/ sábado 2 de marzo de 2024

Votar entre balas

Sin freno el asesinato de políticos en México

En riesgo el avance democrático


Nos encontramos ante las elecciones constitucionales más grandes en la historia de México, pero desafortunadamente también de las más violentas que se hayan registrado.

El entorno de la violencia homicida crece ante la cercanía del 2 de junio, sin que el gobierno mexicano haya diseñado una estrategia de protección que de confianza, no solamente a los candidatos, sino a la sociedad en general.

Según la organización Data Cívica, que se encarga de investigar este tipo de hechos, desde el 2018 se sumaron 959 asesinatos de políticos y funcionarios.

De acuerdo con el proyecto “Votar entre balas”, a cargo de dicha asociación, el 2023 fue el año con más homicidios de políticos, con 356: casi uno al día, en promedio, y 22 más que en 2022.

Han iniciado formalmente las campañas presidenciales y ya se ha registrado una decena de asesinatos de aspirantes y funcionarios. Estamos a marzo 3 del 2024. ¿Qué nos espera?

Recientemente El Colegio de México presentó el estudio “urnas y tumbas”, referente a la violencia que hubo en las elecciones de 2021.

Se analizaron 32 casos de asesinatos de aspirantes a puestos de elección popular y se advierte que el fenómeno de la violencia electoral no se frenará en el presente año, al contrario aumentará con severo daño a la democracia al reducir las opciones del electorado y provocar miedo entre candidatos y electores.

Además se resalta que la impunidad anda en el 97 por ciento, de ahí la libertad de operación de grupos delincuenciales.

En los resultados generales, se indica que en 15 entidades hubo al menos un homicidio (el estado más letal fue Veracruz, con nueve casos) y todos los partidos políticos tuvieron víctimas, aunque Morena fue el más afectado, con ocho casos, seguido de Movimiento Ciudadano, con seis.

Otro hallazgo importante, es lo referente a la posición política de las víctimas, pues la mayoría competían como opositores: 25 de 32 aspirantes al gobierno municipal y, de ellos, 17 también eran de partidos contrarios al gobierno estatal. Otros cinco eran del mismo partido al municipio, pero opositores al estatal. Es decir, sólo dos eran del mismo partido que los gobiernos municipal y estatal.

Las investigaciones del Colegio México, coinciden con otros estudios sobre la violencia en nuestro país y se resume en una sola frase: “el poder sigue disputándose a balazos”.

El panorama para las elecciones es “negro” en virtud de que las organizaciones criminales han dañado gravemente la democracia, ya que tienen la capacidad de decidir quiénes tienen derecho a competir y quiénes no.

Los partidos, se señala en el estudio, no sólo no están a la altura del reto, sino que ellos mismos están replicando las técnicas de los malos para resolver la lucha por el poder público.

El grado de descomposición de la democracia mexicana hace que la línea entre las actividades políticas y las criminales llegue a ser difusa con una frecuencia alarmante.

Hay que resaltar que uno de los mayores triunfos de la transición mexicana a la democracia fue su carácter pacífico y la fortaleza de las instituciones electorales ciudadanas. Hoy es constante el peligro

Sin freno el asesinato de políticos en México

En riesgo el avance democrático


Nos encontramos ante las elecciones constitucionales más grandes en la historia de México, pero desafortunadamente también de las más violentas que se hayan registrado.

El entorno de la violencia homicida crece ante la cercanía del 2 de junio, sin que el gobierno mexicano haya diseñado una estrategia de protección que de confianza, no solamente a los candidatos, sino a la sociedad en general.

Según la organización Data Cívica, que se encarga de investigar este tipo de hechos, desde el 2018 se sumaron 959 asesinatos de políticos y funcionarios.

De acuerdo con el proyecto “Votar entre balas”, a cargo de dicha asociación, el 2023 fue el año con más homicidios de políticos, con 356: casi uno al día, en promedio, y 22 más que en 2022.

Han iniciado formalmente las campañas presidenciales y ya se ha registrado una decena de asesinatos de aspirantes y funcionarios. Estamos a marzo 3 del 2024. ¿Qué nos espera?

Recientemente El Colegio de México presentó el estudio “urnas y tumbas”, referente a la violencia que hubo en las elecciones de 2021.

Se analizaron 32 casos de asesinatos de aspirantes a puestos de elección popular y se advierte que el fenómeno de la violencia electoral no se frenará en el presente año, al contrario aumentará con severo daño a la democracia al reducir las opciones del electorado y provocar miedo entre candidatos y electores.

Además se resalta que la impunidad anda en el 97 por ciento, de ahí la libertad de operación de grupos delincuenciales.

En los resultados generales, se indica que en 15 entidades hubo al menos un homicidio (el estado más letal fue Veracruz, con nueve casos) y todos los partidos políticos tuvieron víctimas, aunque Morena fue el más afectado, con ocho casos, seguido de Movimiento Ciudadano, con seis.

Otro hallazgo importante, es lo referente a la posición política de las víctimas, pues la mayoría competían como opositores: 25 de 32 aspirantes al gobierno municipal y, de ellos, 17 también eran de partidos contrarios al gobierno estatal. Otros cinco eran del mismo partido al municipio, pero opositores al estatal. Es decir, sólo dos eran del mismo partido que los gobiernos municipal y estatal.

Las investigaciones del Colegio México, coinciden con otros estudios sobre la violencia en nuestro país y se resume en una sola frase: “el poder sigue disputándose a balazos”.

El panorama para las elecciones es “negro” en virtud de que las organizaciones criminales han dañado gravemente la democracia, ya que tienen la capacidad de decidir quiénes tienen derecho a competir y quiénes no.

Los partidos, se señala en el estudio, no sólo no están a la altura del reto, sino que ellos mismos están replicando las técnicas de los malos para resolver la lucha por el poder público.

El grado de descomposición de la democracia mexicana hace que la línea entre las actividades políticas y las criminales llegue a ser difusa con una frecuencia alarmante.

Hay que resaltar que uno de los mayores triunfos de la transición mexicana a la democracia fue su carácter pacífico y la fortaleza de las instituciones electorales ciudadanas. Hoy es constante el peligro