/ jueves 4 de agosto de 2022

Perfil humano: La amenaza de una recesión económica mundial

Por: Eduardo Fernández Armendáriz

El bajo crecimiento de las dos principales economías del mundo, Estados Unidos y China, ha motivado que especialistas en la materia alerten del peligro de una recesión económica global.

El relativo crecimiento económico que se había dado después de la caída del PIB debido a la pandemia parece que está disminuyendo al grado de que podría convertirse en negativo para el año entrante.

China informó que de abril a junio de este año su economía sólo creció un 0.4 por ciento, debido en buena parte al confinamiento en decenas de grandes ciudades para evitar el contagio de Covid-19 y a los problemas en las cadenas de suministros internacionales.

Estados Unidos a su vez tuvo un bajo crecimiento menor al uno por ciento en los dos últimos trimestres que causó la polémica de si estaba ya o no en recesión técnica. Por lo pronto se pronostica que sólo crecerá el uno por ciento en el 2023.

A la vez los bancos centrales están aumentando sus tasas de interés para intentar contener la creciente inflación que en algunos países como España ya llegó a los dos dígitos. Se está dando de esta forma un fenómeno de decrecimiento económico con inflación que en el siglo pasado fue denominado como estanflación.

La invasión rusa a Ucrania ha afectado además la economía con el aumento de los energéticos y de los alimentos, sobre todo la de los países que dependen del gas y petróleo ruso, así como de los granos ucranianos.

Alemania, la locomotora de Europa, está en riesgo de no recibir gas de Rusia debido a su intervención en las sanciones que la Unión Europea le ha impuesto a este país por su agresión bélica a Ucrania.

Al igual que otros países europeos Alemania tendrá que disminuir sus actividades económicas para enfrentar la carencia del gas ruso, por lo que tendrá un menor crecimiento económico.

Además las potencias y el resto de las naciones se enfrentan al riesgo de las oleadas de la pandemia, lo que limita aún más sus economías y propicia la recesión, convirtiéndose así en un obstáculo más para regresar a un crecimiento sostenido de las mismas.

La globalización debido a estos hechos está en riesgo no sólo de estancarse sino de retroceder ya que sobre todo por los enfrentamientos geopolíticos entre Estados Unidos, Rusia y China se podrían constituir nuevos bloques entre los países que afectarían las actuales relaciones comerciales internacionales.

Una recesión sería sumamente dañina para México, pues en este sexenio ha tenido un magro crecimiento de su PIB, además de un incremento de los problemas causados por la sequía, la inseguridad pública, las fallidas políticas gubernamentales y desde luego la pandemia.

Aunque con su habitual optimismo López Obrador negó que nuestro país entraría en recesión las cifras demuestran lo contrario, como la balanza comercial negativa que se tuvo en el primer semestre de este año sobre todo debido a un déficit en la comercialización petrolera.

México no es una isla aislada y depende de sus importaciones y exportaciones, por lo que su situación se complica con los conflictos que se dan por no cumplir con los acuerdos del T-MEC con sus socios Canadá y Estados Unidos.

El déficit comercial durante el gobierno de Salinas ocasionó la crisis económica en 1994, además de los sucesos políticos de ese crucial año. Una de las soluciones fue la autonomía del Banco de México, el cual desde entonces ha evitado devaluaciones como las que se dieron en el siglo pasado.

Sin embargo, de acuerdo a expertos en la materia los bancos centrales no cuentan con los mecanismos necesarios como para lograr reactivar un crecimiento económico con una alta inflación. Por ello continúa latente la amenaza de una recesión y si se sigue combinando con la inflación entonces tendríamos que enfrentarnos de nueva cuenta a una gravosa estanflación.