/ jueves 14 de enero de 2021

La violenta toma del Capitolio estadounidense

El símbolo tradicional de la democracia de los Estados Unidos de América (EU) y sede del congreso federal fue invadido por una turba de cientos de seguidores de Donald Trump para intentar impedir la certificación de Joe Biden como presidente electo.

La toma del Capitolio estadounidense es un hecho singular y único en la historia de la democracia norteamericana. El precedente más cercano fue la invasión inglesa en 1814, cuando intentaron recuperar su antigua colonia.

En esta ocasión no fueron extranjeros, sino nacionalistas supremacistas radicales que son fieles y fanáticos seguidores de Trump, los que irrumpieron violentamente en la sede del Poder Legislativo, incitados por éste para protestar por lo que continúa pregonando como un fraude electoral.

A pesar de que las demandas presentadas en algunos estados fueron rechazadas el aún presidente de los EU no acepta que Biden le ganó al obtener 304 electores y 81 millones de votos (récord histórico), mientras que él sólo obtuvo 234 electores y poco más de 74 millones de votos.

La obstinada actitud de Trump y sus arengas a defender como sea su supuesta victoria le han ocasionado que le cancelen por tiempo indefinido su cuenta en Twitter y en Facebook e Instagram lo suspendieran hasta fines de este mes.

No se recuerda a algún presidente estadounidense en funciones que no haya aceptado su derrota electoral y menos reclame un fraude sin fundamentos. El cuestionado mandatario pasa así a convertirse en un singular personaje que además advirtió que no asistirá a la toma de posesión de Joe Biden, quien irónicamente comentó que por primera vez estaban de acuerdo en algo.

Los legisladores demócratas y algunos republicanos, indignados por el allanamiento de su sede, exigieron al vicepresidente Mike Pence que aplicara la enmienda 25 para que la mayoría del gabinete presidencial decidiera la destitución del presidente en funciones.

Debido al poco tiempo que queda para la toma de Biden (es el 20 de este mes), esta petición no tendrá éxito y menos la aceptará Pence, el que si bien cumplió con su deber de presidir la ratificación del demócrata como presidente electo no expondrá a su jefe al escarnio público.

En caso de no aplicarse la referida enmienda el presidente demócrata de la Cámara de Representantes propone que se le aplique a Trump un juicio político, el cual no tiene posibilidades de realizarse, pues el Senado continúa con mayoría republicana.

El intento de Nancy Pelosi no es nuevo, pues ya los demócratas al ser mayoría como representantes presentaron la iniciativa al Senado, el cual exoneró al controvertido empresario.

En el nuevo periodo gubernamental los demócratas serán también mayoría en el Senado por lo que es probable que continúen intentando eliminar a Trump del escenario político y sobre todo como posible candidato presidencial para el 2024.

Joe Biden se enfrentará así al dilema de proceder en contra de su antecesor para evitar su negativa influencia o ignorarlo en aras de lograr la conciliación nacional.

La democracia norteamericana por lo pronto fue exhibida mundialmente como un sistema en crisis, al que inclusive algunos llamaron “república bananera”. Por ello continúa siendo necesario que como cualquier sistema político realice una reforma a fondo de sus procedimientos electorales, así como de las excesivas atribuciones presidenciales.

La toma del Capitolio, además de ser un hecho vergonzoso en la historia norteamericana, es una seria advertencia de lo que puede suceder si se continúa alentando las posiciones radicales y no se atienden los reclamos ciudadanos pues siempre habrá algunos que aprovecharán el descontento popular para atentar en contra de la estabilidad institucional de la primera potencia mundial.

El símbolo tradicional de la democracia de los Estados Unidos de América (EU) y sede del congreso federal fue invadido por una turba de cientos de seguidores de Donald Trump para intentar impedir la certificación de Joe Biden como presidente electo.

La toma del Capitolio estadounidense es un hecho singular y único en la historia de la democracia norteamericana. El precedente más cercano fue la invasión inglesa en 1814, cuando intentaron recuperar su antigua colonia.

En esta ocasión no fueron extranjeros, sino nacionalistas supremacistas radicales que son fieles y fanáticos seguidores de Trump, los que irrumpieron violentamente en la sede del Poder Legislativo, incitados por éste para protestar por lo que continúa pregonando como un fraude electoral.

A pesar de que las demandas presentadas en algunos estados fueron rechazadas el aún presidente de los EU no acepta que Biden le ganó al obtener 304 electores y 81 millones de votos (récord histórico), mientras que él sólo obtuvo 234 electores y poco más de 74 millones de votos.

La obstinada actitud de Trump y sus arengas a defender como sea su supuesta victoria le han ocasionado que le cancelen por tiempo indefinido su cuenta en Twitter y en Facebook e Instagram lo suspendieran hasta fines de este mes.

No se recuerda a algún presidente estadounidense en funciones que no haya aceptado su derrota electoral y menos reclame un fraude sin fundamentos. El cuestionado mandatario pasa así a convertirse en un singular personaje que además advirtió que no asistirá a la toma de posesión de Joe Biden, quien irónicamente comentó que por primera vez estaban de acuerdo en algo.

Los legisladores demócratas y algunos republicanos, indignados por el allanamiento de su sede, exigieron al vicepresidente Mike Pence que aplicara la enmienda 25 para que la mayoría del gabinete presidencial decidiera la destitución del presidente en funciones.

Debido al poco tiempo que queda para la toma de Biden (es el 20 de este mes), esta petición no tendrá éxito y menos la aceptará Pence, el que si bien cumplió con su deber de presidir la ratificación del demócrata como presidente electo no expondrá a su jefe al escarnio público.

En caso de no aplicarse la referida enmienda el presidente demócrata de la Cámara de Representantes propone que se le aplique a Trump un juicio político, el cual no tiene posibilidades de realizarse, pues el Senado continúa con mayoría republicana.

El intento de Nancy Pelosi no es nuevo, pues ya los demócratas al ser mayoría como representantes presentaron la iniciativa al Senado, el cual exoneró al controvertido empresario.

En el nuevo periodo gubernamental los demócratas serán también mayoría en el Senado por lo que es probable que continúen intentando eliminar a Trump del escenario político y sobre todo como posible candidato presidencial para el 2024.

Joe Biden se enfrentará así al dilema de proceder en contra de su antecesor para evitar su negativa influencia o ignorarlo en aras de lograr la conciliación nacional.

La democracia norteamericana por lo pronto fue exhibida mundialmente como un sistema en crisis, al que inclusive algunos llamaron “república bananera”. Por ello continúa siendo necesario que como cualquier sistema político realice una reforma a fondo de sus procedimientos electorales, así como de las excesivas atribuciones presidenciales.

La toma del Capitolio, además de ser un hecho vergonzoso en la historia norteamericana, es una seria advertencia de lo que puede suceder si se continúa alentando las posiciones radicales y no se atienden los reclamos ciudadanos pues siempre habrá algunos que aprovecharán el descontento popular para atentar en contra de la estabilidad institucional de la primera potencia mundial.