/ viernes 29 de diciembre de 2023

Prudencia, crucial para los desafíos del 2024

Al cierre de este 2023 tenemos un panorama muy complejo, y la única forma de abordarlo es con prudencia; creo que esa es la palabra que resume la forma de cómo debemos enfrentar los desafíos del 2024.

Hoy tenemos variables económicas, políticas y sociales, que nos preocupan como Iniciativa Privada, sin embargo, sabemos que nuestra economía tuvo un ligero impulso al cierre del año, lo cual generará cierta inercia con alguna estabilidad, al menos en los primeros meses del año.

Si hablamos de preocupaciones para el siguiente año: desde el punto de vista económico, una de las decisiones que más nos genera incertidumbre es la composición del Paquete Económico federal para afrontar el 2024, porque, como bien sabemos, generará un gasto muy importante de 9 billones de pesos, de los cuales dos se generarán a través de la contratación de deuda.

Lo más lamentable, es que esta gran suma de endeudamiento, histórica, que no se destinará para infraestructura, sino que se irá al gasto corriente e inversión social, lo cual queda entrecomillado ante un año electoral que genera suspicacias del verdadero uso de los recursos públicos.

Lo menciono así porque, obviamente, esto da pie a pensar que habrá “inversión” desde el punto de vista electoral, a fin de obtener rendimiento favorable durante las elecciones, situación muy cuestionable desde la óptica de lo ético.

Pero eso no es lo más grave, esta situación pone en entredicho la perspectiva económica del país, pero no exclusivamente del año 2024, sino de los próximos 10 o 15 años.

Por otra parte, en algo ha destacado el gobierno federal por sus grandes fallas en temas relacionados con el sector empresarial, es la falta de políticas públicas que favorezcan la productividad de las empresas. Pareciera que este gobierno piensa que cuando se habla de empresas, se refiere a los grandes conglomerados industriales de nuestro país, cuando el 98% son micro y pequeñas compañías que no tienen la capacidad financiera para dar soporte a todas sus necesidades.

Sin embargo, desde la IP, partimos del reconocimiento de la necesidad de mejorar la vida de los colaboradores, pero mejorando la productividad de forma paralela, pues en nuestro país los colaboradores, comparados con los de otros países miembros de la OCDE, destinan más horas en lo laboral, sin embargo, desde el punto de vista de la productividad, México es el menos productivo.

Este es un tema que se volvió una amenaza latente, pues, a pesar de que la Reforma Laboral está en la “congeladora”, no estamos exentos de que vuelva a resurgir en los primeros meses del año.

En general, tenemos un “cóctel” de problemas muy complicado, y con muchas aristas, de los cuales, uno de los grandes pasivos que dejará la actual administración federal, es precisamente el tema de salud, tema eminentemente social, de gran sensibilidad, con más de 50 millones de mexicanos fuera del Sistema de Salud, con calidad raquítica en el servicio y falta de medicinas. No se diga del tema de Educación, en el que la calidad de enseñanza está por los suelos.

En contraparte, un indicador que pudiéramos rescatar es el incremento de los salarios a los colaboradores, que esto, entre paréntesis, es a cargo del sector privado, no el gobierno. Desde 2016 la COPARMEX ha promovido una nueva cultura salarial con el objetivo de que el Salario Mínimo alcance la línea del bienestar familiar para 2026. En 2018 convocó a los candidatos a la Presidencia de la República a firmar un compromiso en ese mismo sentido, y las decisiones en esta materia han correspondido a ese compromiso de la COPARMEX desde 2016.

Inseguridad en carreteras, salud, el entorno político polarizado, el sub óptimo aprovechamiento del nearshoring, y demás temas que impactan a la empresa, pueden llevar a un saldo negativo para la productividad y, para las familias mexicanas, por ello reitero, la prudencia es el camino para transitar en el 2024.

Presidente de Coparmex Chihuahua

chava.carrejo@bluewolf.com.mx


Al cierre de este 2023 tenemos un panorama muy complejo, y la única forma de abordarlo es con prudencia; creo que esa es la palabra que resume la forma de cómo debemos enfrentar los desafíos del 2024.

Hoy tenemos variables económicas, políticas y sociales, que nos preocupan como Iniciativa Privada, sin embargo, sabemos que nuestra economía tuvo un ligero impulso al cierre del año, lo cual generará cierta inercia con alguna estabilidad, al menos en los primeros meses del año.

Si hablamos de preocupaciones para el siguiente año: desde el punto de vista económico, una de las decisiones que más nos genera incertidumbre es la composición del Paquete Económico federal para afrontar el 2024, porque, como bien sabemos, generará un gasto muy importante de 9 billones de pesos, de los cuales dos se generarán a través de la contratación de deuda.

Lo más lamentable, es que esta gran suma de endeudamiento, histórica, que no se destinará para infraestructura, sino que se irá al gasto corriente e inversión social, lo cual queda entrecomillado ante un año electoral que genera suspicacias del verdadero uso de los recursos públicos.

Lo menciono así porque, obviamente, esto da pie a pensar que habrá “inversión” desde el punto de vista electoral, a fin de obtener rendimiento favorable durante las elecciones, situación muy cuestionable desde la óptica de lo ético.

Pero eso no es lo más grave, esta situación pone en entredicho la perspectiva económica del país, pero no exclusivamente del año 2024, sino de los próximos 10 o 15 años.

Por otra parte, en algo ha destacado el gobierno federal por sus grandes fallas en temas relacionados con el sector empresarial, es la falta de políticas públicas que favorezcan la productividad de las empresas. Pareciera que este gobierno piensa que cuando se habla de empresas, se refiere a los grandes conglomerados industriales de nuestro país, cuando el 98% son micro y pequeñas compañías que no tienen la capacidad financiera para dar soporte a todas sus necesidades.

Sin embargo, desde la IP, partimos del reconocimiento de la necesidad de mejorar la vida de los colaboradores, pero mejorando la productividad de forma paralela, pues en nuestro país los colaboradores, comparados con los de otros países miembros de la OCDE, destinan más horas en lo laboral, sin embargo, desde el punto de vista de la productividad, México es el menos productivo.

Este es un tema que se volvió una amenaza latente, pues, a pesar de que la Reforma Laboral está en la “congeladora”, no estamos exentos de que vuelva a resurgir en los primeros meses del año.

En general, tenemos un “cóctel” de problemas muy complicado, y con muchas aristas, de los cuales, uno de los grandes pasivos que dejará la actual administración federal, es precisamente el tema de salud, tema eminentemente social, de gran sensibilidad, con más de 50 millones de mexicanos fuera del Sistema de Salud, con calidad raquítica en el servicio y falta de medicinas. No se diga del tema de Educación, en el que la calidad de enseñanza está por los suelos.

En contraparte, un indicador que pudiéramos rescatar es el incremento de los salarios a los colaboradores, que esto, entre paréntesis, es a cargo del sector privado, no el gobierno. Desde 2016 la COPARMEX ha promovido una nueva cultura salarial con el objetivo de que el Salario Mínimo alcance la línea del bienestar familiar para 2026. En 2018 convocó a los candidatos a la Presidencia de la República a firmar un compromiso en ese mismo sentido, y las decisiones en esta materia han correspondido a ese compromiso de la COPARMEX desde 2016.

Inseguridad en carreteras, salud, el entorno político polarizado, el sub óptimo aprovechamiento del nearshoring, y demás temas que impactan a la empresa, pueden llevar a un saldo negativo para la productividad y, para las familias mexicanas, por ello reitero, la prudencia es el camino para transitar en el 2024.

Presidente de Coparmex Chihuahua

chava.carrejo@bluewolf.com.mx