de diciembre de 2023

La metacognición; saber cómo saber.

¿Por qué no logramos saber? ¿Qué frena nuestro conocimiento? ¿Qué es lo que hacemos inadecuadamente al buscar conocimiento? ¿Cuál es nuestra debilidad para adquirir capacidades o habilidades? ¿Cuál estrategia usar para adaptarnos al cambio? Son preguntas que requieren de la metacognición.

Ser conscientes de nuestro pensamiento enfocado a conocer es una cualidad que nos distingue como seres destinados a conseguir aprendizaje. Como seres humanos, pensamos y aprendemos reflexionando; pensamiento y aprendizaje quedan en nuestra conciencia.

Para todo individuo dispuesto a aprender, la reflexión sobre su pensamiento y su aprendizaje es de gran valor. De esto están convencidos los expertos en educación de los tiempos recientes, quienes han profundizado en ideas como la de aprender a aprender, que no es otra cosa sino un proceso reflexivo.

La reflexión es un recurso que permite a todo aprendiz encontrarse con los significados de los procesos que realiza para aprender, lo cual quiere decir que la reflexión es aquello que posibilita una comprensión superior de lo aprendido.

El recurso de la reflexión para el aprendizaje con alta comprensión no solo es aplicable en las instituciones educativas, sino que suele implementarse en las organizaciones o corporaciones, ya que la eficiencia en los procesos para alcanzar su misión requiere de aprendizaje constante.

Para las organizaciones que enfrentan el constante reto de adaptarse o adecuarse al entorno en el cual compiten, el aprendizaje es algo tan fundamental como la revisión constante de la forma en que se está aprendiendo, es decir, la metacognición.

La metacognición es un grado de conciencia sobre nuestros procesos de conocimiento, pensamiento, aprendizaje. Es la conciencia de la manera en que estamos procurando el saber necesario para desempeñarnos en nuestro ambiente.

Qué necesitamos saber, cómo hay qué buscarlo y qué hacemos correcta o incorrectamente en el proceso, es lo que prácticamente podemos llamar metacognición: una autoobservación y autoevaluación de lo que hacemos para aprender lo que necesitamos aprender.

Aprender a repetir mecánicamente algo no es sino una programación. Pero aprender bajo el amparo de la metacognición es adquirir un saber sabiendo hasta qué punto se sabe y cuánto más hace falta saber; es decir, el aprendizaje metacognitivo evalúa y mejora lo aprendido.

La metacognición es madurez; quien sabe sabiendo lo que sabe y cómo lo sabe es un ser consciente de su propio aprendizaje, disponiéndose a aprender sobre lo que sabe, aprende a aprender. Y esto es valioso en cualquier organización y cualquier nivel de la misma.

Aunque es posible que los individuos podamos tener alguna perspectiva metacognitiva sobre nuestros saberes de manera inconsciente, es decir, sin reflexión y comprensión de por medio. La metacognición es conciencia; la conciencia es madurez.

La metacognición es conciencia de lo que sabemos, de lo que necesitamos saber y de la manera en que es posible saberlo. La eficacia en el aprendizaje depende de la autocontemplación o reflexión y de la autoevaluación. Hay que saber cómo llegar a saber.

¿Por qué no logramos saber? ¿Qué frena nuestro conocimiento? ¿Qué es lo que hacemos inadecuadamente al buscar conocimiento? ¿Cuál es nuestra debilidad para adquirir capacidades o habilidades? ¿Cuál estrategia usar para adaptarnos al cambio? Son preguntas que requieren de la metacognición.

Ser conscientes de nuestro pensamiento enfocado a conocer es una cualidad que nos distingue como seres destinados a conseguir aprendizaje. Como seres humanos, pensamos y aprendemos reflexionando; pensamiento y aprendizaje quedan en nuestra conciencia.

Para todo individuo dispuesto a aprender, la reflexión sobre su pensamiento y su aprendizaje es de gran valor. De esto están convencidos los expertos en educación de los tiempos recientes, quienes han profundizado en ideas como la de aprender a aprender, que no es otra cosa sino un proceso reflexivo.

La reflexión es un recurso que permite a todo aprendiz encontrarse con los significados de los procesos que realiza para aprender, lo cual quiere decir que la reflexión es aquello que posibilita una comprensión superior de lo aprendido.

El recurso de la reflexión para el aprendizaje con alta comprensión no solo es aplicable en las instituciones educativas, sino que suele implementarse en las organizaciones o corporaciones, ya que la eficiencia en los procesos para alcanzar su misión requiere de aprendizaje constante.

Para las organizaciones que enfrentan el constante reto de adaptarse o adecuarse al entorno en el cual compiten, el aprendizaje es algo tan fundamental como la revisión constante de la forma en que se está aprendiendo, es decir, la metacognición.

La metacognición es un grado de conciencia sobre nuestros procesos de conocimiento, pensamiento, aprendizaje. Es la conciencia de la manera en que estamos procurando el saber necesario para desempeñarnos en nuestro ambiente.

Qué necesitamos saber, cómo hay qué buscarlo y qué hacemos correcta o incorrectamente en el proceso, es lo que prácticamente podemos llamar metacognición: una autoobservación y autoevaluación de lo que hacemos para aprender lo que necesitamos aprender.

Aprender a repetir mecánicamente algo no es sino una programación. Pero aprender bajo el amparo de la metacognición es adquirir un saber sabiendo hasta qué punto se sabe y cuánto más hace falta saber; es decir, el aprendizaje metacognitivo evalúa y mejora lo aprendido.

La metacognición es madurez; quien sabe sabiendo lo que sabe y cómo lo sabe es un ser consciente de su propio aprendizaje, disponiéndose a aprender sobre lo que sabe, aprende a aprender. Y esto es valioso en cualquier organización y cualquier nivel de la misma.

Aunque es posible que los individuos podamos tener alguna perspectiva metacognitiva sobre nuestros saberes de manera inconsciente, es decir, sin reflexión y comprensión de por medio. La metacognición es conciencia; la conciencia es madurez.

La metacognición es conciencia de lo que sabemos, de lo que necesitamos saber y de la manera en que es posible saberlo. La eficacia en el aprendizaje depende de la autocontemplación o reflexión y de la autoevaluación. Hay que saber cómo llegar a saber.