/ miércoles 17 de abril de 2024

Capitalismo Social II

Los empresarios que iniciaron el “Capitalismo Social” en la época de 1930-1970 tenían la convicción de que México ya no era el mismo después de la Revolución: entendieron que el capitalismo necesitaba una evolución social, que sus empresas no podían ser exitosas si sus trabajadores vivían en una situación precaria, que los bajos salarios no les permitían vivir dignamente con sus familias, que no podía existir tanta desigualdad social.

Otros empresarios que no tenían esa convicción social, vieron la necesidad de cambiar la forma de llevar sus empresas en un capitalismo voraz por la presión de sus trabajadores, ya que antes de la Constitución de 1917, las prácticas laborales comunes eran de 12 horas los siete días de la semana, la nueva Constitución del 5 de febrero de 1917 recogió varias de las exigencias de los trabajadores, la principal expresada en el artículo 123 donde garantizaba una jornada laboral de ocho horas con un día de descanso obligatorio, de pagar un salario mínimo o digno que cubría las necesidades de alimentación y vivienda, el pago de horas extras, la responsabilidad en accidentes de trabajo, seguridad e higiene, el derecho a huelga y creación de sindicatos.

Unos lo hicieron por convicción, otros lo hicieron por la presión u obligación, y otros lo hicieron por imitar las buenas prácticas de mercado que estaban haciendo los “Empresarios Sociales”.

Las principales características de los Empresarios Sociales fueron muy especiales en su época: tuvieron un sentido de propósito, como lo describió Manuel Gómez Morín, se hicieron responsables de construir un nuevo país. Formaron nuevas empresas, tan sólo los hermanos Eugenio y Roberto Garza Sada fundaron 35 nuevas empresas entre 1930 a 1945; fueron excelentes administradores, se prepararon en las mejores universidades del mundo, como Manchester o el Tecnológico de Massachusetts MIT, y siguieron preparándose durante su carrera; expandieron los negocios, se diversificaron, compraron o fusionaron fábricas, convirtieron talleres en departamentos, y departamentos en fábricas. Impulsaron la innovación, estuvieron pendientes de las nuevas tecnologías, las aplicaron y fomentaron el desarrollo tecnológico local; impactaron a sus comunidades, buscando que sus empresas tuvieran un efecto positivo en su comunidad. Practicaron el alto contacto, convivían con sus colaboradores, existen decenas de fotos de los hermanos Garza Sada conviviendo en eventos con los trabajadores de la cervecería Cuauhtémoc; fueron críticos del capitalismo salvaje, al mismo tiempo que fueron criticados por su compromiso social; hicieron una larga carrera en la empresa y compartieron su pensamiento y filosofía, así como crearon y se unieron en organismos empresariales y organizaciones de la sociedad civil como Coparmex y Canacintra, además de que tuvieron una relevante participación política.

El más grande impacto que tuvieron los Empresarios Sociales en nuestro país fue apostarle a la educación, fomentaron la creación y apoyaron universidades públicas y privadas como la Autónoma de Nuevo León, Universidad de Monterrey, Universidad del Noroeste y, por supuesto, el mayor ejemplo fue el “Tecnológico de Monterrey”, creado en 1943 por Eugenio Garza Sada con el apoyo de más de 500 empresarios y que al día de hoy sigue brindando frutos en la comunidad.

Ser empresarios sociales es posible y debe ser aspiración para todos los que hoy en día llevamos la responsabilidad de crear y mantener una empresa en operación. Hace falta convicción, propósito y acciones conjuntas y coordinadas que nos ayuden a motivar a otros a sumarse a esta filosofía de alto impacto para nuestras comunidades y nuestro país.


*Extractos del libro Capitalismo Social del Centro Garza Sada


Ing. Francisco Santini
Presidente del Centro PERSÉ
f.santini@ripipsa.com

Los empresarios que iniciaron el “Capitalismo Social” en la época de 1930-1970 tenían la convicción de que México ya no era el mismo después de la Revolución: entendieron que el capitalismo necesitaba una evolución social, que sus empresas no podían ser exitosas si sus trabajadores vivían en una situación precaria, que los bajos salarios no les permitían vivir dignamente con sus familias, que no podía existir tanta desigualdad social.

Otros empresarios que no tenían esa convicción social, vieron la necesidad de cambiar la forma de llevar sus empresas en un capitalismo voraz por la presión de sus trabajadores, ya que antes de la Constitución de 1917, las prácticas laborales comunes eran de 12 horas los siete días de la semana, la nueva Constitución del 5 de febrero de 1917 recogió varias de las exigencias de los trabajadores, la principal expresada en el artículo 123 donde garantizaba una jornada laboral de ocho horas con un día de descanso obligatorio, de pagar un salario mínimo o digno que cubría las necesidades de alimentación y vivienda, el pago de horas extras, la responsabilidad en accidentes de trabajo, seguridad e higiene, el derecho a huelga y creación de sindicatos.

Unos lo hicieron por convicción, otros lo hicieron por la presión u obligación, y otros lo hicieron por imitar las buenas prácticas de mercado que estaban haciendo los “Empresarios Sociales”.

Las principales características de los Empresarios Sociales fueron muy especiales en su época: tuvieron un sentido de propósito, como lo describió Manuel Gómez Morín, se hicieron responsables de construir un nuevo país. Formaron nuevas empresas, tan sólo los hermanos Eugenio y Roberto Garza Sada fundaron 35 nuevas empresas entre 1930 a 1945; fueron excelentes administradores, se prepararon en las mejores universidades del mundo, como Manchester o el Tecnológico de Massachusetts MIT, y siguieron preparándose durante su carrera; expandieron los negocios, se diversificaron, compraron o fusionaron fábricas, convirtieron talleres en departamentos, y departamentos en fábricas. Impulsaron la innovación, estuvieron pendientes de las nuevas tecnologías, las aplicaron y fomentaron el desarrollo tecnológico local; impactaron a sus comunidades, buscando que sus empresas tuvieran un efecto positivo en su comunidad. Practicaron el alto contacto, convivían con sus colaboradores, existen decenas de fotos de los hermanos Garza Sada conviviendo en eventos con los trabajadores de la cervecería Cuauhtémoc; fueron críticos del capitalismo salvaje, al mismo tiempo que fueron criticados por su compromiso social; hicieron una larga carrera en la empresa y compartieron su pensamiento y filosofía, así como crearon y se unieron en organismos empresariales y organizaciones de la sociedad civil como Coparmex y Canacintra, además de que tuvieron una relevante participación política.

El más grande impacto que tuvieron los Empresarios Sociales en nuestro país fue apostarle a la educación, fomentaron la creación y apoyaron universidades públicas y privadas como la Autónoma de Nuevo León, Universidad de Monterrey, Universidad del Noroeste y, por supuesto, el mayor ejemplo fue el “Tecnológico de Monterrey”, creado en 1943 por Eugenio Garza Sada con el apoyo de más de 500 empresarios y que al día de hoy sigue brindando frutos en la comunidad.

Ser empresarios sociales es posible y debe ser aspiración para todos los que hoy en día llevamos la responsabilidad de crear y mantener una empresa en operación. Hace falta convicción, propósito y acciones conjuntas y coordinadas que nos ayuden a motivar a otros a sumarse a esta filosofía de alto impacto para nuestras comunidades y nuestro país.


*Extractos del libro Capitalismo Social del Centro Garza Sada


Ing. Francisco Santini
Presidente del Centro PERSÉ
f.santini@ripipsa.com