/ martes 16 de abril de 2019

Solipsismo del dictador

“…la palabra se utiliza para enmascarar, en parte o todo, lo que no se quiere decir”. Goethe

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Tenemos el don de la palabra para poder ocultar mejor nuestros pensamientos, ¿estamos seguros de que uno puede hablar sin mentir? Eso es una cosa, empero contraer nupcias con nuestras mentiras y a fuerza de repetirlas en compañía de nuestros corifeos, trastocar las verdades e imponernos a nuestros receptores con posverdades. Eso está haciendo en las mañanas el dictador, empero ¡que nadie se atreva a cuestionar sus dichos porque comete pecado mortal! Escuche, calle y agache la cabeza, esa es la consigna. “Sólo yo sé, sólo yo existo”. Los cófrades del “sumo pontífice” aplauden a rabiar, se pliegan a demostraciones corales y a gritos de admiración.

La libre expresión de las ideas no deberá ser motivo de ninguna inquisición, sin embargo tal juicio es inaceptable y motivo de violación de un derecho humano elemental por la pandilla del “caudillo”, que sin ambages lo exhibe a diario.

La letanía diaria del dictador consiste en atacar a los presidentes anteriores de corruptos, de inútiles de falsos y de no realizar obras, actos y de promover los compadrazgos. De todos los males existentes en el mundo en lo general y en nuestra nación en lo particular. Recordemos las épocas del cine y que no teníamos para comprar el boleto, avanzábamos en fila y decíamos: “El de atrás paga”. Así está el dictador, todo lo malo está con los de atrás, de mi persona en adelante, todo estará bien. La mentira es la herramienta ideal para imponer un criterio basado en juicios falsos. Son de admirarse los oyentes que rectifican y aclaran los dichos del dictador. Nuestro respeto a quienes enfrentan el solipsismo del dictador. Representan la voz y la conciencia del pueblo que el dictador no quiere escuchar. Su soberbia lo lleva a enfrentar los juicios y razonamientos que no están alineados con sus mentiras. Utiliza nubes de humo para ocultar su inactividad, su ineptitud y la dolorosa realidad de México, la exponencial criminalidad y la violencia que hoy lacera a la sociedad mexicana. Como ciudadanos, rechazamos la soberbia prepotente del dictador que sigue dividiendo al país. Las próximas elecciones lo pondrán en su lugar, aunque siga regalando dinero.



“…la palabra se utiliza para enmascarar, en parte o todo, lo que no se quiere decir”. Goethe

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Tenemos el don de la palabra para poder ocultar mejor nuestros pensamientos, ¿estamos seguros de que uno puede hablar sin mentir? Eso es una cosa, empero contraer nupcias con nuestras mentiras y a fuerza de repetirlas en compañía de nuestros corifeos, trastocar las verdades e imponernos a nuestros receptores con posverdades. Eso está haciendo en las mañanas el dictador, empero ¡que nadie se atreva a cuestionar sus dichos porque comete pecado mortal! Escuche, calle y agache la cabeza, esa es la consigna. “Sólo yo sé, sólo yo existo”. Los cófrades del “sumo pontífice” aplauden a rabiar, se pliegan a demostraciones corales y a gritos de admiración.

La libre expresión de las ideas no deberá ser motivo de ninguna inquisición, sin embargo tal juicio es inaceptable y motivo de violación de un derecho humano elemental por la pandilla del “caudillo”, que sin ambages lo exhibe a diario.

La letanía diaria del dictador consiste en atacar a los presidentes anteriores de corruptos, de inútiles de falsos y de no realizar obras, actos y de promover los compadrazgos. De todos los males existentes en el mundo en lo general y en nuestra nación en lo particular. Recordemos las épocas del cine y que no teníamos para comprar el boleto, avanzábamos en fila y decíamos: “El de atrás paga”. Así está el dictador, todo lo malo está con los de atrás, de mi persona en adelante, todo estará bien. La mentira es la herramienta ideal para imponer un criterio basado en juicios falsos. Son de admirarse los oyentes que rectifican y aclaran los dichos del dictador. Nuestro respeto a quienes enfrentan el solipsismo del dictador. Representan la voz y la conciencia del pueblo que el dictador no quiere escuchar. Su soberbia lo lleva a enfrentar los juicios y razonamientos que no están alineados con sus mentiras. Utiliza nubes de humo para ocultar su inactividad, su ineptitud y la dolorosa realidad de México, la exponencial criminalidad y la violencia que hoy lacera a la sociedad mexicana. Como ciudadanos, rechazamos la soberbia prepotente del dictador que sigue dividiendo al país. Las próximas elecciones lo pondrán en su lugar, aunque siga regalando dinero.