/ sábado 16 de marzo de 2024

Ramón Reyes G.: Inminente la demolición del Hotel Hilton (1968-1971) (sexta parte)

Por: Óscar A. Viramontes Olivas

oviramon@uach.mx

Seguimos en esta sexta parte, hablando sobre la evolución que tuvo la ciudad de Chihuahua en la época del alcalde Ramón Reyes García. Las obras de urbanización, se desarrollaban a grandes pasos, necesarias y de gran beneficio para la ciudadanía en general y dentro de los proyectos de urbanización, estaba demoler al Hotel Palacio Hilton de la mancha urbana; se hablaba de inversiones millonarias para pavimentación, ampliación de calles y la sorpresa que nadie quería escuchar, la demolición del Hilton, que, para la población, fue recibir una puñalada en la espalda. Mientras “eran peras o manzanas” los que rentaban un lugar en el antiguo edificio del Palacio Hilton, como la Sucursal del Banco Longoria, se tendrían que cambiar a un nuevo local para que, a más tardar el día primero de septiembre de 1969, todos los negocios ahí ubicados, deberían empezar a sacar sus “chivas” y también, se iniciaría la parte de las indemnizaciones al personal que laboraba en el Hotel, pues ya no habría otro Hilton y por tanto, estas sería el otro tema a tratar.

Así mismo, la Federación de Trabajadores del Estado y la Sección 32 de la Sociedad de Trabajadores de la Industria Hotelera y Gastronómica, estarían en pláticas con el departamento de Trabajo que de un total de 52 trabajadores del Hotel Palacio, cuya demolición era inminente, serían liquidados conforme a la ley; así mismo, se habían presentado algunas demandas para que, se les pagaran a los miembros de la Sociedad Gastronómica, incluidos al personal del hotel, por el retiro voluntario que habían solicitado tiempo atrás, ante las autoridades competentes, además, se presentaban datos sobre salarios que deberían haber percibido los trabajadores que desocuparían, empleados sindicalizados y otras categorías, así que la empresa que administraba el Hilton, mantenía una buena relación con la Sección 32 del STIHG, por lo que confiarían en llagar a un arreglo satisfactorio.

Foto: Fundación APCUCh

En otra escala de ideas, el licenciado Humberto Llores Salas, quien era en ese tiempo el representante ante la Junta de Conciliación de los trabajadores del Hilton, declaraba a Crónicas Urbanas, que los derechos de los trabajadores, estaban ampliamente garantizados tanto de la Industria Hotelera y Gastronómica, Sección 32, con el embargo precautorio que había solicitado el tribunal citado, así mismo, comentaba que los muebles y enseres con valor de más de trescientos mil pesos, representarían la garantía citada para que, los trabajadores que habían solicitado a tiempo el retiro voluntario de sus actividades. Los tiempos se iban posponiendo por tantos asuntos legales que se estaban cocinando a partir de la intención de tirar el enorme edificio de siete pisos, y ya, no sería septiembre el mes que se programaría para derribar el Hilton, sino octubre de 1969, y sería en el curso de la primera quincena. Mientras tanto, el Hotel y las oficinas que funcionaban con toda normalidad, estaban con la incertidumbre de lo que vendría más adelante, pero en algunos rincones del edificio, se estaba trabajando en el desmantelamiento de anuncias que habían sido colocados en la parte superior, y definitivamente, no se detenían también las arduas negociaciones con miras de fijar las indemnizaciones a los trabajadores.

La urbanización de la ciudad de Chihuahua estaba en completa marcha, y todos los recursos materiales, humanos y administrativos, se habían enfocado a desarrollar y urbanizar la Capital, era una tarea titánica, pero no imposible. Sin duda, las transformaciones que se dieron en la administración municipal de Ramón Reyes García y la de Gobierno del estado que encabezaba Oscar Flores Sánchez, serían muy relevantes para el Centro Histórico de la ciudad de Chihuahua, y esa urbanización, contemplaría la ampliación de calles, derribo de viviendas, pavimentación, colocación de drenaje, canalización de arroyos, entre muchas obras más, y en todo ello, el Hilton sería una de las construcciones emblemáticas que sería derribado con el fin de asegurar la prolongación de la avenida Independencia, antes “Del Comercio” que en ese tiempo, ya estaba experimentando un incremento de tráfico. Este edificio, por eso lo menciono como emblemático, ya lucía sus tres pisos en 1890, una época en donde se apreciaba una diferencia social muy marcada entre ricos y pobres; el Hilton, como lo menciona Agustín H. Barrios: “Era un elegante y hermoso edificio, con una arquitectura clásica, construido en cantera blanca labrada con carrizón; llamaba la atención de propios y extraños, sobre todo, porque junto con los Arcos del Ayuntamiento y la Catedral Metropolitana, ofrecían total armonía a la vista.

Así se observaba la avenida Independencia que estaba estrangulada por el Hilton en 1969 / Foto: Fundación APCUCh

Conocido primero como Hotel Palacio, propiedad de Luis Terrazas, quien adquirió el terreno a finales del siglo XIX, el edificio fue erigido al verse la necesidad de alojamiento para los visitantes distinguidos, que por entonces eran hospedados en las Casas Consistoriales, hoy Presidencia Municipal, o en cuartos de alquiler en viviendas de la Villa de San Felipe”. Así mismo, el profesor Rubén Beltrán, cronista de la ciudad de Chihuahua, comentaba: “En esa misma época a finales del siglo XIX y principios del XX, surgieron varios hoteles en Chihuahua, como: el American House, los hoteles Chihuahua, Estados Unidos, el Central y San Juan; el Hotel Maceyra, el Robinson Mc Claid en la calle Libertad y el Zuloaga en la Victoria; los hoteles París, Francia y el francés, de la calle Libertad. Con una decoración elegante y sencilla, el hotel había surgido como Hotel-Palacio y como palacio, fue considerado durante su existencia, hasta que en 1937, todo el hotel sufrió un incendio y los dueños decidieron reedificar el inmueble, ahora con un estilo sobrio de seis pisos de construcción, y uno más para la terraza y un salón de fiestas.

En 1940, los dueños, los hermanos Laguette, contactaron a Conrad Hilton, empresario estadounidense dueño de la cadena de hoteles Hilton, para integrar el edificio al emporio, siendo entonces el primer hotel internacional de la cadena y denominado "Hotel Palacio Hilton"…Inició entonces la mejor época del hotel, que llegó a tener entre sus huéspedes a personajes como Gustavo Díaz Ordaz, José Alfredo Jiménez, Roberto Cantoral, Lupita Palomera, Isela Vega, Martha Duval e Imelda Miller, así como el desaparecido Beto Díaz para amenizar los bailes de fin de año. El esplendor del hotel fue a pique durante los años y para 1968 ya se sabía que sería demolido, lo que se hizo realidad dos años después”. Sin duda, el avance de la necesidad de poseer un automóvil en una ciudad que iba a pasos agigantados, en su crecimiento, requería de amplias calles y avenidas, necesarias para darle acceso a un parque vehicular que amenazaba, así continuaba el mismo profesor Beltrán: “Llegó el afán de ampliar calles, y así, desde mediados del siglo pasado, los urbanistas empíricos empezaron a “quebrarse la cabeza” para resolver dónde se tenía que abrir y qué se tenía que demoler, para lograr una mejor circulación. A mediados de la década de los sesenta, llegó el gobierno de Óscar Flores y la presidencia municipal de Ramón Reyes, y entre los dos, se dieron a la tarea de abrir calles y tumbar edificios; todavía se pueden escuchar los comentarios de muchos chihuahuenses, argumentando que entre los mayores méritos de estos dos gobernantes, uno, fue la modernización urbana, y por regla general, se pone el ejemplo de la demolición del hotel Palacio Hilton, que permitió la ampliación de la calle Independencia, y argumentando en forma de pregunta: ¿te imaginas qué sería la calle Independencia en la actualidad con ese edificio atravesado?, o también: ¿cómo sería la circulación en la calle Aldama, si se hubiera dejado como estaba trazada desde la época colonial?

Así por el estilo son los argumentos chihuahuenses, y nosotros pensamos que, si estos razonamientos y medidas se hubiera aplicado en todo el país, ¿Qué hubiera sido de Guanajuato, de Zacatecas, de Querétaro, de Durango...ciudades que conservaron su pasado colonial - porfiriano y que actualmente provocan admiración entre los visitantes nacionales y extranjeros?”…Esta Crónica continuará.

Ramón Reyes G.: Inminente la demolición del Hotel Hilton (1968-1971), forman parte de los archivos perdidos de las Crónicas Urbanas de Chihuahua. Si desea adquirir todos los libros de Archivos Perdidos de las Crónicas Urbanas, los puede encontrar en Librería Kosmos, Neri Santos y Ángel Trías o mandé un WhatsApp al 614 148 85 03 y con gusto le daremos la información.


Por: Óscar A. Viramontes Olivas

oviramon@uach.mx

Seguimos en esta sexta parte, hablando sobre la evolución que tuvo la ciudad de Chihuahua en la época del alcalde Ramón Reyes García. Las obras de urbanización, se desarrollaban a grandes pasos, necesarias y de gran beneficio para la ciudadanía en general y dentro de los proyectos de urbanización, estaba demoler al Hotel Palacio Hilton de la mancha urbana; se hablaba de inversiones millonarias para pavimentación, ampliación de calles y la sorpresa que nadie quería escuchar, la demolición del Hilton, que, para la población, fue recibir una puñalada en la espalda. Mientras “eran peras o manzanas” los que rentaban un lugar en el antiguo edificio del Palacio Hilton, como la Sucursal del Banco Longoria, se tendrían que cambiar a un nuevo local para que, a más tardar el día primero de septiembre de 1969, todos los negocios ahí ubicados, deberían empezar a sacar sus “chivas” y también, se iniciaría la parte de las indemnizaciones al personal que laboraba en el Hotel, pues ya no habría otro Hilton y por tanto, estas sería el otro tema a tratar.

Así mismo, la Federación de Trabajadores del Estado y la Sección 32 de la Sociedad de Trabajadores de la Industria Hotelera y Gastronómica, estarían en pláticas con el departamento de Trabajo que de un total de 52 trabajadores del Hotel Palacio, cuya demolición era inminente, serían liquidados conforme a la ley; así mismo, se habían presentado algunas demandas para que, se les pagaran a los miembros de la Sociedad Gastronómica, incluidos al personal del hotel, por el retiro voluntario que habían solicitado tiempo atrás, ante las autoridades competentes, además, se presentaban datos sobre salarios que deberían haber percibido los trabajadores que desocuparían, empleados sindicalizados y otras categorías, así que la empresa que administraba el Hilton, mantenía una buena relación con la Sección 32 del STIHG, por lo que confiarían en llagar a un arreglo satisfactorio.

Foto: Fundación APCUCh

En otra escala de ideas, el licenciado Humberto Llores Salas, quien era en ese tiempo el representante ante la Junta de Conciliación de los trabajadores del Hilton, declaraba a Crónicas Urbanas, que los derechos de los trabajadores, estaban ampliamente garantizados tanto de la Industria Hotelera y Gastronómica, Sección 32, con el embargo precautorio que había solicitado el tribunal citado, así mismo, comentaba que los muebles y enseres con valor de más de trescientos mil pesos, representarían la garantía citada para que, los trabajadores que habían solicitado a tiempo el retiro voluntario de sus actividades. Los tiempos se iban posponiendo por tantos asuntos legales que se estaban cocinando a partir de la intención de tirar el enorme edificio de siete pisos, y ya, no sería septiembre el mes que se programaría para derribar el Hilton, sino octubre de 1969, y sería en el curso de la primera quincena. Mientras tanto, el Hotel y las oficinas que funcionaban con toda normalidad, estaban con la incertidumbre de lo que vendría más adelante, pero en algunos rincones del edificio, se estaba trabajando en el desmantelamiento de anuncias que habían sido colocados en la parte superior, y definitivamente, no se detenían también las arduas negociaciones con miras de fijar las indemnizaciones a los trabajadores.

La urbanización de la ciudad de Chihuahua estaba en completa marcha, y todos los recursos materiales, humanos y administrativos, se habían enfocado a desarrollar y urbanizar la Capital, era una tarea titánica, pero no imposible. Sin duda, las transformaciones que se dieron en la administración municipal de Ramón Reyes García y la de Gobierno del estado que encabezaba Oscar Flores Sánchez, serían muy relevantes para el Centro Histórico de la ciudad de Chihuahua, y esa urbanización, contemplaría la ampliación de calles, derribo de viviendas, pavimentación, colocación de drenaje, canalización de arroyos, entre muchas obras más, y en todo ello, el Hilton sería una de las construcciones emblemáticas que sería derribado con el fin de asegurar la prolongación de la avenida Independencia, antes “Del Comercio” que en ese tiempo, ya estaba experimentando un incremento de tráfico. Este edificio, por eso lo menciono como emblemático, ya lucía sus tres pisos en 1890, una época en donde se apreciaba una diferencia social muy marcada entre ricos y pobres; el Hilton, como lo menciona Agustín H. Barrios: “Era un elegante y hermoso edificio, con una arquitectura clásica, construido en cantera blanca labrada con carrizón; llamaba la atención de propios y extraños, sobre todo, porque junto con los Arcos del Ayuntamiento y la Catedral Metropolitana, ofrecían total armonía a la vista.

Así se observaba la avenida Independencia que estaba estrangulada por el Hilton en 1969 / Foto: Fundación APCUCh

Conocido primero como Hotel Palacio, propiedad de Luis Terrazas, quien adquirió el terreno a finales del siglo XIX, el edificio fue erigido al verse la necesidad de alojamiento para los visitantes distinguidos, que por entonces eran hospedados en las Casas Consistoriales, hoy Presidencia Municipal, o en cuartos de alquiler en viviendas de la Villa de San Felipe”. Así mismo, el profesor Rubén Beltrán, cronista de la ciudad de Chihuahua, comentaba: “En esa misma época a finales del siglo XIX y principios del XX, surgieron varios hoteles en Chihuahua, como: el American House, los hoteles Chihuahua, Estados Unidos, el Central y San Juan; el Hotel Maceyra, el Robinson Mc Claid en la calle Libertad y el Zuloaga en la Victoria; los hoteles París, Francia y el francés, de la calle Libertad. Con una decoración elegante y sencilla, el hotel había surgido como Hotel-Palacio y como palacio, fue considerado durante su existencia, hasta que en 1937, todo el hotel sufrió un incendio y los dueños decidieron reedificar el inmueble, ahora con un estilo sobrio de seis pisos de construcción, y uno más para la terraza y un salón de fiestas.

En 1940, los dueños, los hermanos Laguette, contactaron a Conrad Hilton, empresario estadounidense dueño de la cadena de hoteles Hilton, para integrar el edificio al emporio, siendo entonces el primer hotel internacional de la cadena y denominado "Hotel Palacio Hilton"…Inició entonces la mejor época del hotel, que llegó a tener entre sus huéspedes a personajes como Gustavo Díaz Ordaz, José Alfredo Jiménez, Roberto Cantoral, Lupita Palomera, Isela Vega, Martha Duval e Imelda Miller, así como el desaparecido Beto Díaz para amenizar los bailes de fin de año. El esplendor del hotel fue a pique durante los años y para 1968 ya se sabía que sería demolido, lo que se hizo realidad dos años después”. Sin duda, el avance de la necesidad de poseer un automóvil en una ciudad que iba a pasos agigantados, en su crecimiento, requería de amplias calles y avenidas, necesarias para darle acceso a un parque vehicular que amenazaba, así continuaba el mismo profesor Beltrán: “Llegó el afán de ampliar calles, y así, desde mediados del siglo pasado, los urbanistas empíricos empezaron a “quebrarse la cabeza” para resolver dónde se tenía que abrir y qué se tenía que demoler, para lograr una mejor circulación. A mediados de la década de los sesenta, llegó el gobierno de Óscar Flores y la presidencia municipal de Ramón Reyes, y entre los dos, se dieron a la tarea de abrir calles y tumbar edificios; todavía se pueden escuchar los comentarios de muchos chihuahuenses, argumentando que entre los mayores méritos de estos dos gobernantes, uno, fue la modernización urbana, y por regla general, se pone el ejemplo de la demolición del hotel Palacio Hilton, que permitió la ampliación de la calle Independencia, y argumentando en forma de pregunta: ¿te imaginas qué sería la calle Independencia en la actualidad con ese edificio atravesado?, o también: ¿cómo sería la circulación en la calle Aldama, si se hubiera dejado como estaba trazada desde la época colonial?

Así por el estilo son los argumentos chihuahuenses, y nosotros pensamos que, si estos razonamientos y medidas se hubiera aplicado en todo el país, ¿Qué hubiera sido de Guanajuato, de Zacatecas, de Querétaro, de Durango...ciudades que conservaron su pasado colonial - porfiriano y que actualmente provocan admiración entre los visitantes nacionales y extranjeros?”…Esta Crónica continuará.

Ramón Reyes G.: Inminente la demolición del Hotel Hilton (1968-1971), forman parte de los archivos perdidos de las Crónicas Urbanas de Chihuahua. Si desea adquirir todos los libros de Archivos Perdidos de las Crónicas Urbanas, los puede encontrar en Librería Kosmos, Neri Santos y Ángel Trías o mandé un WhatsApp al 614 148 85 03 y con gusto le daremos la información.


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