/ miércoles 18 de mayo de 2022

“SOS-C” Salvemos a las Organizaciones de la Sociedad Civil

En el estado de Chihuahua existían aproximadamente 1,200 OSCs; para el 2018 sólo quedaron 796 activas; al día de hoy se estima que sólo 311 están operando, menos del 50% de las que existían cuando inició este sexenio.

No podríamos imaginar como sería nuestro país sin el importante trabajo social que hacen las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSCs). Estas organizaciones generalmente surgen de una persona o un grupo de ciudadanos que no encuentran una atención social adecuada a una necesidad específica, o por la ausencia que tienen los gobiernos para cumplir con su obligación de otorgar a las personas salud, alimentación, educación, cultura y recreación, desarrollo, vivienda y medioambiente.

Desde que nacen, su mayor reto es sobrevivir económicamente para poder impactar con su causa; en la mayoría de los casos sobreviven con aportaciones personales y de su círculo cercano, de ahí el gran reto de constituirse formalmente, estructurarse y lo más complicado, cumplir fiscalmente. Las OSC reciben sus ingresos de empresas privadas, particulares, fondos gubernamentales (únicamente el 14%), fundaciones, cuotas de recuperación, proyectos y venta de servicios, así como eventos de procuración y financiamientos con tal de lograr su objetivo.


Hoy más que nunca la política populista que vive nuestro país evita a toda costa que la sociedad civil participe, y lejos de buscar un impacto social, están enfocados en tener un impacto electoral; esto nos ha llevado a que por los rigurosos requisitos fiscales pierdan la condición de “donataria autorizada” y, por lo tanto, no puedan recibir recursos privados, gubernamentales, o de otras fundaciones, locales e internacionales, hasta llevarlas a desaparecer, dejando a una gran cantidad de personas y familias sin el apoyo que tanto necesitan.


En el último estudio realizado por Fortalessa en 2019 se corroboró que la aportación de las OSCs al desarrollo humano y social del estado de Chihuahua ascendió a $14,162 MDP (catorce mil ciento sesenta y dos millones de pesos). Si lo comparamos con el presupuesto total de los municipios de Chihuahua y Ciudad Juárez, que asciende a los $11,529 MDP anuales, vemos que el impacto de las OSCs es significativamente importante.


Por cada peso invertido en la operación de las OSC, se generan 4.8 pesos en servicios, demostrando que realmente son eficientes en su operación y que el rendimiento de esta inversión supera al que pudieran tener muchas empresas, o el mismo gobierno. Son multiplicadoras de recursos, y sumamente creativas en todas las actividades que realizan para cumplir con su razón de ser.


¿Cómo podemos participar las empresas? Buscando aquellas que sean afines a nuestra causa social: educación, cultura, salud, servicios sociales, niñez, adicciones, etc.; identificar dónde podemos impactar más, ayudándolas a profesionalizarse, aportando recursos u otorgándoles tiempo de voluntariado corporativo. Como organismos empresariales, debemos incidir en la política pública y exigir a nuestros gobernantes para que no eliminen a este brazo que cubre muchas necesidades de las personas y deficiencias de los gobiernos.


Hoy también hacemos un llamado a los organismos fondeadores que administran el recurso aportado voluntariamente por los empresarios, para revisar, actualizar y agilizar sus políticas y procesos para no permitir que sigan muriendo más OSC por la falta de recursos oportunos.


Ing. Francisco Santini Ramos

Presidente del Centro de Responsabilidad Social para el Desarrollo Sostenible.


En el estado de Chihuahua existían aproximadamente 1,200 OSCs; para el 2018 sólo quedaron 796 activas; al día de hoy se estima que sólo 311 están operando, menos del 50% de las que existían cuando inició este sexenio.

No podríamos imaginar como sería nuestro país sin el importante trabajo social que hacen las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSCs). Estas organizaciones generalmente surgen de una persona o un grupo de ciudadanos que no encuentran una atención social adecuada a una necesidad específica, o por la ausencia que tienen los gobiernos para cumplir con su obligación de otorgar a las personas salud, alimentación, educación, cultura y recreación, desarrollo, vivienda y medioambiente.

Desde que nacen, su mayor reto es sobrevivir económicamente para poder impactar con su causa; en la mayoría de los casos sobreviven con aportaciones personales y de su círculo cercano, de ahí el gran reto de constituirse formalmente, estructurarse y lo más complicado, cumplir fiscalmente. Las OSC reciben sus ingresos de empresas privadas, particulares, fondos gubernamentales (únicamente el 14%), fundaciones, cuotas de recuperación, proyectos y venta de servicios, así como eventos de procuración y financiamientos con tal de lograr su objetivo.


Hoy más que nunca la política populista que vive nuestro país evita a toda costa que la sociedad civil participe, y lejos de buscar un impacto social, están enfocados en tener un impacto electoral; esto nos ha llevado a que por los rigurosos requisitos fiscales pierdan la condición de “donataria autorizada” y, por lo tanto, no puedan recibir recursos privados, gubernamentales, o de otras fundaciones, locales e internacionales, hasta llevarlas a desaparecer, dejando a una gran cantidad de personas y familias sin el apoyo que tanto necesitan.


En el último estudio realizado por Fortalessa en 2019 se corroboró que la aportación de las OSCs al desarrollo humano y social del estado de Chihuahua ascendió a $14,162 MDP (catorce mil ciento sesenta y dos millones de pesos). Si lo comparamos con el presupuesto total de los municipios de Chihuahua y Ciudad Juárez, que asciende a los $11,529 MDP anuales, vemos que el impacto de las OSCs es significativamente importante.


Por cada peso invertido en la operación de las OSC, se generan 4.8 pesos en servicios, demostrando que realmente son eficientes en su operación y que el rendimiento de esta inversión supera al que pudieran tener muchas empresas, o el mismo gobierno. Son multiplicadoras de recursos, y sumamente creativas en todas las actividades que realizan para cumplir con su razón de ser.


¿Cómo podemos participar las empresas? Buscando aquellas que sean afines a nuestra causa social: educación, cultura, salud, servicios sociales, niñez, adicciones, etc.; identificar dónde podemos impactar más, ayudándolas a profesionalizarse, aportando recursos u otorgándoles tiempo de voluntariado corporativo. Como organismos empresariales, debemos incidir en la política pública y exigir a nuestros gobernantes para que no eliminen a este brazo que cubre muchas necesidades de las personas y deficiencias de los gobiernos.


Hoy también hacemos un llamado a los organismos fondeadores que administran el recurso aportado voluntariamente por los empresarios, para revisar, actualizar y agilizar sus políticas y procesos para no permitir que sigan muriendo más OSC por la falta de recursos oportunos.


Ing. Francisco Santini Ramos

Presidente del Centro de Responsabilidad Social para el Desarrollo Sostenible.