/ martes 6 de agosto de 2019

La política de la doble moral

Lamentables los hechos del pasado sábado en la ciudad de El Paso, donde la violencia se asume como resultado de las políticas xenofóbicas del gobierno de Trump. Más de 20 personas fallecidas y alrededor de 40 heridos de bala fue el resultado del atentado de un tipo oriundo de Dallas que penetró en un conocido centro comercial disparando con una arma larga, que no es el primer caso; hace pocos días en Dayton, Ohio, se dio un problema similar con más de ocho personas muertas. El más reciente ataque, el pasado domingo en la madrugada en Chicago, también dejó sus rastros de sangre.


¿Pues no que la seguridad en el vecino país es prioritaria? ¿No somos criticados por el alto índice de ejecuciones en acciones del crimen organizado que padecemos los mexicanos? ¿No se generan “alertas” en el vecino país para no visitar estados como Guerrero, Veracruz y hasta Chihuahua?


Estos hechos suceden en ciudades catalogadas como las más seguras y sobre todo para dañar a los catalogados como “extranjeros”. La xenofobia florece con las declaraciones del presidente Trump y las “libertades” que gozan los norteamericanos les hacen creer que gozan con el permiso para llevar acciones catalogadas como terrorismo contra los extranjeros, sobre todo sobre los inmigrantes latinos e hispanos.

Qué desgracia para muchas familias que logrando el sueño americano permanecen con la expectativa de ser deportados a sus países de origen, como si no haber nacido en los Estados Unidos fuera un delito. Recordemos que buena parte del territorio estadounidense fue arrebatado con artimañas políticas y acciones de bajeza política a nuestro país y los verdaderos dueños de mucho de ese territorio fueron despojados y remitidos a áreas reservadas mientras los inmigrantes se posesionaban de las tierras despojadas a sus verdaderos dueños y ahora se asumen como los de la “razón absoluta”.

La doble moral estadounidense que “en Dios confía” queda en evidencia cuando su principal negocio es el arte de la guerra. La fabricación y venta de armas que acaban con tantas vidas, el consumo de la droga que se produce en países del Centro y Sudamérica, el sometimiento a los pueblos y la beligerancia económica contra los mismos, la persecución de migrantes y la inhumana política migratoria sólo nos dan algunos ejemplos de lo que gobiernos como el de Donald Trump han impuesto y pretenden fortalecer.


Correo: vicmedina@hotmail.com

Lamentables los hechos del pasado sábado en la ciudad de El Paso, donde la violencia se asume como resultado de las políticas xenofóbicas del gobierno de Trump. Más de 20 personas fallecidas y alrededor de 40 heridos de bala fue el resultado del atentado de un tipo oriundo de Dallas que penetró en un conocido centro comercial disparando con una arma larga, que no es el primer caso; hace pocos días en Dayton, Ohio, se dio un problema similar con más de ocho personas muertas. El más reciente ataque, el pasado domingo en la madrugada en Chicago, también dejó sus rastros de sangre.


¿Pues no que la seguridad en el vecino país es prioritaria? ¿No somos criticados por el alto índice de ejecuciones en acciones del crimen organizado que padecemos los mexicanos? ¿No se generan “alertas” en el vecino país para no visitar estados como Guerrero, Veracruz y hasta Chihuahua?


Estos hechos suceden en ciudades catalogadas como las más seguras y sobre todo para dañar a los catalogados como “extranjeros”. La xenofobia florece con las declaraciones del presidente Trump y las “libertades” que gozan los norteamericanos les hacen creer que gozan con el permiso para llevar acciones catalogadas como terrorismo contra los extranjeros, sobre todo sobre los inmigrantes latinos e hispanos.

Qué desgracia para muchas familias que logrando el sueño americano permanecen con la expectativa de ser deportados a sus países de origen, como si no haber nacido en los Estados Unidos fuera un delito. Recordemos que buena parte del territorio estadounidense fue arrebatado con artimañas políticas y acciones de bajeza política a nuestro país y los verdaderos dueños de mucho de ese territorio fueron despojados y remitidos a áreas reservadas mientras los inmigrantes se posesionaban de las tierras despojadas a sus verdaderos dueños y ahora se asumen como los de la “razón absoluta”.

La doble moral estadounidense que “en Dios confía” queda en evidencia cuando su principal negocio es el arte de la guerra. La fabricación y venta de armas que acaban con tantas vidas, el consumo de la droga que se produce en países del Centro y Sudamérica, el sometimiento a los pueblos y la beligerancia económica contra los mismos, la persecución de migrantes y la inhumana política migratoria sólo nos dan algunos ejemplos de lo que gobiernos como el de Donald Trump han impuesto y pretenden fortalecer.


Correo: vicmedina@hotmail.com