/ martes 3 de diciembre de 2019

México, un año después


“Autoridad se define como aquello que ayuda a crecer bien”: Fernando Savater


Crecer bien, debe quedar claro, es lo contrario a la tiranía, porque el interés del tirano es mantener en una infancia perpetua a aquellos a los que quiere someter. La autoridad (del latín auctor), significa lo que hace crecer, lo que ayuda a crecer. En estos términos, la sociedad vive en la libertad su autoridad. La paz y el desarrollo traen consigo el progreso y la constante transformación. Lo objetivo de la transformación humana se ha dado en virtud del trabajo, no las frases sobadas de carácter subjetivo de uno o varios individuos. El hombre que se autonomiza y que es menos independiente de sus preceptores alcanza la libertad y, por ende, conoce y comprende la autoridad.

No extiendo el preámbulo, porque es necesario reflexionar en un año de desempeño de un régimen autoritario, en el que el soliloquio del dirigente impone caprichos, revanchas, inquina y maledicencia. Los mexicanos aspiramos la paz, la armonía social y el respeto al derecho ajeno. Se mostrarán unos ejemplos, y todos están alejados de la legalidad, de la ética y de la autoridad: Nuestro régimen socioeconómico es un frágil capitalismo dependiente, no obstante, el botín, perdón, el presupuesto, se distribuye de manera arbitraria e inmoral, provocando un centralismo, que niega nuestro carácter federal, representativo y democrático. Los recortes a las entidades federativas se hacen de manera selectiva y sectaria, con base en la población a la que el dictador quiere someter y mantener su bolsa de votos para los futuros eventos electorales. En segundo término, la actitud demagógica para con los “pobres”, nació sin pies ni cabeza, y por la enorme población mexicana (130 millones de habitantes), la distribución de los recursos que se iban a entregar a los ancianos, a los estudiantes, a los discapacitados y mujeres en abandono, ha sido un desorden de origen burocrático, que no ha beneficiado a nadie.

La inseguridad y el crimen organizado crecieron exponencialmente, provocando miedo y parálisis en el comercio, industria y no se diga la actividad del campo. Un año perdido en el crecimiento y apuntalado por el autoritarismo. Nuestro deseo, que el Gobierno rectifique el sendero.


“Autoridad se define como aquello que ayuda a crecer bien”: Fernando Savater


Crecer bien, debe quedar claro, es lo contrario a la tiranía, porque el interés del tirano es mantener en una infancia perpetua a aquellos a los que quiere someter. La autoridad (del latín auctor), significa lo que hace crecer, lo que ayuda a crecer. En estos términos, la sociedad vive en la libertad su autoridad. La paz y el desarrollo traen consigo el progreso y la constante transformación. Lo objetivo de la transformación humana se ha dado en virtud del trabajo, no las frases sobadas de carácter subjetivo de uno o varios individuos. El hombre que se autonomiza y que es menos independiente de sus preceptores alcanza la libertad y, por ende, conoce y comprende la autoridad.

No extiendo el preámbulo, porque es necesario reflexionar en un año de desempeño de un régimen autoritario, en el que el soliloquio del dirigente impone caprichos, revanchas, inquina y maledicencia. Los mexicanos aspiramos la paz, la armonía social y el respeto al derecho ajeno. Se mostrarán unos ejemplos, y todos están alejados de la legalidad, de la ética y de la autoridad: Nuestro régimen socioeconómico es un frágil capitalismo dependiente, no obstante, el botín, perdón, el presupuesto, se distribuye de manera arbitraria e inmoral, provocando un centralismo, que niega nuestro carácter federal, representativo y democrático. Los recortes a las entidades federativas se hacen de manera selectiva y sectaria, con base en la población a la que el dictador quiere someter y mantener su bolsa de votos para los futuros eventos electorales. En segundo término, la actitud demagógica para con los “pobres”, nació sin pies ni cabeza, y por la enorme población mexicana (130 millones de habitantes), la distribución de los recursos que se iban a entregar a los ancianos, a los estudiantes, a los discapacitados y mujeres en abandono, ha sido un desorden de origen burocrático, que no ha beneficiado a nadie.

La inseguridad y el crimen organizado crecieron exponencialmente, provocando miedo y parálisis en el comercio, industria y no se diga la actividad del campo. Un año perdido en el crecimiento y apuntalado por el autoritarismo. Nuestro deseo, que el Gobierno rectifique el sendero.